19.8.11

Aperitivo de las lecturas que habrá...

Ando también desentrañando la historia de la sierra de mi pueblo. Un nombre legendario: la sierra Sospacio. A sus pies, lo que llamaban aquí en la Edad Media el “lago-mar”. Memoria oral en el pueblo: la sierra era nuestra pero hubo que comprársela cuando la desamortización a la Marquesa de Pidal. No fue exactamente así. Hasta donde hoy sé, no hubo desamortización. Verán, la sierra era de los Benavente, y es posible que ya cuando accedieron a ella, allá por el siglo XV, hubiera una servidumbre de uso del ganado por parte de los pueblos aledaños. Quizá un derecho de cuando la presura; de cuando aquí vinieron gentes de Asturias, de Castilla, gentes que trabajan el cobre, otros el hierro

En plena guerra carlista, el Estado cristino permitió que los nobles con señoríos territoriales legalizaran sus posesiones en el Registro de la Propiedad, para así ganárselos para la causa. De esta manera, los Benavente-Osuna pudieron llevar a los libros sus enormes posesiones en estas tierras. Cuando Osuna el Grande, el hombre al que recuerdo porque tiraba las vajillas al Neva, el hombre de los caprichos, la puso de garantía de un préstamo que le hizo el Marqués de Pidal, empezó a firmar su sentencia de muerte. No pudo devolverlo y los Pidal pidieron la ejecución del préstamo, en los años ochenta del XIX. LA sierra sale a subasta y la compran los Pidal, por un 30% del precio de tasación. En los años noventa, concretamente en 1894, los Pidal denuncian a los pueblos ribereños, que aseguran que tienen derecho a pastar allí sus ganados. Probablemente tenían razón. No sé cómo acabó el juicio. Probablemente perdieron los pueblos. Mala es esta justicia, dicen por aquí, si por lo que a unos premia, a otros se los castiga. Después, como en un relato de Borges, sólo encuentro silencio. Hasta que ya aparece la generación de mis bisabuelos. Los dos que eran de aquí, firmando la compra comunal que estos pueblos hicieron en el enero de 1920 a la señora Bernaldo de Quirós y González de Cienfuegos, Marquesa viuda de Pidal. Hubieron de pagar por lo que ya era suyo. Una hermosa metáfora de la llegada de la modernidad a estas tierras. Sigo leyendo, de noche, cuando nadie me ve, cuando nadie me nombra. Cuando nadie me recuerda. A ver si leyendo más soy capaz de sacar alguna cosa más en claro,antes de proceder a dictarlo tumbado en la cama. Le iré contando, claro, desocupado lector. Desocupada lectora


PS: "Demanda al juzgado que presenta D. José Rodríguez, procurador de los tribunales, en nombre de los Excmos. Srs. D. Luis Pidal y Mon, Marqués de Pidal, y D. Alejandro Pidal y Mon […] contra los pueblos de […] Santa Colomba, Avedillo, Cobreros, […], Puente del Mercado, […], San Juan de la Cuesta, […], Cervantes, Paramio […] en solicitud de que declare que ninguno de los espresados (sic) pueblos tienen derecho a que sus ganados pasten en las sierras de Sospacio y Gamoneda, propiedad de mis representados".

1 comentario:

Anónimo dijo...

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