7.1.08

Ya pasaron los reyes

Llegaron los Reyes. Como a Jimena le trajeron un par de entradas para el teatro, fuimos a ver, en el Galileo, "30 grados de frío", una obra basada en las "Cartas desde Rusia", de Juan Valera, y que recrea, en clave de humor, la estancia de Valera en la Corte de los Zares en el invierno de 1856 acompañando al Duque de Osuna, que había ido allí para abrir la legación diplomática. Humor fino e inteligente; la magnificencia de Osuna, un Grande de España cuando ser Grande de España (se refiere a los ministros por el diminutivo) era ser Grande de España. La corte zarista. El frío, espantoso. Las mujeres. El diplomático mundo de las apariencias. La fina ironía de Valera. El magnífico trabajo de adaptación realizado por El Astillero, construyendo sin problemas una obra con tres actores y un decorado escaso. Muy recomendable, no dejen de verla.
Aprovechamos también el fin de semana para ver en video Grizzly Man, un documental en el que el director alemán Werner Herzog (ya saben, el director cuyo deporte favorito durante el rodaje de Fitzcarraldo era disparar a Kinski) recorre la vida y la muerte de Timothy Treadwell, un conocido activista en favor de los osos de Alasca que acabó sus días siendo devorado por uno de ellos. El documental (aquí pueden ver el trailer) es sobrecogedor y está magníficamente realizado, utilizando en gran parte el material grabado por el propio Treadwell durante las trece temporadas que pasó entre los osos. Su progresivo viaje a la locura. Los paisajes. Sus amigos. Su pasado. Las drogas. Su labor de activista. Su novia. Sus padres. Su muerte, terrible. El error de pretender dotar de sentimientos humanos a animales salvajes. También recomendable.
PS: muchos años después (¿frente al pelotón fusilamiento?), vuelvo a trabajar con Xerome. A ver si hay suerte y se nos incorpora también Hornuez .

2 comentarios:

Armando dijo...

Amen a Grizzly Man. De hecho cualquier Herzog es recomendable.
A propósito, ¿qué error? Él fue congruente consigo mismo y se dotó de sentimientos de animal salvaje

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista, el documental tiene un tinte tragi-cómico; más cómico que tragi, la verdad. Véanlo en v.o. para oir la voz del pavo; al margen de las tonterías que dice (I love you, I love you, todo el tiempo, dirigiéndose indistintamente a un abejorro, a las heces de un oso o a un zorro), con una voz aflautada y ridícula, es evidente que tiene algún tipo de problema mental (paranoia, esquizofrenia, a saber) y una megalomanía espasmódica. Y se cree el tío que está protegiendo a los osos...no hay más que verle la cara a los osos, no te digo. Total, que es un freaky que, como dicen muchos de los entrevistados, se tomó como cosa de niños algo no lo era. Y claro, acabó como Favila. Pena que se llevara a la chorba por el camino de su fantasía.
PD. Armando, Fitzcarraldo es infumable.