28.10.17

Hogares calentitos ante la perpetua sorpresa de existir

Un hogar calentito. Construido desde el mar y desde la montaña. Un hogar en el que hacer frente, lo dijo el maestro, a la perpetua sorpresa de existir: "Vivimos aquí, ahora -es decir, que nos encontramos en un lugar del mundo y nos parece que hemos venido a este lugar libérrimamente-. La vida, en efecto, deja un margen de posibilidades dentro del mundo, pero no somos libres para estar o no en este mundo que es el de ahora. Cabe renunciar a la vida, pero si se vive no cabe elegir el mundo en que se vive. Esto da a nuestra existencia un gesto terriblemente dramático. Vivir no es entrar por gusto en un sitio previamente elegido a sabor, como se elige el teatro después de cenar – sino que es encontrarse de pronto, y sin saber cómo, caído, sumergido, proyectado en un mundo incanjeable, en este de ahora. Nuestra vida empieza por ser la perpetua sorpresa de existir, sin nuestra anuencia previa, náufragos, en un orbe impremeditado."

1 comentario:

Anónimo dijo...

El estupor y pasmo que producen la propia existencia y el casi infinito cosmos en el que nos hallamos.
Esa sabiduría que se agosta con tantas prisas, ruidos y saturación de imágenes.