12.12.16

Exterminio

Lo cuenta Gaizka Fernández en sus libros. A la transición llegaron vivas, y nunca mejor dicho, tres culturas políticas en el País Vasco. Las tres que llevaban casi ciento años protagonizando la vida del país: las izquierdas, los nacionalistas y las derechas. La organización terrorista ETA, nacionalista y de izquierdas, puso en su punto de mira, y nunca mejor dicho, a las derechas. Una sistemática campaña de exterminio que empezó con la campaña contra alcaldes y que en pocos años barrió del mapa cualquier manifestición pública de las derechas no nacionalistas. El caso, que cuenta Iñaki Arteta en su última película, de Luis María Uriarte, alcalde de Vedia, que se negaba a utilizar la bicrucífera porque era la bandera de los nacionalistas, no la de todos los vascos. Asesinado por no ser nacionalista. 

Lo mismo que otros muchos alcaldes, tan vascos como sus asesinos, pero liquidados por pensar de otra manera. El alcalde de Oyarzun, Echeverría Albisu, el de Galdácano, Legorburu; el de Olaverría, Vivo Undabarrena; Ulayar Licega, el de Echarri Aranaz...

Claro que había ciudadanos de ascendencia vasca pata negra que pertenecían a la derecha no nacionalista; pero había que ser un héroe para hacerlo público en el País Vasco y en Navarra desde mediados de los setenta.

Claro que fue una campaña de exterminio por motivos ideológicos. Y claro que dio resultados. En Echarri Aranaz, por ejemplo, los tres partidos claramente no nacionalistas (UCD, PSOE y AFN) obtuvieron en las elecciones de 1977 casi un 40% de los votos en el municipio. En las municipales de 1987, por ejemplo, ningún partido no nacionalista pudo presentar candidatura en el pueblo. 

Completado el trabajo, en las municipales de 2015 Batasuna obtuvo el 71% de los votos.

Claro que dio resultados...

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