Tardes
de cine. Hay que conservar los buenos hábitos. Nos acercamos a ver 12 años de esclavitud. McQueen hace un
cine pausado, ya lo vi en Shame, y
creo que esa es la marca del autor. El horror de la esclavitud, la crueldad
de tratar a las personas como a ganado. Otra mirada, diferente en la forma a la
que aplicó Tarantino con Django pero bastante similar en el fondo. Cuando uno
rebusca en el pozo de la historia de los países suele haber más fango que
rosas. Se me hizo larga, pero me gustó. Está bien Fassbender, por
cierto, y magnífico Chiwetel
Ejiofor en el papel de Solomon Northup.
Nos
acercamos a ver también A
propósito de Llewyn Davis, la última
de los Hermanos Coen. Una larga balada sobre un perdedor, un cantante de folk
en el Nueva York de los años sesenta. No está a la altura de ninguna de sus
últimas obras. Buenos diálogos, eso sí, como suele ser marca de la casa. Pero
el problema es que la película no va a ningún sitio. Una trama circular que
acaba dejando frío al espectador. Se puede ver, porque son buenos directores,
pero no pasará a la historia como su mejor película. Y un magnífico John Goodman que
protagoniza quizá las mejores escenas del film. También buena música, pero nada de esto es
suficiente cuando uno ha rodado, por ejemplo, No es país para viejos o Valor de ley. Otra vez
será.
1 comentario:
Estimado Perdíu:
12 años de esclavitud: Sin duda una gran historia, el problema es que el director nos la cyenta sin ritmo. Esa historia debería tenerte en tensión (por lo dura e interesante) desde que empieza la película hasta que termina. Desgraciadamente no es así.
Lo que usted llama pausado yo lo calificaría de tedioso. Esas secuencias largas rompen, absolutamente, el ritmo de la película. Si esa es la firma del director, que no cuente más conmigo.
La secuencia después del enfrentamiento con el carpintero (la definiré así por no destripar la película a los incautos que quieran pagar 10€ por verla)pierde toda casi toda fuerza por ser una más entre otras muchas secuencias laaaaargas y quizá esa sería la única que realmente aportaría, y mucho.
En cualquier caso, para gustos los colores. Yo dejaría esta película para una sobre mesa de manta y sofá, aunque así se corre el riesgo de que sean pocos los que aguanten despiertos hasta el final.
El Coronel
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