11.6.13

Todo lo que queda del hombre...

Me escribe Juan de la Cuesta, impresor de halcón en puño. 

Mientras le saco un artículo para la revista, me habla de un paseo por la Sanabria. De una conversación. Del origen de los zanquillas. De los Cepeiros. Me dice que al patricarca de la familia, al Perdidaco que emborrona estas cuartillas, lo mató muy joven una víbora.

Hace unos ciento veinte años que aquel patriarca murió: Miguel de Barrio. El Perdíu. Y aún discutimos, las tardes de junio, en el serano que montamos en Barandales, si fue una víbora o la ruina lo que lo llevó a la muerte. Y mientras apuramos el Baines pienso en cómo, con el paso de los años, de nuestros padres, de nuestros abuelos, y de nosotros mismos, no habrá más que lo que un día nos aclaró József Kiss cuando nos susurró con su voz talmúdica que "Todo lo que queda del hombre es el nombre"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdiu, hermanu, a veces haces gala del tal apodo. El de la víbora no es del la s... No. Es mi bisabuelo, marido de la Melchora y padre de nueve hijoe que vivían en Cervantes y dejaron el apelllido Barrio como mayoriatario... con el LLamas, que también lo llevamos. Te lías y nos lías... pero te perdono porque a veces consigues emocionarme con ese blog. Cuida los detalles, rapaz, y las fechas ¡Sí?. ¡De nada!

El Perdíu dijo...

Malditos alcoholes hermanu, que me nublan el jucio ;-)