Analiza
Luis Arroyo en su libro el papel que juega la liturgia en la
actividad pública. La necesidad y la lógica de los ritos. Me detengo en un
detalle. Uno (más) en el que no había reparado hasta ahora. La grandeza de la
lectura es que nos pone delante puertas a cada minuto. Puertas que luego podemos
abrir, o no. Asegura el autor que no es casual
que gran parte de los superhéroes (SuperMan, BatMan, El Capitán América) vengan todos del convulso mundo de la Gran Depresión. De
aquellos años de horror que estuvieron a punto de tirar por la borda décadas de
crecimiento y civilización. El cerebro a veces funciona con una simplicidad que
asusta: a grandes males, grandes remedios. El libro se desliza hacia un
territorio más conocido por mí, el de lógica de la incertidumbre. Las crisis
acentúan nuestra necesidad de creer que todos los problemas tienen solución y
que siempre habrá una
lucecita en El Pardo velando por todos nosotros.
Ilusos.
PD: camino de Sevilla
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