30.10.12

En el jardín de las bestias...


Me adentré en el jardín de las bestias. Otra buena recomendación del Círculo. Otro motivo más para no darme de baja. Una historia fascinante, con un título y una portada bastante boba que desmerecen el contenido. Leer es viajar. Ahora, el viaje me lleva al Berlín de 1933, de la mano de la familia del embajador Dodd, recién nombrado por Roosevelt para representar a la república norteamericana en la República presidida aún por Hindemburg. Un Dott con el que viaja su hija Martha, y que no quiere creer que los nazis sean tan malos como la prensa y los judíos dicen. Una Martha fascinada por unos nazis de carne y huego y que, como tantos otros, se niega a creer varias de las historias que circulan sobre ellos.

El viaje complementa, en cierto sentido, el paradero desconocido en el que me adentraron mis amigas de Fronda y junto a los diarios de Missie, permite aterrizar bien en aquella época de tinieblas.

Le iré contando, desocupado lector.


PS: por cierto, una bitácora interesante, la Caricatunya

28.10.12

China como ensoñación...


Ahora resulta que la familia de Jiabao se ha enriquecido gracias a su cargo en  China. El sueño de las dictaduras que, con mano de hierro, ordenan los países. Un sueño estúpido; una dictadura es siempre un gobierno esencialmente corrupto. Luego podrá ser eficaz o no, pero la corrupción va de suyo. El poder se reparte entre unos pocos y no hay prensa libre para denunciar nada de lo que pasa. En China es un secreto a voces. El poder y el dinero de los miembros de las viejas dinastías de comunistas sigue manteniéndose e incrementándose con los años. El poder se reparte entre unos pocos y las luchas por el poder son despiadadas, filtrando a información sobre los enemigos a abatir...

Unos dirigentes enriquecidos en una dictadura. ¿De verdad alguien esperaba otra cosa?

27.10.12

Libros para leer en digital...

Acabado el libro de La batalla de Verdún de Georges Blond. El autor forma parte de aquella Francia que nunca existió: la Francia colaboracionista. Uno de los mitos más interesantes del siglo XX es el de esa Francia inmortal que lucha contra el fascismo. Puro cuento. No hay más leer un poco de Judt por aquí, o de Riding por allá para darse cuenta de lo que complejo que fue todo en aquella época. Los hombres de Brasillach perdieron, y la historia la escriben los que ganan. El libro es interesante, porque intenta aterrizar en una de las batallas más sangrientas de la Gran Guerra, pero creo que es un libro que ganará mucho cuando se pueda leer en soporte digital. Le faltan mapas y gráficas que pongan en imagen lo que el autor, que conoce perfectamente la zona, da por supuesto que el elector sabe. Uno acaba perdiéndose en nombres de pueblos que, si no has estado allí, no terminan de decirte nada.

Una buena historia, pero quizá en un soporte equivocado.

26.10.12

Melancolías...


Ya dije que alguna vez que, al revés que el poeta, adoro “estos burgos fríos del norte en que demora / su partida el invierno”. En días como hoy, con la lluvia golpeando los cristales, y con el cielo gris hasta donde la vista alcanza,  la imaginación me lleva a pasear, de la mano, por la mi tierra, mientras el olor a la tierra mojada me embriaga a cada paso. Me veo entonces saludando a todos aquellos que ya no están, como un Chateaubriand que llegara de nuevo a la Bretaña, o quizá sólo como un Torga que nunca quiso ser Premio Nobel para no traicionar a los suyos. 

Y veo a mi abuelo, con veinte años, volver a casa con diez o doce charrelas al cinto, veo también a Don Blas arremangarse la sotana para llamar a misa en su capilla recién estrenada. Y recuerdo la historia, fatal, de aquel Perdíu que murió tan joven, de aquellos sus hijos cuya vida cambió para siempre y que fueron los primeros, quizá, en sentir en la cara el filo de la cuchilla de la emigración: “mi hermano marcha a Somorrostro, hay minas allí y dan jornal”. Y veo irse también, con un jamón al hombro como único alimento, a aquel Manuel, nacido en Valdespino y casado en San Justo en 1883; lo veo yéndose para Huelva, mientras deja atrás la Villa,  iniciando un viaje del que aún no sabe que  jamás regresará...

Llueve. Y la lluvia me trae el recuerdo de todos los míos mientras el cielo, plomizo, me susurra que soy lo que soy, en parte, gracias a que ellos existieron y a que ellos, también, fueron lo que fueron.

Me calzo las botas. Ajusto el chubasquero. 

Es hora de volver…

25.10.12

Esponjas (una anécdota sin más trascendencia)


Somos esponjas. Y lo somos durante toda nuestra vida, pero sobre todo lo somos en la infancia. Somos una parte nuestra, íntima, quizá genética, y somos también el ambiente que nos rodea…

Si yo no viniera de La Casa del Barrio, si no viniera de los comerciantes del Mercado, no sería lo que soy. Ni sería quien soy. El caso es que íbamos caminando por el Cosmocaixa el otro día. Tener de tío al Perdidaco tiene algunas ventajas y varios inconvenientes. Ir el sábado a un museo puede ser las dos cosas a la vez. Elicia caminaba detrás, hablando con su amiga, Little Burrull. Iban a entrar a una actividad sobre planetas para niños. Le dijo a su amiga  mientras entraban: “un museo es un lugar mágico”. La frase que le susurré al oído  el día que entró al Prado por vez primera.

El ejemplo nos construye.

24.10.12

Aquella rosa de fuego como un decorado...


El teatro. Siempre el teatro. Volver a la Tribueñe. Estuve en otra vida, viendo uno de los mejores espectáculos de flamenco que he visto en mi vida. Yo era joven, me había emancipado hacía poco y creía en las personas, perdonen la tristeza.

Pero los lugares no guardan memoria de nuestras visitas. Así que volví al teatro, a ver un mundo que ya se fue y fui a verlo por los ojos de Raquel Meller. Hay vidas que ya no conocemos porque la historia las olvidó. Me pasó con la de Sorolla. Me pasa con la de Blasco. Y me pasa con la Meller. Una calle por la que anduve cientos de veces en aquella otra vida

Todos ellos, Sorolla, la Meller, fueron triunfadores en un mundo que ellos nos sabían que era el mundo de ayer o el mundo de entreguerras, y por eso quizá fueron luego olvidados por todos. La miseria de una postguerra convierte en un estigma el haber sido un triunfador. Y la vida no se lo perdonó. Algunas de las canciones de la Meller, como aquel día de San Eugenio, yendo hacia el Pardo… forman parte de mi memoria sin que yo supiera bien de dónde venían.

Y al fondo, muy al fondo, canciones en el dulce catalán que puebla mi memoria Vull pansas y figas y nous y olivas /  vull pansas y figas y mel y mató y que al querido Hornuez le hubieran encantado, porque dejan entrever aquella ciudad que fue la Rosa de fuego y en la que los dos hubiéramos sido orgullos piqueteros de los Libres.

Pero hay mucho más en esa obra. Está la voz, poderosa, de Maribel Per, que todo lo llena. Está ese vestuario, que transporta a un mundo que ya no conoceremos jamás y está, sobre todo, esa melancolía de quien como la Meller, tras conocer la fama, murió en el  más mísero de los olvidos… sic transit gloria mundi…

Buen teatro. Ideal para recordar. Y para conocer.



PS: El bardo de Stratford escribió: We are such stuff / As dreams are made on; and our little life / Is rounded with a sleep

23.10.12

Between the devil and the deep blue sea...


Cine en los Renoir. The Deep Blue Sea. Una historia de amor prohibido en la Inglaterra de la postguerra. Cuando en realidad el matrimonio no es más que una convención y solo hay amistad donde debería de haber admiración, amor y pasión. Al fondo, un tercero que no termina de encajar porque vive en una sociedad que no se entiende que una mujer quiera vivir su vida sin tener que pedir perdón por ello. Y la diferencia, fatal, entre las inquietudes de una y las inquietudes de otro. Esa escena de quien se aburre de manera mortal a los cinco minutos en un museo... 
Un papel magnífico el de la Weisz, y muy bueno el de Russell Beale en el papel, esta vez, de Gabriel Conroy. Y buena la música. Pero algo me falla. La película es lenta. Desasosegadamente lenta. Desesperadamente lenta. Y eso le quita emoción y acaba con su nervio.
Se hace larga. Quizá porque era una obra de teatro que alguien quiso convertir en cine…
Y que al espectador se le haya hecho larga es una de las peores cosas que se puede decir de una película.

Prescindible, si le sirve mi consejo


PS: días en la Alcarria…

22.10.12

De nuevo dentro...


En las listas que se publicaron en el BOE para las europeas de 1987 no aparece como candidata.  Sí aparece, como la número veinte, en las elecciones europeas de dos años después, las de 1989. En el año 1987, cuando su página dice que ya fue candidata, la organización terrorista nacionalista de extrema izquierda ETA asesinó a 41 personas. Repita conmigo. 41 personas muertas por no pensar como sus asesinos. Al año siguiente, 1988, mató a veinte personas. Veinte seres humanos. Repita de nuevo conmigo la cifra; un tributo de sangre de casi dos personas al mes.
En 1989, cuando la tal Mintegi iba de candidata, la organización criminal se llevó por delante la vida a 19 personas. En abril, con la precampaña en plena vorágine, a Juan Bautista Castellanos en Bilbao. En julio, tras las elecciones, ametralló a dos personas en Madrid, y luego asesinó de un tiro en la cabeza a un vecino de San Sebastián.
La gentuza que poblaba las listas de Herri Batasuna enmarcaba aquellas muertes, que no condenó nunca, en el sintagma canalla y mafioso de “consecuencia del conflicto”.
Una de aquellos que nunca condenó una muerte, una agresión, un boicot, es la tal Mintegi, otra que estuvo muda todos estos años ante el terror totalitario de una banda que hizo de una mezcla aterradora de carlismo y tercemundismo marxista su ideología política. La tal Mintegi era la candidata ayer de los mismos perros que, con otros collares, aterrorizaron nuestras vidas durante años…
Era la candidata del terror.
La candidata del miedo.
Votarles a ellos era votar por la Alemania de los años treinta.
Los vascos sabían lo que votaban.
También el tercio de ellos que optó por quedarse en casa.
Ahora ya no valen las quejas.
Aunque todos tengamos clara la opinión que de la democracia tiene un 25% de los vascos que fue a votar.
Es lo que hay... 

21.10.12

Descubrimientos, a mi edad...


Leo menos de lo que parece. Quizá yo también sea un bluf. Al revés que el Villanueva de Montaigne, no puedo retirarme a la mi tierra a pasar el resto de mis días leyendo. Hay que trabajar y ganar el pan, con el sudor de la frente. 
Ahora descubro, a mi edad, a Pinker. Interesante reflexión en el cultural de la semana pasada. Una reflexión contra la tentación jeremiaca que nos asalta a todos cuando las cosas van mal. Este mundo es mejor que aquellos. Y se de lo que hablo, por que yo también los conocí a  todos...
No deje de leerla pinchando aquí, desocupado lector.
De nada. 

20.10.12

Exposiciones, menores pero aleccionadoras...


Nos acercamos, mi idolatrada Rosa y yo, a ver la Exposición que sobre Gyenes ha organizado la Nacional. No tengo claro aún que la fotografía sea un arte. No digo ni que sí ni que no. Digo que no lo tengo claro. Soy un español que duda, por eso hay tantos que ponen en duda mi condición de español (ya saben, que El Perdidaco es de los que sueña con que lo recuerden como un español bueno más que como un buen español o, llegado el caso, como un sanabrés bueno más que como un buen senabrés).
La exposición es menor. Algunos retratos son sobresalientes (aquel en el Teatro, sobre un fondo negro…) y otros forman parte de mi  memoria (el de los Reyes, el sello del General Franco…), pero lo que me fascina es la vida del tal Gyenes. Un húngaro (¿expulso?), que acaba en España y que desarrolla su vida en la Gran Vía fotografiando durante medio siglo al todo Madrid de la época. Un húngaro meticuloso, ordenado, que llevaba registro de todo, no sé si pensando en el dinero o en la posteridad. 
En un momento de la Exposición uno se da de bruces con la cajonera en la que guardaba las fichas. El orden es memorable y justifica la visita a la misma. En la primera fila, premios Nobel y científicos, o algo así (cito de memoria), pero la segunda es un mazazo para entender de golpe la España de la dictadura: la categoría agrupa a “políticos y empresarios”.
En realidad sobra la conjunción copulativa.
Eran lo mismo.
Y de aquel capitalismo de gente que no arriesga su dinero sino el del contribuyente venimos todos.
Y así nos va…

19.10.12

El miedo a la caterva...


El precio como regulador. Hablaba de la magnífica conferencia de la profesora Laura Borràs Castanyer en el Caixa Forum el otro día. Una magnífica conferencia a la que accedimos a través de una organización lamentable. Para empezar, programar dos actos el mismo día a la misma hora. ¿tan apretados vamos de agenda que hay compartir tiempos y espacios? Ello obligar a partir el salón de actos en dos, dividiendo por lo tanto el (escaso) sitio disponible. Al llegar, una cola enorme. No te dejan sacar entrada ni para tu mujer, es indignante, lo que tuve que protestar ante el guardia, con mi mujer aparcando fuera… mientras tanto, gente que se va colando, en la mejor tradición española.  El acto es gratis. Y lo gratis no tiene valor. Ya dijo una de las ministras más lamentables del dizque gobierno del dizque Presidente Zapatero que lo que es de todos no es de nadie, y que en fin, todo es bueno para el convento. Hablo con mi mujer y  acordamos los dos que con un simple euro, o dos, el acto hubiera sido mucho más racional y sólo hubiéramos ido las personas interesadas, y no la turba de gritonas (y algún gritón) a la que el acto les importaba una higa pero es que así echo la tarde….

No hay mejor regulador que el precio. En todo, en general.

Me siguen asustando, tantos años después, las muchedumbres. Las personas de una en una, a partir de ahí, no sólo no aportan sino que dan hasta miedo. Y cuando forman una caterva son, directamente,  inaprensibles

18.10.12

Paisaje, entre castaños...


Interesante reflexión de Martín Viso, al hilo del paisaje y de su importancia, en la construcción de la identidad. Aunque el texto se refiere a la Edad Media, creo que vale también para esta mañana,  mientras paseo por un bosque de castaños como este, en el mi pueblo…


"En este punto, conviene detenerse, aunque sea brevemente, en definir nuestro concepto de paisaje. Este se compondría de dos aspectos fundamentales. Por un lado, estaría la noción de territorio, la antropización de un espacio físico, que se ordena para su explotación económica y para su conceptualización como un espacio social y político. El paisaje se compone de áreas con funciones interrelacionadas que se articulan como una red: zonas de producción, zonas residenciales y zonas de alta significación simbólica asociada al dominio social, como son los centros eclesiásticos, los castillos o las necrópolis. Por otro lado, el paisaje es la percepción de ese territorio, la forma mediante la cual los hombres y mujeres que viven en un lugar lo entienden y lo conciben. Por tanto, el paisaje tiene un profundo significado cultural, que se asocia a la construcción simbólica de un escenario en el que se mueve la identidad individual y colectiva. De esta manera, el paisaje se convierte en una fuente de referencia y un contexto dotado de significado social y cultural, pues se trata de es un elemento integral de toda actividad humana, que funciona como un terreno político sobre el cual se lucha entre diversos intereses, por lo que implican orden social y género, al mismo tiempo que permite la negociación entre identidades. Así, el paisaje se asocia a la construcción simbólica de un escenario en el que se mueve la identidad individual y colectiva".

17.10.12

Jugando con los muertos mientras suena, al fondo, The Lass of Aughrim


Este Madrid. Ventajas de una tarde de otoño. 

Una magnífica exposición a cargo de la profesora Borràs Castanyer en el Caixa Forum sobre ese juego de espejos que forman por un lado el relato de Los muertos, de Joyce, ya sabe, desocupado lector, uno de mis fetiches, y la película dublineses, de John Huston. El ponente hace un retrato preciso de la vinculación entre el texto y la película, y qué significó para uno y para otro. Aunque estoy de acuerdo con su interpretación en general, creo que no destaca el peso que la identidad tiene en el relato, como lo tuvo para el propio Joyce, un personaje fascinante, harto del pacato nacionalismo irlandés que dominaba la vida política de su país. Esos reveladores momentos, cuando su compañera de baile lo llama traidor por no veranear en “su país” o por no conocer la lengua de “su país”. Por eso, la nevada que cae al final es mucho más que un desengaño amoroso, claro que lo es. Es la nieve, en forma de identidad premoderna, melancólica y paseísta que empezaba a dominar toda Irlanda. Los grandes desgarros de la modernidad, cuando adoptan la forman de la identidad, empiezan siempre con una nevada fina que lo va cubriendo todo durante años. La autocensura, la mutilación de los recuerdos, el silencio en la oficina… esa nieve que lleva cayendo, por ejemplo, más de treinta años sobre Cataluña. A mayores, y más allá de la identidad, hay algo que une a Michael Furey, el joven muerto, con la Irlanda del pasado, como hay algo que vincula a Gabriel Conroy, el marido al que Greta descubre, después de tantos años, que ya no ama, con Inglaterra y con el cosmopolitismo. Ese peso de la memoria que nos ata a las tierras y a las personas. Y lo sé porque yo he sido, en muchos aspectos, al igual que usted, ambos personajes en diferentes momentos de mi vida: uno es Michael para algunas mujeres, que nos recuerdan mientras miran el horizonte por una ventana, mientras oyen una vieja balada, o mientras juegan con sus hijos y una lágrima escapa furtiva por su mejilla; o es Gabriel, y ve entonces a su mujer mirar melancólica el horizonte por la ventana y la observa también,  a lo lejos, con su cara triste mientras juega con sus hijos...

Al fondo, ese equilibro, siempre dual, siempre inestable, entre los papeles que todos hemos desarrollado alguna vez en la vida, tal y como escribí aquí ya alguna vez, es también el equilibrio inestable entre la necesidad de una raíz y la necesidad de respirar aire libre y de abrirse a un mundo que no termina nunca.

Y es que, como escribió Zizek en algún sitio, detrás de todo conflicto identitario siempre hay un poeta. Mientras suena The Lass of Aughrim, claro.


PD: D. Mario dijo en su discurso de aceptación del Premio Nobel, a propósito de todas estas zarandajas: "La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver  […]

16.10.12

Más series, sin salir de los EEUU


Sigo con las series. Rematé la tercera del Ala oeste. Se va animando. Una serie en la que se lo sigue comiendo todo la majestuosa presencia de Sheen en el papel de Barlet, y en la que va creciendo Leo. Un Barlet, por cierto, que creo que es el presidente que menos trabaja del mundo, qué bárbaro, no pasa más de un minuto leyendo el mismo papel ni sentado en la misma silla. No se la va la moralina de Sorkin, de qué buenos, qué demócratas, que compasivos y que cool somos frente a la barbarie de la derecha, pero es lo que hay. Mi querido Seaborn va desapareciendo y se va haciendo más complejo el papel de Lyman. La serie me sigue pareciendo, a estas alturas, una buena excusa para comprender el funcionamiento del sistema político norteamericano (el papel de la esclerosis del presidente, por ejemplo), un rara avis en sí mismo y que probablemente no es exportable a ningún otro lugar del mundo, porque es un sistema que tiende, se mire por donde se mire, a la inestabilidad

Por cierto que en breve empiezo con la cuarta y también con la primera de Boardwalk Empire: aquel Atlantic City de la época de la prohibición. Quizá sea verdad que Gatsby me persigue.

En cualquier caso, ya le iré contando, desocupado lector... 

15.10.12

No se trata de la prensa, se trata de nosotros mismos...


Es terrible lo que está pasando con la prensa. Si no logra superar este bache y volver indemne de Siracusa, todos lo vamos a pagar caro. Muy caro. Un país se mide, entre otras cosas, por el nivel de sus periódicos. Vale que los de aquí no vuelan demasiado alto, pero peor sería no tener nada. El ERE del Mundo es terrible, como es terrible el ERE del País y los recortes en Vocento. Es terrible, además, la cínica manera de afrontar el problema han tenido muchos de sus dirigentes, llenándose los bolsillos antes que pensar en soluciones innovadoras para la salvación de la compañía.

Es una obligación cívica comprar la prensa. La que uno quiera. Pero el día que no tengamos mediadores, estaremos mucho más indefensos contra el poder. A quién le voy a decir yo esto, en un país de señoritos insatisfechos que te ladran con alegría y orgullo “a no, yo pagar no pago nada por contenidos”.

Quizá algún día nos acabe comiendo la niebla. Y no habrá ya luces que encender.

14.10.12

La música de Tarantino, tantos años después

Volver a ver una película al cabo de años, decía el otro día. En ello sigo. Esta vez le tocó el turno a Pulp fiction. Recuerdo perfectamente cuando la vi. Era un vídeo por aquel entonces. El sofocante junio de 1998, Hornuez se acordará. Una vida iba llegando a su fin. Vidas sin cerrar, la especialidad de la casa
Estábamos allí, en el sofá, aburridos ya de todo. Hubiera sonado Ismael Serrano, pero por aquel entonces aún no lo conocía. La empezamos a ver y nos quedamos dormidos. Le cogí cierta manía, la verdad (a la película, digo). Pero también los fantasmas acaban muriendo. Es una película buena, con ritmo, con ironía y con gracia. Con un guión bien trenzado y suficientemente ágil. Está espléndido  Jackson, que se come a Travolta, creo, y están muy bien la Medeiros y Keitel,  este último en su papel del señor Lobo arreglalotodo que tanto fascina al meu amic Joao. 

Una película que ha envejecido bien y que se sigue viendo con interés. Ideal para estas tardes de entretiempo, donde ni lo nuevo acaba de llegar, ni lo viejo acaba de irse

13.10.12

Mirando, era otoño...


Mirar. Ver. Los ocres. Los tonos de Castilla. Es Castilla, miradla… Sonaba Barricada en el Iphone, esa canción fetiche para un mes hermoso: Acabé quemando mi nariz  / Sólo en octubre me siento así / Y ese viento que pega de frente / No deja a los ojos descansar. Las castañas. Que en la mi tierra se apañan, no se recogen. Pasear por el Barreiro, bajar hasta Llagona. Los versos de Claudio. Dejad de respirar y que os respire la tierra, nos conjuró un día. El sol empieza a irse pronto. Quedan las sombras. Queda el caldeiro, junto al fuego, con la berza encima de los frutos que crepitan. Siempre fue esta una tierra de magia, en el serano, al caer la tarde, o ya en la noche. “Contar historias y viejas baladas” hubiera dicho Yosi...

La paz que da reconocer las derrotas. Todas las derrotas, sin que quede ninguna por asumir. Y hacerlo mientras uno pasea en compañía de viejos amigos. Ese es el primer paso para empezar de nuevo:  la libertad del “[…] corazón cuando late sin tiranía, cuando / resucita y se limpia”.

Son las castañas. Es el otoño. Una estación que sólo se disfruta en la madurez. Ya lo escribió el bardo zamorano: “Estas castañas, de ocre amarillento, / seguras, entreabiertas, dándome libertad / junto al temblor en sombra de su cáscara”.

12.10.12

En días como hoy

"Ni la misma casa ni la misma ciudad, ni los mismos amores ni las mismas costumbres, ni los mismos libros ni los mismos amigos. De aquellos tiempos lo único que conservo es mi nombre"


("Ayer y hoy", del poeta mejicano Josémilio Pacheco)



Precisamente, en días como hoy.

11.10.12

Los hermanos de sangre...


Acabé con los Hermanos de Sangre. Muy superior, desde luego, a The Pacific. La historia de la Easy Company, desde su formación en los EEUU hasta el final de la guerra en Baviera, pasando por el Desembarco, Holanda, Las Ardenas, Bastoñe y el descubrimiento de los aterradores campos nazis de exterminio. Una historia bien narrada, para hacer seguir al espectador desde dentro el horror de la Guerra mundial, y la fatalidad que persigue a los soldados en todas las contiendas. El frío, la nieve, el barro, la niebla. El último año de la guerra no fue un paseo militar para los norteamericanos, y los alemanes vendieron cara su derrota. Muchos jóvenes estadounidenses quedaron para siempre en aquellos fríos bosques europeos, como puede verse también en la magnífica búsqueda del soldado Ryan que Spielberg puso en pie unos años antes. Europa, en especial Francia, no sólo no se lo agradeció sino que, como ya comenté aquí al hilo del magnífico ensayo de Judt, se dedicó a intentar olvidar que sin ellos hubiéramos acabado bajo el yugo nazi o bajo la tiranía soviética.
Una serie para ver y, quizá, para no olvidar

10.10.12

La música de Django, tantos años después...


Volver a ver una película al cabo de varios años. Esta vez en versión original. La historia, ficticia, de Ray Emmett, el segundo mejor guitarrista del mundo después de Django Reinghardt, que Allen nos contó en 1999 en forma de acordes y descuerdos. La vi en el cine y la recordaba. No ha envejecido mal, porque Allen es bueno y sabe dotar de un halo de intemporalidad a algunas de sus historias.  La soledad del poder creador. La maldición de la genialidad. O cómo la calidad de producir arte no está relacionada de manera directa con la calidad humana de quien lo produce, según declara Allen en una entrevista que viene en el cedé (ventajas de consumir sólo contenidos digitales originales). Una buena historia de perdedores, en aquel mundo al que me enganchó para siempre la historia de ese alter ego parcial que seré alguna vez llamado Gatsby. Magnífica, por cierto, Samantha Morton, y muy bueno Penn en su atormentado papel, un Penn, al que, lo que son las cosas, un biógrafo atribuye orígenes sefardíes, siendo un Piñón expulso de la península.

Cine para una tarde de octubre o para asumir, son tantos los ejemplos, que se puede ser un magnífico artista y un gilipollas a la vez.


PS: Pacheco escribió: “Dices que solo valgo cuando empaño / la blancura insondable de una página”.

9.10.12

Juntos, mejor...


Hablaba el otro día el maestro Arcadi Espada en su carta del mundo (placeres de los sábados) acerca de la iniciativa Better Together, en la que diversos escoceses plantan cara al relato nacionalista y se posiciona contra la separación de Escocia. Es una iniciativa bien interesante, porque más allá de la táctica (el pacto electoral) y la amenaza (la supuesta Alta Inspección del Estado), está la voluntad y posición de los ciudadanos. Cuando no eres capaz de generar un relato, el otro te acabará imponiendo el suyo. Y esto es algo que ha pasado con claridad en Cataluña desde los años ochenta. Claro que uno mira lo que pasa aquí y el resultado es desolador. Tanta gente de perfil. Tanta gente que no sabe o no contesta.

Y así nos va a todos. Y así les va, sobre todo, a los catalanes. Pero el drama no son el conjunto de catalanes. Los que creen en BraveHeart me importan una higa, la verdad, con su pa (amb tomàquet) se lo coman. Los que me preocupan son los catalanes de identidad dual, o de identidad sólo española... el Estado no puede dejarlos abandonados a su suerte. No puede. Sería una canallada terrible desde cualquier punto de vista. Haber mantenido la cordura en medio de la locura para al final acabar viendo como el barco se va y te deja abandonado en medio de la isla con los Neandhertales...

8.10.12

Aquella sonrisa


Cerrado el ciclo de la Roberts con La sonrisa de mona lisa, quizá la película con más empaque de todas. De inicio, algunas sorpresas agradables, como encontrarme con el pendenciero McNulty convertido en un seductor profesor de italiano, o con el liviano Roger Sterling transformado en un novio alejado. De fondo muchas películas en una sola, muchos personajes en uno. El papel de la mujer en los años cincuenta en occidente. Un mundo que empezaba a cambiar (En cuanto me gradúe pienso casarme, -¿y después?- ¿Después? Después estaré casada). Aquellos pactos que nuestras abuelas firmaron, y quizá nuestras madres, pero que nosotros no estamos obligados a respetar. Porque las cosas han de construirse desde el respeto y desde la admiración, no desde el silencio o la resignación. Y ni así tiene uno claro que termine funcionando. La necesidad de buscarse a uno mismo en este cuento lleno de ruido y furia contado por un idiota que es la vida. La necesidad de saber quiénes somos para saber lo que queremos. O, al menos, lo que no queremos.
Una buena película, para entender el mundo del que venimos...




PS: me acordaba de aquella carta que un joven Ortega le escribe, ¡en 1905! a la que sería su mujer: 
"Hace falta en ideas marchar al lado del hombre, no estar jamás atrás, ser para él lo que un poeta ingles, Shelley,decia a su amada: "Tú eres mi mejor yo". Quiero que seas fuerte, que seas independiente, que seas tú. Te quiero tanto que deseo, que necesito, que puedas defenderse y no dejarte ganar por las ideas ni las voluntades de nadie, aunque ese alguien sea yo"


7.10.12

Asustado (ventajas de ver poco la tele)


Estaba en casa y no me encontraba muy fino, así que me puse a hojear el periódico y a zapear un poco. Una costumbre que he ido perdiendo con los años. El mando se paró en Cuatro. Un tal programa. Esa estética. Una pueblo andaluz. Esos veinte años sin estudios, sin oficio ni beneficio. Un programa de madres y niñatos, con chonis a la caza. Qué brutal. Tanta batalla que ha dado la sociedad por la igualdad de oportunidades de las mujeres para acabar viendo esto. Qué imagen tan fantástica de este país de fútbol, cocaína y construcción, habitado por catervas de bárbaros y de analfabetos que no son capaces de entender cómo hemos caído tan bajo. A la tropa que sale en estos programas les vamos a contar de qué va la cultura del esfuerzo…
El problema no es que seamos uno de los países europeos con mayor tasa de fracaso escolar… el problema es cómo hemos hecho de eso un motivo de orgullo y lo paseamos por la tele con alegría.

Y me fascina recordar, en fin, que todas estas cadenas emiten sobre la base de una concesión administrativa. ¿En qué momento renunciamos, como sociedad, a crear ciudadanos?

6.10.12

Lecturitas de sábado


Actualizando lecturas. Empecé, cortesía del círculo, el miedo a los bárbaros. Lo primero que voy a leer de Todorov. Lo sé, ya lo sé. No tengo perdón. Buenas referencias por parte de Eduardo. El primer capítulo es fascinante. Muy bien escrito y con reflexiones para madurar en soledad. La dicotomía cultural entre bárbaro y civilizado. Y qué nos convierte en una cosa y qué nos convierte en otra. Esa capacidad de reconocer al otro, aunque no lo entienda, aunque no lo comprenda.  Tengo mediado también el Verdún que me prestó Maic. Y ando a ver si empiezo, tantos años después, con los amigos políticos, de Varela Ortega. Un libro que devoré en la carrera y que he comprado ahora para que pase a formar parte de mi estantería. Sin la Restauración es muy complicado entender nada de lo que vino después. Y si quiero seguir escribiendo, tengo que seguir leyendo


PS: Por cierto, dicen los que saben que artículo o entrada, mejor que post. Pues ya sabe, desocupado lector.

5.10.12

Esto es urgente / porque la eternidad se nos acaba


Sigo de descubrimientos. Ahora con la poesía. En América no todo era Vallejo. Estaba también Pacheco. Ahora me doy cuenta de que en Méjico no todo era Pacheco. Porque en el país azteca estaba también Jaime Sabines. Un Sabines que nos relató una vez: Vamos a guardar este día / entre las horas, para siempre,/ el cuarto a oscuras, / Debussy y la lluvia, / tú a mi lado, descansando de amar.

Es un placer leer poesía. Quizá el único arte que nunca me volveré atrever a practicar. Para qué, cuando los hay tan buenos en los pocos idiomas en los que soy capaz de leerla.

Pero cada descubrimiento, en días de lluvia como hoy, cuando sólo el silencio del Barreiro me acompaña, me lleva a reafirmarme en la idea de que vivir es encarnar una ignorancia que no termina nunca. O quizá termina, sí, pero sólo cuando nos vamos.

No le pierdan la pista. Aunque hoy sea viernes, aunque se vayan de viaje…


PS: Me tienes en tus manos / y me lees lo mismo que un libro. / Sabes lo que yo ignoro / y me dices las cosas que no me digo.

4.10.12

Más cine, también en días grises


Acabada la boda de mi mejor amigo, en el ciclo de la Roberts. Comedia romántica y algo alocada. Buen papel de ella y muy bueno el de Ruper Everett. Al fondo, una reflexión ligera, aderezada con toques de humor, sobre el paso del tiempo, el coste de oportunidad y la necesidad de tomar decisiones precisamente cuando a uno lo que menos le apetece es tener que tomar decisiones. Pero no se puede ganar siempre. Ni se puede tener todo. Asumirlo es madurar. Por eso el proceso de maduración está ligado, de manera inevitable, a la sabiduría y a un cierto escepticismo.

Tengo pendiente la última de Allen, a Roma con amor, ver si hago un hueco. Y no me preocupa que digan que es floja. Su peor película siempre es como poco similar a la mejor de muchos (uno se debe también a sus debilidades).

3.10.12

El confidente (y II)


Hablaba del confidente, el libro de Goñi Tirapu. Algunos de los muertos del comando Eibar son un ejemplo de la indignidad del mundo nacionalista vasco. El asesinato, por ejemplo de Engraciano González Macho o la muerte de Sebastián Aizpiri

Engraciano era ondarrés. Vizcaíno en el límite con Guipúzcoa. Tenía un bar en Zarauz pero vivía en Guetaría. La noche que lo mataron, tenía un crío de quince años y una niña de diez. Quince años. Era mi edad en 1989. Fue asesinado en su bar. El asesinó entró, pidió un gintonic y cuando González Macho se dio la vuelta para coger la botella, le disparó en la cabeza. Así, con valentía.
Sebastián Aizpiri. Asesinado por la espalda. Volvía a su restaurante, el Chalacha, en Eibar. Tenía 37 años y estaba soltero.

Ambas muertes vinieron precedidas de un meticuloso trabajo de desprestigio social a cargo de Herri Batasuna, acusando a ambos empresarios de ser traficantes de droga. Los padres, los hermanos mayores o los tíos de la gentuza que quiere traernos ahora Bildustán, se dedicaban, como en la Alemania nazi, a preparar el terreno para que los asesinos tuvieran más fácil su trabajo.

No había nada de eso… (y si lo hubiera habido, ¿qué? ¿Acaso ha de castigarse con la muerte y sin juicio previo el trapicheo con droga?). Simplemente eran empresarios que no quisieron pagar la factura del terror etarra. Ciudadanos que no quisieron someterse al chantaje.
Se negaron a pagar y ETA quiso matarlos dos veces: físicamente y socialmente.

Esta es la gentuza que ahora pelea con el pnv por el primer puesto en las elecciones.  Así que, cuando llegue el día, ya digo, los vascos sabrán lo que votan.

2.10.12

Aquellos que nos hablaron de la invención de la tradición...


Murió Hobsbawn. Estábamos en la carrera, Hornuez se acordará. Aquellas asignaturas, con Antonio Elorza primero y con Álvarez Junco después. Yo me había acercado a la materia con el Auto de terminación, mi primera lectura del maestro Jon Juaristi, y buscaba más perspectiva sobre las identidades y las naciones. El viejo marxista inglés, con sus naciones y nacionalismo primero, y con su fantástica La invención de la tradición, me ayudó a guiarme por un mundo tenebroso, el de las identidades, donde las cosas nunca son lo que parecen. Es curioso que, después de haber estudiado en una facultad de ética y estética marxista, quizá en lo único en lo que me siento cercano a Marx y a sus discípulos es en nuestro común desdén hacia los nacionalismos. Hacia la gente que se envuelve en banderas o que proclama su amor a una nación. Más tarde me hice en la fontana con Rebeldes primitivos, un buen acercamiento a algunos fenómenos sociales difíciles de explicar.

Se va uno de los grandes, se estuviera o no de acuerdo con él.
Que la tierra le sea leve.

1.10.12

El confidente (I)


Me llegó un libro por azar. Algún día escribiré unas memorias basándome no más que en lo libros que he leído y cómo los he conseguido. En este caso, un viejo mercadillo en Carabanchel. El confidente, de Goñi Tirapu. Un personaje vidrioso, gobernador civil durante los años de plomo en Guipúzcoa. Involucrado luego, supongo que merced a sus amistades peligrosas, en el video montaje contra el director de un periódico que les molestaba, escribió el libro mientras estaba en la cárcel. Pero eso no quita relevancia al texto. Si lo que cuenta es real, y entiendo que lo es, porque está escrito a medio camino entre las memorias y el reportaje, se trata de una de las historias más fascinantes de infiltrados en la organización terrorista. Como yo en aquella época ya leía los periódicos, precoz que es uno, recuerdo varias de las actuaciones que se reconstruyen en el libro. La caída del sanguinario comando Eibar. La caída del Araba en un peaje, con la muerte de varios terroristas y, sobre todo, la caída de la cúpula en Bidart. Y todo gracias a un confidente despechado que no actuaba por dinero, sino por resentimiento. Los etarras se le habían metido en el piso y se habían hecho dueños de todo lo que le importaba en su vida: su rutina, su tiempo, su mujer, su cama… Disfrutó viéndolos caer, como ratas, y el lector disfruta viendo como las alimañas son acorraladas y detenidas. De fondo, aquellos años en los que la gentuza que ahora está en la lógica del Bildustán señalaba a las víctimas a través de sus voceros habituales, justificaba las muertes y se reía del conjunto de la sociedad vasca.

Cuando llegue octubre, los vascos sabrán lo que votan.
Una buena lectura, con una escritura irregular.