31.8.12

La sociedad no se detiene. La fuente


La sociedad no se detiene. Y de repente, el pueblo no espera a su Ayuntamiento. Un Ayuntamiento sin dinero, en el que nadie cobra, pero en el que los recursos son cada vez más escasos. Y se toca a concejo, como aquí se hizo siempre, y la gente, la que quiere, los que tienen un cierto espíritu de ciudadanía, acude con hoces, con azadas y con lo que tienen a mano. Y bajan hasta la llama. Un comunal de los vecinos, aunque figure a nombre del Ayuntamiento. Y se dedican a limpiarlo. Y pagan el cemento entre todos, y la mano de obra. Y vuelven a abrir el camino a una fuente de agua azufrosa que aquí todos conocemos como Cheirona, la fuente que huele mal. Y lo dejan limpio. Y transitable. Y el hombre gana otra partida a la naturaleza, una naturaleza inmisericorde que se iba comiendo el trabajo de muchos hombres que habían conseguido generar allí un manantial.

Y de nuevo es posible acercarse al pueblo de los que trabajan el cobre para, sin entrar, sin molestar, sin ser visto, sentarnos  la vera de una fuente a leer un rato.

La vida era también este verano.

30.8.12

La sociedad no se detiene. La música

La sociedad no se detiene. Ahí están mis amigos de La Casa de Zamora, para demostrarlo. Lograron poner en marcha, hace unos años, un Grupo de gaitas de fole. El grupo Urzes ensaya todas las semanas durante el curso. Cualquiera puede apuntarse, porque es un grupo destinado a formar gaiteiros, como los llaman en la mi tierra. Hace unos meses, grabaron su primer disco:De urzes y madroños”. Diecinueve temas tradicionales zamoranos, abiertos, a la innovación, como esa deliciosa Adeladia grabada con una antigua gaita escocesa. Alguna de las piezas pone los pelos de punta, como el romance de la pastora, quizá mi favorita y a la que veo cantando a mi abuela en el serano, al caer la tarde, con el relente de octubre asomando desde la sierra…
Apenas diez euros. No lo piratee, desocupado lector. Se puede adquirir en La propia Casa, que está abierta en horario de tarde todos los días del año.

No se arrepentirá



29.8.12

Acabar The Wire, y otras desgracias...


Acabé la quinta y última temporada de The Wire, centrada en el papel de los medios. Básica para saber el motivo por el cual algunos seguimos comprando, cada mañana, el periódico diario.
Acabé la quinta temporada y recuerdo que empecé a ver el último capítulo mientras mi iba atrapando una extraña melancolía. Adiós al pendenciero McNulty, al meticuloso Freamon, al bueno de Carver, al borrico de Herc, al hijoputa de Marlo, al cínico de Rawls, al ambicioso Carcetti.
Acabé la quinta temporada, apagué la tele y me quedé unos minutos en silencio.
Acabé la quinta temporada y pensé que tal vez no vuelva a ver nunca una serie de televisión de este nivel…
Grande The Wire. Grande.


PS: "At this rate, there won't be much to call a newspaper in ten years"

28.8.12

Aquel alemán que llegó montado en una burra


Un alemán joven. De familia de clase media. Filólogo. Llegado a España en lo que el fue el inicio de la Edad de Plata de nuestra cultura, es decir, a principios de siglo, en un tránsito que se prolongará hasta la maldita guerra de España. Un alemán, decía, que viene a estudiar primero el catalán. Enseguida, Menéndez Pidal lo manda más al oeste. A esa zona, confusa, donde conviven aún hablantes de castellano con hablantes de leonés y hablantes de gallego. La Raya en su esplendor. La Sanabria. De los años diez y veinte. El filólogo alemán se llamaba Fritz Krüger. El método de palabras y cosas.

Una magnífica conferencia veraniega. Y algunas dudas por aclarar. Parece que no fue un nazi, según el ponente, aunque a mí me quedan aún algunas dudas…

27.8.12

¿A favor o en contra?


He aquí otro tema respecto del que no tengo una opinión clara. ¿Deben poder votar los vascos que salieron de su tierra a otros puntos de España por culpa de la presión nacionalista?
No lo sé. Entiendo los argumentos a favor y entiendo los argumentos en contra. Entiendo incluso los argumentos mesurados.  Y entiendo los reproches que se nos hacen a los que no lo tenemos claro, pero no soy capaz de decidirme con claridad. Me gustaría decir que sí sin vacilación, pero no soy capaz. Ganaron, es evidente. Y nosotros perdimos. No sólo por los muertos o la diáspora, que también. Ganaron porque el relato que ha quedado es el suyo. Suya es la historia. Guipúzcoa cambió su escudo, los carlistas tomaron Bilbao y Fuenterrabía cambió de nombre. Eso es todo.
Lo de ahora es revestir nuestra derrota. Pero eso no cambia su carácter aterrador. El triunfo de la muerte sobre la palabra.

Aún no tengo una opinión clara al respecto. 

26.8.12

Cine irreverente


Ese cine irreverente. Esa crítica de todo lo que vemos. Nos acercamos a ver el dictador, el último disparate del disparatado Sacha Cohen. Un falso documental, al estilo de Borat, que es en realidad una ácida película sobre los dictadores y sobre la alta política, entremezclada con una historia de amor.  Algunas escenas son memorables, como el discurso del dictador comparando a una dictadura con una democracia. Lo mejor de Cohen siempre ha sido su irreverencia, en estos tiempos de bobada y palabrería políticamente correcta. Un tipo de humor cercano, con todos los matices que uno quiera, al Torrente de Segura.
Una película entretenida, ideal para matar agosto.

25.8.12

Mihail Sebastian. El final del viaje, un hombre del danubio


Hay, en mi vida intelectual, una línea de pensamiento que recorre el Danubio, desde Donaueschingen, hasta su desembocadura. A mí, que nací en la periferia de un país periférico; a mí, que tengo a los míos enterrados en una frontera pobre, plagada de heterónimos y de silencios; a mí, digo, la vida me reservó un destino intelectual que me llevó por un río en el que he navegado varias veces, y siempre de las mejores manos: el viaje empezó hace años con Magris,  siguió con Kaplan, abordó a Canetti y llega ahora hasta Sebastian. No se puede viajar en mejor compañía un verano tan  confuso como este.

Un saludo, desocupado lector.


PS: “Pero tampoco dejaré de ser nunca un hombre del Danubio. Y eso también es un hecho. Que me lo reconozcan o me lo nieguen, no cuenta. Es cosa exclusiva de quien lo haga”.
Sebastian, M.: Desde hace dos mil años. Aleteia, Valencia, 2011. Página 247. 

24.8.12

Mihail Sebastian. Vigilar las propias fiebres



El libro de Sebastian. Un mundo que se iba. Nada volvería a ser igual. El autor medita, es un amigo sensato para estas horas de tribulación sin fin. Nos recuerda cosas que nunca debemos olvidar: “La intolerancia de los visionarios es atroz. La había tomado como una lacra judía pero me equivocaba. Es una lacra producto del fervor. […] Si les dijera que yo también tengo mis fantasmas, no me creerían. La diferencia entre nosotros reside solamente en que ellos estimulan sus propias fiebres, mientras que yo vigilo las mías”. 

23.8.12

Mihail Sebastian. Cuando ganaron los que estaban hartos de ser inteligentes...


El libro de Sebastian. Estamos en 1934. El mundo se precipita hacia el abismo. También Rumanía. Ellos, que pensaban que eran la generación de postguerra, no iban a tardar en aprender que en realidad eran la generación de entreguerras. El mundo había pasado a la acción. No había lugar para las palabras. ¿Para qué respetar al otro? La vida como totalidad. Todo el mundo se iba dejando caer a los extremos, sólo unos pocos, Madariaga en España, por ejemplo, decidieron atarse al mástil de la lucidez para no iniciar un viaje aSiracusa. Un  Cioran cercano al fascismo, que habla por boca de Parlea, le dice al autor, y nos dice en realidad a la gente como nosotros: “Eres un hombre peligroso. […] Demasiado lúcido para nosotros. Lo que necesitamos es una generación de hombres que estén hartos de ser inteligentes. Un puñado de hombres capaces de meter la pata”.

Al final, los encontraron.

Dejaron por el camino más de veinte millones de muertos.


22.8.12

Mihail Sebastian. Al antisemitismo por las abejas...


El libro de Sebastian. El antisemitismo que corría Europa. Un continente con los nazis en el poder y con la Guardia de Hierro campando a sus anchas por el país. Un país antisemita a más no poder. La molestia del diferente. Del no integrado. Reflexiona el autor: “Si el día de mañana la estructura social no se centrase en la religión ni en la economía sino, es un decir, en la apicultura, el judío sería detestado desde el punto de vista de la cría de abejas. […] Lo que cambia en el antisemitismo, como fenómeno eterno, es el plano en el que se manifiesta y nos sus causas primarias”.

Y para rematar, la paradoja de todos los extremismos. Es difícil resumirlo mejor: “Tú no eres antisemita porque crees en cierto peligro judío, sino que crees en ese peligro porque eres antisemita

21.8.12

Mihail Sebastian. La libertad de ser...


El libro de Sebastian. El individuo como centro, más allá de la masa. El individuo que desborda a la multitud y se aleja de ella. La autonomía como eje vital. La necesidad de construirse a uno mismo con esfuerzo, sin dejarse llevar por los condicionantes (étnicos, religiosos…) de origen. Poner el “yo” donde sólo hay el “ello”, como escribió un día el maestro Jon Juaristi.  Mircea Vieru, uno de los protagonistas del libro, que es en realidad un trasunto de Camil Petrescu, dice, conversando con el autor: “Yo, personalmente, el día que creyese que por mi simple condición de hombre estoy condenado a ser superado, me pegaría un tiro. O soy un hombre libre o no soy nada. Libre para pensar, libre para establecer valores y para fijar jerarquías […]”

20.8.12

Mihail Sebastian. Las particularidades nacionales.


El libro de Sebastian. La falacia de las identidades nacionales. Una falacia que sólo se comprende bien cuando uno viene de La Raya. O del Danubio. De la frontera, en cualquier caso. Como señala en la novela un Camil Petrescu, disfrazado de Mircea Vieru: 

La particularidad nacional existe, sin ninguna duda.  En el arte, consiste en la agrupación de todos los lugares comunes. El grado de particularidad indica a la vez el grado de mediocridad. Por eso, crear significa siempre rebasar esa particularidad. […] En definitiva, la particularidad nacional es lo que queda de una cultura después de haber suprimido el esfuerzo personal de pensar, las vivencias individuales y los logros de la soledad creadora. Eso es”.

Y esto, en 1934.

Grande Sebastian, grande.

19.8.12

Mihail Sebastian. Sólo dos tipos de clase: primera y ninguna...


El libro de Sebastian. Dónde reside la riqueza  de un hombre. Este párrafo fascinante, que a tantos describe:

“[…] el dinero, por mucho que tuviera, no le había alterado en nada su aspecto de hombre libre, capaz de perderlo todo y de partir otra vez de cero, el aspecto un poco infantil y alocado que las personas con vida interior conservan en la riqueza, señal de que esa riqueza, si bien no les es indiferente, en ningún caso les es indispensable para ser lo que son. La despreocupación es el humor de la elegancia y no conozco a ningún auténtico intelectual que, si es elegante, no tenga humor”.

18.8.12

Mihail Sebastian. Esos hombres que habitan dentro de nosotros


El libro de Sebastian. Asumir nuestra complejidad como personas. No somos sólo una persona. Somos múltiples identidades que habitan dentro de nosotros. Reflexiona el autor, y yo con él: “Hay en mí un personaje al que le gusta la tensión, el alboroto y el tumulto de los grandes vientos desencadenados. Y otro al que le gustan las ideas frías, las distinciones precisas, la reserva y la espera. Entre estos dos hombres el acuerdo es difícil […]

Como dice en otro párrafo: “podemos evadirnos de cualquier parte excepto de nosotros mismos”.

Está claro.

PS: fiestas

17.8.12

Mihail Sebastian. El respeto a uno mismo o el ridículo bajo la lluvia


El libro de Sebastian. No dejarse llevar. No abandonarse a la melancolía. La vida sigue, la entiendas o no. La vida continúa, no es un asunto de justicia o injusticia. No es nada personal. Siempre es igual. Dice el autor: “Esfuérzate por no sufrir. Es decir, no te abandones al placer de sufrir. Hay una gran voluptuosidad en la persecución y sentirse injustamente tratado es, quizá, una de las alegrías íntimas de las que uno puede enorgullecerse más. Ojo con ello y no te permitas un orgullo tal. Prueba a aceptar con sentido del humor todo lo que te ocurre. Piensa en el ridículo que haríamos si nos alarmásemos por cada lluvia que nos mojase”. 

Acabo el párrafo y recuerdo que leer es conversar con amigos sabios que murieron hace tiempo pero cuyas palabras podemos aún degustar.

PS: almuerzo, entre amigos

16.8.12

Mihail Sebastian. El respeto a uno mismo


El libro de Sebastian. La dignidad de respetarse a uno mismo. Una dignidad que comienza por el vestido. Cuántas veces habré explicado la necesidad de mantener el orden y la imagen cuando uno se viste. La soledad de la dignidad. Cuántas veces. También a nuestra lamentable clase política. Pero no sólo. Un taxista en chándal, por ejemplo. Esta ética que despega con ryanair y aterriza en un mercadona nos ha convertido a todos en esclavos de lo barato. En adoradores de lo pobre. Hay una conversación en el libro que lo explica todo. Alguien se ríe de la exigencia de ir de traje, en agosto, a una fiesta:

Hace usted mal en reírse de esto. No es ninguna frivolidad. Es algo más grave, una cuestión de dignidad; más aún, una cuestión de salvación. Si porque estamos solos, porque no nos ve nadie, cediésemos hoy un detalle de lo que usted llama nuestras manías sociales, mañana otro y pasado otro más, nos encontraríamos un día viviendo en la más horrible de las promiscuidades. Sería insoportable. Sin traje oscuro y sin traje de noche nadie puede estar solo de verdad. La soledad es algo muy delicado y merece sacrificios”.

15.8.12

Mihail Sebastian. Las relaciones, las esposas y las novias...


El libro de Sebastian. La dificultad de pensar en una relación que trascienda lo convencional cuando hay religión de por medio. La dificultad de construir relatos cuando nuestros esquemas mentales están cincelados en piedra y son inamovibles. 

Y una irónica reflexión: “No recuerdo si en la Biblia existen novias y amantes. Me parece que solo madres, hermanas y esposas. Es muy bonito pero un poco agobiante”.

14.8.12

Mihail Sebastian. La oscuridad y la lucidez


El libro de Sebastian. La necesidad de no dejarse llevar por los prejuicios, la obligación ética de no perder nunca de vista que las personas son únicas. […] “todos los juicios globales sobre una categoría de personas me aterran. Yo no soy ningún místico. Las verdades generales me dan horror. Sólo puedo juzgar caso por caso, hombre por hombre, matiz por matiz”.

Y sin embargo, es  una lucha difícil. Siempre perdemos. Es difícil mantener la sensatez en un mundo tan complejo. El autor lo reconoce: “He jugado mucho en el tablero de la lucidez y he perdido. Habrán de acostumbrarse mis ojos a la oscuridad que está cayendo […]”

PS: ayer, predicación.

13.8.12

Mihail Sebastian. Las ideologías


El libro de Sebastian. La desconfianza ante las ideologías. La necesidad de estar en guardia ante las personas que necesitan esquemas preconcebidos para moverse por el mundo. Dice el autor, en relación con el marxismo, que este sistema de pensamiento es, sobre todo “una incapacidad radical de entender la vida según otras formas”.

Frente a esto, una declaración: “Creo en una identidad humana. Creo en valores universales y permanentes. Creo en la dignidad de la inteligencia”.

Poco más que añadir

11.8.12

Mihail Sebastian. La soledad de Dios


El libro de Sebastian. La relación con Dios. La dificultad de comprender el concepto de Dios en el mundo moderno. La imposibilidad radical de afimarlo y la imposibilidad radical de negarlo. ¿Cómo compatiblizar identidades de base claramente religiosa, como son las occidentales, como una actitud respetuosamente laica ante la vida?
Y de fondo, la soledad. La idea de  un dios abandonado a su suerte. Escribe el autor.

“¿El que Dios sea uno significa que Dios está solo? Solo como nosotros, puede; de una soledad que a nosotros nos viene de él y que conservamos por él.
Esto aclara muchas cosas y oscurece otras tantas…"

10.8.12

Mihail Sebastian. La frontera como identidad


Hay algo de Torga en Mihail Sebastian. Más allá del pseudónimo. Hay un tipo humano que sólo se genera cuando la identidad es difusa. Cuando uno es un hombre de frontera. O un hombre del Danubio. Ahí está la relación con los antepasados. El mundo que nos separa de ellos. Un mundo que en los límites son aún más cambiantes. Escribe Sebastian en su libro en relación a su abuelo materno, y yo podría haberlo escrito también sobre los míos, hoy que es agosto y estoy en Sanabria, rodeado de viejos amigos…


Entre él y yo hay por lo menos setenta años de vida y veinte de muerte. Quizás más, muchos más. Él vivía en la Edad Media y yo vivo hoy, nos separan unos cuantos siglos. Leo libros distintos de los que leía él, voy con gentes distintas, tengo otras inquietudes y, sin embargo, hoy me siento su nieto más que nunca, descendiente de su incurable melancolía

9.8.12

Mihail Sebastian. La identidad


El libro de Sebastian. El rumano de Braila. El judío del Danubio. La necesidad de ser un hombre. De entender lo que eso significa. La necesidad de estar en paz con uno mismo, para evitar, además, torturas en la espalda. La imposibilidad de huir de uno mismo. Una reflexión del autor, que comparto con usted, desocupado lector.

Pero un buen día, en un momento de distracción, se encuentra uno consigo mismo en una esquina del alma, como se encontraría en una esquina de una calle con un acreedor del que uno se escondía en vano. Se topa consigo mismo y entonces comprende lo inútiles que son todas las evasiones de esta prisión sin muros, sin puerta ni rejas,  de esta cárcel que es la mismísima vida de uno”.

Quien se esconde detrás de los días…

8.8.12

Mihail Sebastian. El hombre solo


Acabé desde hace dos mil años, de Mihail Sebastian. Al autor rumano lo descubrí por azar en una tercera de abecé. Me cautivó su diario. Su escritura. Su individualidad. Ser uno solo, no dejarse doblegar por la masa.  Un ensayo a modo de diario, articulado en varios tiempos, mientras su país se consume hacia el abismo. Por el libro desfilan todos los grandes, que lo fueron, de la cultura rumana de la época: Nae Ionescu, Camil Petrescu, Cioran. Y muchas, muchas verdades en forma de reflexión. Por ejemplo, la necesidad de mantenerse en guardia cuando otros entregan alma y vida a los dogmas: “El espíritu crítico nunca ha llevado uniforme. Es un civil”, dice en uno de los párrafos, cuando la guardia de hierro campabas por sus respetos en el país.

No soy partidista, soy siempre un disidente. Sólo confío en el hombre solo, pero en él tengo una gran confianza”.

Un francotirador.

7.8.12

La memoria (de la serpiente)


Un proyecto interesante para los que, como yo, viven fascinados por el poder de la memoria. Por la potencia de los recuerdos. Por el poder de las imágenes. Reconstruir la memoria, de manera colaborativa, con las fotos de las personas. Mirar aquel mundo que ya sólo somos capaces de imaginar en blanco y negro y cuyos protagonistas se fueron hace muchos años. 
Una buena idea que puso en marcha la Diputación Foral de Guipúzcoa y que nos permite intuir, mirando al azar alguna foto, como esta de Lizarza, el mundo de los abuelos del entorno etarra actual: aquellos pueblos pequeños, carlistas hasta la médula y dominados por curas trabucaires para los que el castellano era la lengua del liberalismo, de la ciencia y de un mundo sindios que arrinconaba para siempre su poder
El mundo, racista, que incubó los huevos de la serpiente.
El mundo que nos manda, desde sus caras serias, en blanco y negro,  con sus caseríos al fondo, casi mil muertos desde la finales del pasado siglo...

6.8.12

Secuestrado


Un secuestro en toda regla. El horror de una dictadura, la más longeva de un país (en un continente) que ha conocido muchas. El joven Carromero, pobre. Y la muerte de Oswaldo Payá. Y la repugnante reacción de nuestra presunta izquierda.  Es una fina ironía hablar de sistema judicial cubano, como si hubiera más fuente de derecho que la voluntad de la gerontocracia del Partido Comunista. No me gustaría estar en la piel de Carromero.

Y Payá, descanse en paz. Lucho por un país libre, y en su muerte, reconozco los versos de Horacio: Dulce et decorum pro patria mori. Cuando Cuba sea libre, su figura será reconocida a la par que las estatuas de los tiranos van, de manera definitiva, al basurero. Porque lo difícil es hablar cuando todos callan. Y Payá habló. Y eso le costó la vida.

PS: si es lunes, hoy toca Mercado. Unos vinos y algo de pulpo a la senabresa.

4.8.12

Las viejas amistades, de nuevo


Llegado a la Senabria. Siempre me acuerdo de este poema del profesor Juaristi cuando empieza el verano. Y hoy no quiero dejar de compartirlo. Un poema titulado, qué cosas, Las viejas amistades. Los ritmos de nuestra vida se acompasan, cada vez más, a los ritmos de nuestros versos más cercanos.

Disfrútelo, desocupado lector


Has subido al desván la ropa de entretiempo
y presagias jornadas
de fastidiosa corrección de exámenes
y eventuales disturbios neurasténicos
cuando te quedes solo en este quinto piso
de una calle con nombre liberal.

Mirando al sesgo los escaparates
compruebas que regresa el rancio estilo
de los años cincuenta (en bañadores)
y alguien te dice que se marcha al Turco
o al balneario castrista.

Entonces te preguntas
cómo será el verano de Rafael Ubierna
en su risueño cementerio cántabro,
sobre el mar que lo arrulla con dolientes peanes;
cómo, el verano de Perico Urquiza,
capitán de mercantes por heladas derrotas;
cómo, el de Antón Eguía, monje en Silos,
que fuera diestro cazador de chochas,
o el de Pepe Lecanda,
asidua carne de hospital psiquiátrico,
de cuyos diez intentos de suicidio
fue cada cual peor
que el anterior.

Sin transición pasasteis, hace un cuarto de siglo,
de Karl May a Karl Marx. De marzo a mayo,
vuestras primeras novias buscaron el arrimo
de discretos garzones unidimensionales.

Y acertaron, sin duda, pues vosotros,
ajenos a los usos de la vida,
confundíais aquello
que aliviaros podía del tiempo y sus estragos
(es decir, esa suerte de rutina apacible,
muro de hábitos nimios que los sabios erigen
frente a las embestidas del impulso tanático)
con cierto desarreglo vagamente romántico.

A quién pedirás cuentas de tus años inútiles,
parte maldita que cediste al viento,
hoy, que empieza el verano
y te faltan las viejas amistades.

3.8.12

De Estado y de territorios (y III)


Qué grande el estacazo (hubiera escrito estadullazo, ahora que estoy llegando a la Senabria, pero luego los de Lubián dirán que es que somos gallegos y hay debates que me dan una pereza bárbara…) que Sosa Wagner le mete al concepto de gobernanza en una de las primeras páginas del libro del Estado sin territorio del que he disfrutado estos días. No me resisto a copiar, de manera literal, un par de párrafos. Disfrútelos, desocupado lector:


“De ahí, que proceda denunciar la palabrería embaucadora y atosigante de los teóricos de la “gobernanza”. Pues lo que más sorprende de los escritos a ella dedicados, aparte de su extravagante lenguaje y su desembarazada sintaxis, es que intenta establecer unos nuevos modos de gestión de los intereses colectivos ignorando los problemas más manifiestos de nuestros sistemas democráticos, en especial, y por lo que nosotros afecta, del español. Mucha "red” y mucha “transparencia”, mucha “poliarquía deliberativa”, pero señalar con el dedo lo más visible de nuestra realidad, a saber, una democracia envilecida por unos partidos políticos que no pagan sus deudas a los bancos y han degenerado el sistema hasta llevarlo a intolerables prácticas de corrupción, esto parece que no está en la agenda de nuestros expertos en gobernanza.

Por ello, a nuestro entender, la gobernanza no añade nada a una meditación seria sobre una nueva manera de gobernar. Toma nota, eso sí, de la forma en que se desarrollan hoy las negociaciones y acuerdos que se traban para adoptar las decisiones colectivas. Pero de ahí, de levantar acta de un estado de cosas, a erigir una doctrina correctora, hay un salto para el que la gobernanza carece de la pértiga adecuada”.


Sosa Wagner, F.: El Estado sin territorio. Cuatro relatos de la España autonómica. Marcial Pons, Madrid, 2011. Página 38

2.8.12

De Estado y de territorios (II)


Hay relatos reveladores en el libro de Sosa Wagner en relación al Estado sin territorio. Cuando habla del agua, por ejemplo. Es desesperante ver como nuestros políticos no saben de nada y les da igual una posición que otra. Es la ventaja del analfabetismo funcional… uno no tiene ningún criterio y por eso  lo puede cambiar cuando quiera sin ningún problema.
Está el tema de los trasvases frente a las desaladoras. No tengo un criterio claro, la verdad, aunque a primera vista parece más lógico coger el agua de un sitio y llevarla a otro que esperar a que caiga al mar, desalarla y llevarla a otro sitio, pero no es ahí donde quiero ir. A lo largo de la durísima oposición que la izquierda dizque moderada le hizo al gobierno de Aznar, dos temas destacaron por encima del resto: la oposición a una guerra en la que España no participó y la oposición al Plan Hidrológico Nacional con la cosa esa de la nueva cultura del agua pagada con fondos públicos. El PHN contemplaba varios trasvases y así los peperos se convirtieron en trasvasistas y los sociatas en desaladoristas.  Es lo bueno de España: con saber a quien vota alguien ya sabes su postura con el conflicto de oriente próximo y su visión del medio ambiente de una tacada. El caso es que mientras estuvo en la oposición Aznar se oponía a los trasvases, y mientras estuvieron en el gobierno, los socialistas los apoyaban (Borrell y la solución al “desequilibrio hídrico”). Cuando cambiaron las tornas y unos llegaron al gobierno y otros a la oposición, cambiaron de discurso sin rubor. Sin ningún complejo. Esta es la clase política que tenemos. Y nadie se lo afeó, nadie les pidió explicaciones. Esta es la ciudadanía que tenemos. Os da igual ocho que ochenta. Y luego os quejáis.


PS: si usáramos más las hemerotecas para que nos tomaran menos por tontos…

1.8.12

Hace ya casi un siglo

Hoy hace noventa y ocho años, tras la declaración de guerra de Alemania a Rusia y, a continuación, de Francia a Alemania, comenzó la Gran Guerra y se terminó para siempre el mundo de ayer...

Tantos años y tantas lecturas después, ningún libro como los Cañones de agosto para entender no sólo los meses previos sino, sobre todo, lo que pasó a lo largo de aquellos treinta un días de agosto de 1914. 

Uno de los libros que forma parte de la librería de la que algún día le hablé, desocupado lector.

No se lo pierda. Y si se lo pierde, luego no proteste.


PD: todo empezó un rato después de esto. Un vídeo que es historia.

De Estados y de territorios (I)


Relatos de la España boba que se despide, arruinada, a la espera de que nos inventemos entre todos un nuevo relato para seguir tirando tras el Rescate. El libro de Sosa Wagner y de Mercedes Fuertes. Primera lectura veraniega en sentido estricto: El Estado sin territorio.  Cuatro relatos para articular un discurso demoledor: la falta de autoridad del Estado en su propio territorio, una falta de autoridad que es en realidad una de las muestras más evidentes de esa refeudalización a la que nos enfrentamos desde hace décadas. Y de fondo, como no puede ser menos, el miedo a la modernidad, traducida en miedo a la tecnología, en pánico a lo nuclear, en desconfianza hacia el progreso El relato del miedo que tan incrustado tenemos todos en la cabeza.

Algunas de las historias que se cuentan en el libro son grotescas, como el relato de lo nuclear, con ese ministro, el tal Montilla, que firma el pistoletazo de salida para el almacén de residuos y luego, como presidente de la Gene, se opone a él. El relato de la conexión eléctrica entre Asturias y la meseta. Dos de los relatos (el agua y los bosques) narran la apropiación por parte de los feudos autonómicos de lo que es común. El desastre de compartimentar la gestión espacios naturales, como el de los picos de Europa, tras una nefasta sentencia del Constitucional. O la barbaridad de fragmentar la gestión de las cuencas hidrográficas, un modelo de gestión copiado en todo el  mundo. Detrás no hay nada. Hay solo afán de poder. No se gestiona mejor el Guadalquivir desde Sevilla o el Duero desde Valladolid. Es mentira. Como no es real que se gestione mejor un espacio natural desde las capitales regionales.
Los gobiernos autonómicos eran gobiernos de mentira, puestos en marcha para satisfacer lo que Ignatieff definió en su momento como “el narcisismo de la diferencia menor”. El problema, como queda claro en el libro, no es que fueran de mentira, o que fueran derrochadores (que en realidad no lo son tanto, pero ya hablaremos de eso…), el problema es la absoluta deslealtad con la que se han comportado respecto tanto del Estado como de resto de Comunidades.

Y sin lealtad no hay nada. Ni en política ni en ningún otro ámbito.


PD: por cierto, la bitácora de Sosa.