17.12.12

La huida como actitud...


Fuimos, segundo intento, a ver lo de Gauguin en el Thyssen. Más bien, la exposición coral sobre aquellos que, como el propio nieto de Flora Tristán, hicieron de la huida una forma de afrontar la modernidad. Ellos, que aún no conocían el Holocausto, o el Holodomor, ya intuyeron que la mejor forma de afrontar aquel siglo iba a ser huir a los confines de la tierra en búsqueda de la Arcadia.

Creo que el título de la exposición llama a engaño: fueron muchos los que huyeron, y esa huida se refleja a lo largo de toda la visita. Al final, lo que uno ve es en realidad un ethos generacional reflejado en la obra de Nolde, en la de Kirchner y en la tantos otros aquellos que reinterpretaron la pintura hace ya un siglo. La insatisfacción de la modernidad, la melancolía que ya empezaba a instalarse en todos nosotros, está presente en todas las vanguardias de la época y es, en el fondo, lo que yo imagino cuando el coche enfila la cuesta delas perdices y pongo rumbo a la Sanabria tantos viernes al año. 

La exposición parte de Gauguin pero llega en realidad hasta Paul Klee o hasta el propio Matisse, con la huida y la búsqueda de lo exótico como eje de vital. Y una sorpresa mayúscula, perdonen mi incultura; hubo también un Kandinski exótico que trabajo el paisaje antes de entrar en el mundo de la abstracción. Algunas de las obras expuestas son deslumbrantes y ya sólo por ellas merece la pena acercarse a verla. Quizá fue aquella luz exótica lo que lo convirtió, para siempre, en el padre de la abstracción lírica…

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