20.10.12

Exposiciones, menores pero aleccionadoras...


Nos acercamos, mi idolatrada Rosa y yo, a ver la Exposición que sobre Gyenes ha organizado la Nacional. No tengo claro aún que la fotografía sea un arte. No digo ni que sí ni que no. Digo que no lo tengo claro. Soy un español que duda, por eso hay tantos que ponen en duda mi condición de español (ya saben, que El Perdidaco es de los que sueña con que lo recuerden como un español bueno más que como un buen español o, llegado el caso, como un sanabrés bueno más que como un buen senabrés).
La exposición es menor. Algunos retratos son sobresalientes (aquel en el Teatro, sobre un fondo negro…) y otros forman parte de mi  memoria (el de los Reyes, el sello del General Franco…), pero lo que me fascina es la vida del tal Gyenes. Un húngaro (¿expulso?), que acaba en España y que desarrolla su vida en la Gran Vía fotografiando durante medio siglo al todo Madrid de la época. Un húngaro meticuloso, ordenado, que llevaba registro de todo, no sé si pensando en el dinero o en la posteridad. 
En un momento de la Exposición uno se da de bruces con la cajonera en la que guardaba las fichas. El orden es memorable y justifica la visita a la misma. En la primera fila, premios Nobel y científicos, o algo así (cito de memoria), pero la segunda es un mazazo para entender de golpe la España de la dictadura: la categoría agrupa a “políticos y empresarios”.
En realidad sobra la conjunción copulativa.
Eran lo mismo.
Y de aquel capitalismo de gente que no arriesga su dinero sino el del contribuyente venimos todos.
Y así nos va…

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