Me
llegó un libro por azar. Algún día escribiré unas memorias basándome no más que
en lo libros que he leído y cómo los he conseguido. En este caso, un viejo
mercadillo en Carabanchel. El confidente, de Goñi Tirapu. Un personaje vidrioso, gobernador civil
durante los años de plomo en Guipúzcoa. Involucrado luego, supongo que merced a
sus amistades peligrosas, en el video montaje contra el director de un
periódico que les molestaba, escribió el libro mientras estaba en la cárcel. Pero eso no quita relevancia al texto. Si lo que cuenta es real, y entiendo
que lo es, porque está escrito a medio camino entre las memorias y el
reportaje, se trata de una de las historias más fascinantes de infiltrados en
la organización terrorista. Como yo en aquella época ya leía los periódicos,
precoz que es uno, recuerdo varias de las actuaciones que se reconstruyen en el
libro. La caída del sanguinario comando Eibar. La caída del Araba en un peaje, con la muerte de varios terroristas y,
sobre todo, la caída de la cúpula en Bidart. Y todo gracias a un confidente despechado que no actuaba
por dinero, sino por resentimiento. Los etarras se le habían metido en el piso
y se habían hecho dueños de todo lo que le importaba en su vida: su rutina, su
tiempo, su mujer, su cama… Disfrutó viéndolos caer, como ratas, y el lector
disfruta viendo como las alimañas son acorraladas y detenidas. De fondo, aquellos años en los que
la gentuza que ahora está en la lógica del Bildustán señalaba a las víctimas a través de sus voceros
habituales,
justificaba las muertes y se reía del conjunto de la sociedad vasca.
Cuando llegue octubre, los vascos
sabrán lo que votan.
Una
buena lectura, con una escritura irregular.
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