Maratón
sobre la Roberts. La novia de América para muchos de mi generación. La musa que
modeló nuestro gusto por las mujeres. Empecé con Notting Hill, mejor de lo que esperaba. El magnífico inglés de Grant, un diálogo bien trabajado y un guion chispeante.
La peli acaba como tiene que acabar, claro, pero es que no está mal que, a
veces, las cosas salgan bien. En la película se me
mete mucha gente: el
propio barrio, de aquel verano del noventa y ocho, y la campiña resplandecía; Chagall,
siempre Chagall, un judío pintando alegrías. Y
una librería: vivir
otras vidas solo por el placer de dedicar una
de ellas, entera, a ejercer de librero y saborear el café cada mañana, mientras
releo la conversación entre Diderot y Sophie…
Luego
cayó Novia a la fuga. Es floja. La historia es poco creíble y el guion es más
endeble. El miedo al compromiso, a las
aglomeraciones; esas bodas convertidas en centros comerciales. La idealizada América rural de las grandes
praderas. Aquellas granjas de Pensilvania y esos atardeceres ocres a los que siempre
les faltó un Claudio Rodríguez para que los demás
las entendiéramos. Tantos mundos. algunos tan lejanos.
Seguiremos,
aún quedan algunas, hasta terminar con la última creación
de Leonardo…
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