Almorzar
entre amigos. Alimentar el espíritu, en estos tiempos de decadencia sin fin.
Viajar del demos a la Edad Media, y volver hacia el futuro. Hacia el
futuro de este lugar que llamamos Europa. Un regalo, fruto de la última
conversación. Sir John Elliot. Ninguno como él, verdad Hornuez, nos enseñó a ver con otros ojos la historia de España. Un regalo en
forma de comparación entre los imperios del mundo atlántico. Una hermosa dedicatoria. Escuchar
a Mikel Laboa en Itunes mientras abro el prefacio del autor.
Laboa y su música melancólica, mientras llueve en el campo. Entre sus letras, agradecimientos a
amigos comunes, como es el caso de D. Manuel (Lucena). Dejarse llevar por el
ritmo de la lectura.
Tanto por aprender, tanto por conocer. Miedo a morir sin haber acabado de leer
lo que tengo pendiente. Y entre medias, el papel de almuerzos como este,
rodeado de amigos, gente a la izquierda o a la derecha. Qué más da. Gente
inteligente. La gente que nos hace crecer. Las ideologías son un refugio para
los canallas. Como tantas otras identidades
colectivas. La única
diferencia real entre la gente que me rodea es la
que separa a las
entre buenas y malas personas. El resto de
identidades imaginadas (católicos, ateos, nacionales, extranjeros, madridistas, del aleti,
de ciencias, de letras…) son todas secundarias…
Nos dan casi las seis de la
tarde. Es hora de volver. Entre medias, varios artículos, a varias manos,
pendientes.
A
ver si podemos con ellos.
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