20.6.12

Almuerzo gafapastosos o el ocaso de occidente


Madrid, capital del debate. En mi mundo, digo. Almuerzos estas últimas semanas. Con Arthur; cuando estamos los dos solos, nos sale la vena gafapasta. El mundo como representación. ¿Existe un derecho natural?, ¿tiene la historia un sentido que debamos entender? ¿Es el progreso sólo una ilusión? Entre medias varios pacharanes, ninguna conclusión. El placer de debatir, de ejercitar la mente. No conversamos para convencer, lo hacemos para no enloquecer.

El otro día con John the Minor. Un artículo que  nunca terminamos de elaborar. La crisis europea es la manifestación más clara de la ausencia de un demos europeo: sin él, no hay solidaridad. El proyecto europeo, creado para que Alemania dejara de humillar a Francia cada treinta años, es un proyecto de élites. Siempre lo fue. Y mi conclusión es aún más dura: esta crisis es en lo económico lo que la crisis de Suez fue en el cincuenta y seis: la constatación del declive europeo. Aquella fue una constatación política y esta lo es económica; pero las dos están relacionadas, al final, con el ocaso de un mundo y de un poder. No deja de ser poético que ese relato, que es el nuestro, termine donde empezó: en el Hélade. Al final Toynbee tendrá razón, y la historia sólo será círcular…



PS: hablando del Hélade, hermosas las Historias menores, que contaba el otro día Antonio Muñoz Molina. No dejen de echarle un vistazo

3 comentarios:

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Sí, tiene uno la sensación, como europeo, de haber llegado al límite. A partir de aquí, ¿qué?

JFM dijo...

A partir de aquí, ¿qué?

El Ragnarok, el Crepusculo de los dioses. Y tras ese crepusculo aparce un nuevo hombre.

Anónimo dijo...

Fascinante