El libro
de Zakaria. Cuánto petróleo.
Siguen las reflexiones, que brotan como una manada de pájaros después de un
disparo. A vueltas con las elecciones. La manía de confundir Estado de derecho
con Estado democrático. La manía, tan cara a la progresía española, de
arrebatar legitimidad a la España de la Restauración. Ahí la pregunta es cuánta
gente votaba en las elecciones inglesas en los años setenta y ochenta y del
siglo XIX. Dos, y el del tambor. Nuestra historia, tan similar a la de Europa
en tantas cosas. Pero de fondo, la sugerencia de que hay hacer muchas cosas
antes de otorgar el voto a la gente, y no hay más que ver los resultados
electorales en Túnez o en
Egipto para darse cuenta. Si por debajo
no hay un auténtico demos, formado y
crítico, las elecciones son una bobada, ideales para calmar la conciencia de la
izquierda de salón, pero perfectamente inútiles en realidad o, en el peor de
los casos, una forma de legitimar la victoria de regímenes que actúan contra la
propia democracia. ¿De verdad alguien tiene alguna duda en relación a la
abrumadora victoria que el general Franco hubiera obtenido en unos comicios
libres en España en 1960?
La realidad, como siempre es
más compleja que nuestros hermosos deseos.
PS China, el
coloso que se mueve
No hay comentarios:
Publicar un comentario