El libro
de Zakaria sobre el futuro de la libertad. Una fuente de reflexiones. También
sobre el capitalismo. Puede haber capitalismo sin libertades, pero desde hace
décadas sabemos que no hay libertades sin capitalismo. En la facultad, el libro
camino de servidumbre
de Hayek fue una fuente de agua fresca.
También una reflexión vinculada
con la cultura. Es una parte, pero no es el todo. Las identidades colectivas
suelen esconder mentiras. Muchas. Nadie hubiera pensado en 1945 que Alemania
sería lo que es hoy. Nadie hubiera imaginado el hundimiento de la Argentina.
Nadie hubiera imaginado el crecimiento de Corea del Sur. Más hipótesis
fascinantes; la necesidad de que haya un cierto despegue económico antes de
disfrutar de derechos democráticos. Sin ellos, la libertad fracasa. No se trata
de hacer un planteamiento determinista, pero las elecciones sin un demos formado o sin un demos que tenga para comer suelen dar
alas a los extremistas, que lo que hacen es acabar con la libertad en cuanto
pueden. Ahí está la diferencia entre esa España republicana y la España de la
transición. La renta per capita y la
llegada a la ciudad de miles de emigrantes. El siglo XX, en suma. Cuando me
tocó hablar del próximo oriente hace unos meses me dejó fascinado ver cómo gran
parte de los indicadores sociales del Líbano son parecidos a los de la España
de los años cincuenta. Quizá la modernidad era esto.
Sigo con el libro.
PS: "No soy un partisano, siempre soy un disidente.
Sólo puedo confiar en el individuo, pero mi confianza en él es total” (Mihail Sebastian). Citado por Norman Manea y
los exilios, en el fancine de prisa del otro día.
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