31.5.12

¿Dedicarme a la política en la mi tierra?


No creo que fuera nunca un político popular. Desde luego, no en la mi tierra. Me pasa con la lengua. El mío es un país pobre y pequeño. Si hubiera dinero, los locos del senabrés en la escuela ya habrían conseguido poder. Y habrían ya empezado a dividirnos entre buenos y malos senabreses. Qué orgullo, por un  lado, ser considerado un mal senabrés por considerar al pachuecu un objeto de estudio pero nada más. Por impulsar que los niños que quedan, los pocos, aprendan inglés o portugués antes que senabrés.

Lo veo también con el rollo del carbón. La brutal insolidaridad de pedir que los ciudadanos sigamos pagando entre todos la forma de vida de unos pocos. De mantener abierto, a pérdidas, industrias que hace décadas que dejaron de ser rentables. En el fondo, es también malo para ellos. Los subsidios generan desesperación y alcoholismo, y no siempre por ese orden. Matan la iniciativa. Yo mismo: ¿iba a levantarme cada mañana si alguien me pagara por no hacerlo? Pero nadie es capaz de explicarlo con claridad. Todo el mundo se sube al carro. Total, paga el contribuyente y a él no lo defiende nadie. Y menos, unos políticos o unos vividores que también viven de manera cómoda del contribuyente.

Y luego hay gente que se extrañe de que estemos como estamos.



PS: García-Milà, que dejó la carrera sin comunicárselo a sus padres para montar a escondidas su empresa, alertó sobre la comodidad de esa generación juvenil, que aspira como mucho a terminar su carrera, hacer un MBA y ascender como directivo en una gran empresa, sin plantearse emprender su propio proyecto”.

No hay comentarios: