20.5.12

Chagall, en la memoria


La ciudad. Pasear la ciudad. Me acerqué a ver la Exposición de Chagall. Es un must, me dijo Jesús por teléfono. No te la puedes perder. A Chagall lo conocí hace años, a través de la historia de aquellos rusos emigrados, antes o después, huyendo de la barbarie comunista. Lo reencontré más tarde. Acababa de ver arder París. Y Lisboa resplandecía. Un libro con una invitación a una exposición. El mundo que nos rodea es el mundo que nos forma. Hay algo mágico en su pintura. En sus trazos infantiles, esos mundo oníricos que vemos al cerrar los ojos. En su recuerdo del mundo askenazí. Esos colores. Esas figuras, estilizadas, procedentes de la infancia. Algún cuadro brutal, como ese de la Guerra, pintado tantos años después de que todo aquello ocurriera. Cómo el mundo del circo, clavado en su infancia, se quedó para siempre. Algunas esculturas con un aire a Lobo. Una exposción majestuosa.
Gracias Jesús


PS: La percepción social de la ciencia en España. Échenle un vistazo.

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