21.4.12

Guárdate de los idus de marzo...

Fuimos, por fin, a ver Los idus de marzo. Me pareció una película magnífica. El viaje a la madurez de un asesor político con las primarias demócratas como telón de fondo. La vida política es la vida de la lucha por el poder. Y el poder corrompe. La necesidad de entender algunas cosas, como por ejemplo la importancia de la lealtad: a la supervivencia se llega si uno es capaz de rodearse de gente leal. De gente que no te abandonará. De gente que te ayudará cuando llegue el momento. Magníficos secundarios, con un brillante Giamatti, un brillante Hoffman, y un brillante, claro Clooney. Sin lealtad no hay vida pública. Saber de quién puedes fiarte y de quién no. Quien quiere utilizarte y quien te aprecia por lo que eres. Quien es tu amigo y quien no lo es.

Las miserias de los discursos. Las miserias de la política. Las miserias de la vida.

Y una conclusión clara, que me aportó Paco hace muchos años, cuando aún éramos un país rico y yo empezaba a entender algunas claves toledanas: “No te engañes Perdidaco, de obispo para arriba, ninguno cree en Dios...”

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