3.4.12

De la emigración como inercia...

La emigración como experiencia. Los que se fueron desde Castilla hacia Cuba a lo largo del pasado siglo XX. Me sale Cuba, como en un cuento, desde hace meses; en el libro de Jorge, en el libro de Maalouf, en el documental de Eduardo Margareto. Mis amigos de La Casa lo proyectaron y hasta allí me acerqué. El hilo conductor de Sergio Rabanillo y una música hermosa sirven de guía para recorrer la isla desde La Habana a Santiago, buscando castellanos para que rememoren sus vivencias. Un documental hermoso. Y necesario. Evitar que se pierda lo vivido a base de nombrarlo. Te haces mayor cuando descubres que la biblioteca de babel de Borges no existe. Y que lo que no escribes se perderá, ya nos lo advirtió el replicante, como lágrimas entre la lluvia. Hay que escribir. Y datar. Y contar. Esa memoria que se pierde si no la escribimos: decenas de miles de vidas que cruzaron el mar antes del cataclismo de la dictadura de los Castro. Cuba era el futuro y España el pasado. Gentes que marcharon de la Sanabria, de Sayago, de Aliste, de la Bureba. Hay melancolía en sus ojos. Cubanos, sí. Pero profundamente castellanos. O españoles, como prefieran. Esa muñeca que te acompaña durante el viaje, ese machete que trajo el abuelo de Angelo, esa madre a la que volver a ver, ese franquista de más de cien años, ese comunista que no ha renegado, esa anciana coqueta. La constante de gran parte del XX español es la emigración. Quizá lo extraordinario haya sido el mundo que yo he vivido, por puro azar biológico. Esa España en la que, entre 1990 y 2010, la gente había dejado de emigrar. Qué cosas.

Un magnífico trabajo el de Eduardo Margareto.

Si pueden hacerse con él, no se lo pierdan.

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