14.1.12

vovlerás a región...

Vine a Sanabria porque me dijeron que acá vivía mi padre, hubiera escrito Juan Rulfo si hubiera nacido aquí, como hemos hecho todos. Yo vine porque estamos de fiesta. Porque conmemoramos a San Amauro, como se le llamaba por aquí: el santo legendario, vaya usted a saber si francés, gallego o asiático, siempre viajero, que sanaba los cuerpos y purificaba las almas.

La devoción al santo en la zona venía de antiguo.Algunos días antes de la fiesta, me cuenta mi padre, un par de vecinos iban por otros pueblos cercanos (San Martín, Terroso y sobre todo Requejo, donde había una gran devoción) pidiendo para celebrar la fiesta. El día del Santo, varios sacerdotes de los pueblos vecinos (Cobreros, Requejo, Sotillo, San Román, San Miguel…) acudían a concelebrar la Misa en la Parroquia. El santo tenía fama de milagroso para curar enfermedades; por ello, ese día, los fieles llevaban exvotos de cera con la forma del miembro afectado: un brazo, un pie, una mano, y allí lo dejaban, delante del mismo. Terminada la misa, el santo era sacado en procesión por las cercanías de la Parroquia y a la tarde solía hacerse baile, en la Plaza.

Ahora el pueblo está vacío y apenas se consigue llenar la iglesia. Eso sí, por la tarde, un chocolate para entrar en calor. Hace frío en Castilla y este año la fiesta es especial. Bajamos al Mercado. En el bar de siempre, alguien me recuerda un dicho: los de tu pueblo, boca del diablo, que mataron siete vacas para San Amauro. Mi padre sonríe. Eso es todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En mi pueblo, que es el tuyo, nunca había oído la expresión de San Amauro. Había oído San Mauro, San Amaro o Sanamaro. San Amauro en mi publo no; en los aledaños, puede.