3.1.12

Reflexiones desde mi ventana...

Pasar unos días en La Raya. Está amaneciendo y en la pradera hay nueve grados bajo cero. Va saliendo el sol como sólo sale aquí en invierno. Leer. Interrogarse. Aventurarse a comprender. Estuve con una lectura de Martín Viso sobre la frontera y su articulación en el XII. Miramos mal hacia el pasado, y por eso vemos las fronteras como líneas imaginarias. No lo fueron nunca hasta finales del XIX. Eran espacios: móviles, territorios imaginados en los que había diferentes lealtades políticas o dinásticas, pero nunca nacionales. España y Portugal, y no digamos nada Cataluña o la soñada Euskadi, son inventos modernos. Como nación, digo. Aquí no había grandes hitos que marcaran diferencias como para poder delimitar una frontera: donde poder imaginar un “nosotros” que estaba aquí frente a un “ellos” al otro lado de lo que fuera. No había un gran río, ni siquiera una cordillera. No había nada. Este siempre ha sido un islote demográfico. Veo salir el sol, despacio, desde mi ventana. Esta ventana que da al oeste, claro, y desde la que uno sólo se puede despertar cuando es febrero. La idea de un Leviatán fragmentado que maneja el autor es fascinante. Eso era el mundo medieval, y eso era desde luego en los territorios pobres de frontera. Poderes que pactaban entre sí. Islas de autoridad, normalmente ubicadas en alto, desde la que ejercer un poder sobre el territorio. El caso de la Puebla es de libro, con su castro imponente en medio del camino. Y cuando no era un alto, era un cenobio. Aquí nuestro San Martín, que visitamos un abril tardío y Lisboa resplandecía, aunque el coche no arrancaba y había que detenerse cada poco. Quizá también Asurviale o San Pelayo, perdidos hoy en el silencio de la historia, fueron cenobios que articularon poderes más allá de sus paredes y rezos...

El nacimiento del Reino portugués es un ejemplo de estas luchas por el poder, de estos pactos. No hubo nada parecido a una nación. No podía haberlo. Había intereses. De Nobles. Y de reyes. Por ampliar su poder. Aliste fue un caso de lucha entre la corona leonesa y la portuguesa, con unas fronteras siempre confusas, con falsificaciones sin tregua por ambos lados para justificar sus pretensiones... A la inversa, lo mismo le pasó al área de Riba Coa, mimada por la monarquía leonesa hasta que terminó de quedar clara su pertenencia a Portugal

A Sanabria la confirmó como leonesa, y a la postre como española, Alfonso VII. Los reyes pactan para afirmar su poder. Pactan en la Sanabria la creación del concejo, o quizá la ratificación del concejo ya existente, con sus caballeros sanabreses exentos de la facendera.

Pero también la Iglesia luchó por mantener su poder, con la creación de nuevos obispados, inventando orígenes legendarios, como es el caso de las diócesis de Ciudad Rodrigo y de Zamora. Y también una cierta baja nobleza, militar de oficio, beneficiada por la Corona, como Pedro Rodríguez de Sanabria, o Menendo Rodríguez, quizá antecesores del bueno y leal Men.

En estas tierras se dio un proceso que ya le leí a Holland y al que Viso denomina enceldamiento, una forma de jerarquizar el espacio, de integrar a las comunidades en forma de parroquias. Quizá eso explique la fisonomía o la propia existencia de muchos de los pueblos que, como el mío habitan la Raya: con barrios contiguos, pequeños y diseminados por el terreno. Ha terminado de hacerse de día. Voy a dar un paseo.

PS: “En cuanto a la imagen que se proyecta de la frontera, P. Toubert ha puesto de relieve, al analizar el caso medieval, que ésta no fue jamás una línea -salvo de manera abstracta- sino una zona, y que no fue estática, porque en realidad se trataba del resultado de un movimiento y materializaba en el espacio un estado de equilibrio precario. En tanto que zona, se convirtió en el territorio privilegiado del desarrollo o, por el contrario, de una desertización planificada que no excluía una presencia humana tolerada o suscitada por el poder”.

Martín Viso, Iñaki: La frontera como integración del territorio en la Edad Media: la Raya leonesa (Siglos XII-XIII) Revista de historia da Sociedade e da Cultura, 4, 2004, páginas 9-56. Página 10

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