7.1.12

La insoportable levedad de los vencidos

La historia la cuentan los vencedores. ¡Ay de los vencidos! Sólo conozco un caso, y es ya en el siglo XX, en el que el derrotado haya impuesto su narrativa, y no en vano es el acontecimiento de pasado siglo sobre el que más se ha mentido. También es real que la historia la cuentan los que ganan, y esto, en el caso del rey Pedro, es evidente. Y ahí aparece, y el libro de Barrios lo contextualiza bien, la figura del canciller Lopez de Ayala, un vasco nacido en 1332 que sirvió a cinco reyes aunque quizá sería más exacto decir que sólo se sirvió a sí mismo durante toda su vida. Autor de una crónica al servicio del vencedor, tras haber servido a su rey cambió de bando y, a las órdenes del bastardo, se dedicó con pasión a degradar al rey muerto para honrar al ilegítimo, llegando a destruir toda la documentación favorable al rey Pedro de la que disponía. Un ejemplo de cómo la pluma hace más daño que las armas. Ganó un bastardo y quiso llenar de oprobio a su hermano. Todo se borró. Todo se reescribió. Con la ayuda a sueldo del de Ayala. ¡Ay de los vencidos!: pasan a la historia como un sueño ligero, como un entretenimiento. Un túnel, hubiera escrito Neruda. A veces han de pasar unos años para ver las cosas en perspectiva. Para entender lo perdido. En el caso del Rey, tuvieron que pasar más de dos siglos para que otro Rey justiciero y acaso más prudente, nuestro Felipe II, ordenara que dejara de llamársele el Cruel, para que todos lo conocieran con el Justiciero. Pero de nada sirvió. El daño estaba ya hecho. Al menos en Castilla. Ironías de la vida, uno de los hijos de Pedro acabaría fundando una dinastía en Portugal, llevando la corona de aquel reino. Quizá eso explique el motivo por el que Men y otros tantos otros leales a su rey acabaron sus días, este convertido en Mem Rodrigues de Seabra, en el reino luso, ayudando y protegiendo a sus grandes amigos, los judíos.


PS: En primer lugar, cabe afirmar que el significado de la frontera en la época medieval era muy distinto del que en la actualidad manejamos. No separaban drásticamente dos entes nacionales, sino que eran la consecuencia de la implantación de dos esferas políticas diferenciadas, sin que ello supusiese la articulación de sentimientos identitarios nacionales.

Martín Viso, Iñaki: La frontera como integración del territorio en la Edad Media: la Raya leonesa (Siglos XII-XIII) Revista de historia da Sociedade e da Cultura, 4, 2004, páginas 9-56. Página 11

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy en desacuerdo en que la historia la cuentan los vencedores; la Historia de la Guerra Fria se cuenta desde una perspectiva nada desfavorable para el Bloque Socialista.

El allendismo tiene una imagen absurdamente positiva, como la tienen los sandinistas, y en general las dictaduras de izquierdas, en vigor o vencidas tienen una imagen mucho mejor de la que merecen, y los aspirantes fracasados a dictadores de izquierda son tratados comos santos: el Che es el caso más escandoloso, pero no el único.

Kantor