24.11.11

Cuando la religión empezó a ser reconocible...

Cambiaba el Milenio. Y llegó Cluny. Y con Cluny, llegó la reforma a la Iglesia. Una reforma que empezó a convertirla en lo que hoy conocemos. Empezaba a consolidarse ese poder llamado papado, que poco a poco configuró una relación con el poder terrenal única en el mundo. Una relación que el islam, por ejemplo, no ha sido capaz de tejer aún. Cluny fue un espejo: un lugar de oración que protegía a los cristianos del demonio y de las fuerzas del mal. Tras el poder de la oración, la necesidad de hacerse respetar por el poder civil. Y es que todo era política, claro, porque como Paco me dijo, de obispo para arriba, ninguno cree en Dios. Allí nació la fiesta de los fieles difuntos. De su influencia vienen los Cristos agonizantes. Allí comenzó el descrédito de la simonía. Y de fondo, algo más importante: allí empezó a configurarse de manera definitiva la Iglesia como una Iglesia latina y occidental, frente a la tradición de casi diez siglos que había hecho de la Iglesia algo estrictamente oriental.

Ahora ya todo da igual: la religión no rige la vida pública en occidente y a poca gente le importa la historia. Pero sin Cluny y lo que allí comenzó, no seríamos capaces de reconocer un mundo que ahora nos resulta cercano y familiar. Un mundo que, además, nos separó de todo aquello que había sido relevante hasta aquel momento. Por eso es tan extraño ir al Líbano y ver cristianos árabes. Por eso no entendemos nada cuando nos acercamos al Asia Menor y vemos la influencia del cristianismo en tierras supuestamente musulmanas.

Hay que leer más, eso está claro.


PS: Pero Odilón, a pesar de que Cluny obtenía fabulosos beneficios con las donaciones de los ricos, no se olvidaba de las almas de los pobres. Así fue como se aseguró de incluir una nueva festividad en el calendario del monasterio, que se celebraría cada 2 de noviembre para conmemorar la muerte y redundaría en beneficio de todos los fieles cristianos. En el Día de Todos los Santos, los monjes oraban por los difuntos de todas partes; las oraciones eran obsequios con un poder tan asombroso que se creía que ayudaba a abrir las puertas del cielo.

Holland, Tom: Milenio. El fin del mundo y el origen del cristianismo. Planeta, Barcelona, 2009. Página 297

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"Así fue como se aseguró de incluir una nueva festividad en el calendario del monasterio, que se celebraría cada 2 de noviembre para conmemorar la muerte y redundaría en beneficio de todos los fieles cristianos. En el Día de Todos los Santos, los monjes oraban por los difuntos de todas partes"

Incorrecto: la solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre) conmemora las gentes que ya están en el Cielo y, por tanto, no necesitan oración alguna. Se reza por los muertos el 2, día de los Fieles Difuntos (los que están en el Purgatorio).

aris dijo...

el error de confundir la fiesta de todos los santos con la de todos los difuntos nos da una idea del rigor del artículo en cuestión.

saludos

El Perdíu dijo...

Estimado anónimo, estiamgo Aris, es posible que la culpa sea mía y en el último párrafo haya puesto mal lo del día de todos los santos, en vez del día de los fieles difuntos. saludos

Caribbeanomics dijo...

El hecho de que afortunadamente, al menos en mi opinión, la religión (ninguna de ellas) rija la vida pública en Occidente, aunque algunos social-islámicos y ultra cristianos (pocos la verdad, y mas en USA que en Europa) lo intenten, es una consecuencia benéfica de haber estudiado y analizado la historia, sin negar por ello las muchas aportaciones cristianas a la sociedades mas o menos libres

Anónimo dijo...

"El hecho de que afortunadamente, al menos en mi opinión, la religión (ninguna de ellas) rija la vida pública en Occidente"

Bueno, tampoco es correcta esa afirmación. Ahora mismo estamos bajo la dictadura-idolatría del relativismo liberal laicista (y así nos luce el pelo en Europa).