30.11.11

Polanski rodando a Jaime Gil

Fuimos a ver Un Dios salvaje, la obra de Polanski. Que la vida iba en serio / uno/ lo empieza a comprender más tarde. No es sencillo hacer cine sobre una obra de teatro, pero Polanski es buen director. Me gustó mucho su Negro, aquí traducida estúpidamente por El Escritor, tan correctos como somos, y me ha gustado esta adaptación de la obra de Reza. Meter una cámara en un salón hora y media y lograr que el espectador no se desenganche. Como todos los jóvenes, yo vine / a llevarme la vida por delante. Cuatro personajes sólidos interpretados por cuatro buenos actores. El abogado, un fantástico Waltz al que recordaba de Malditos bastardos. La Foster, tan buena con todo el mundo que está lejos, tan correcta cuando nada importa. Y todos destilando un humor ácido, ese teléfono que no para de sonar. Las convenciones de las reuniones sociales. Dejar huella quería / y marcharme entre aplausos”. La amargura. Una Winslet que se viene abajo por momentos. El desgaste de vivir. Ver cómo los personajes van cambiando de rol, como hay un momento en el que los dos maridos se alían entre ellos contra ellas. envejecer, morir, eran tan solo / las dimensiones del teatro. Un Reilly amargo, incómodo porque su mujer le ha hecho “vestirse como un liberal”, El rencor que genera la convivencia, la juventud perdida o la juventud gastada, eternos niños que es en lo que nos hemos convertido, como si el tiempo no pasara o lo hiciera de balde. Pero ha pasado el tiempo /y la verdad desagradable asoma:.

Buen cine, se va afinando Polanski con los años. Quizá porque sabe, como lo sabia Jaime Gil de Biedma que envejecer, morir, / es el único argumento de la obra.

29.11.11

Una historia fascinante, un país desconocido...

Cuando buceamos en la historia, entramos en otras vidas. En otras personas. Nos damos cuenta de lo poco que sabemos de casi nada. Cuando hacemos historia local, me refiero. Hace años me crucé con un Francisco Arias, abogado de la Puebla de Sanabria, que se había enfrentado con los curas en la su tierra natal. Los párrocos se quedan con las herencias de muchos de los que morían sin testar, causando, de acuerdo con el Dictamen realizado por el Consejo de Castilla tras su denuncia “la despoblación de aquel país fronterizo a Portugal, en notorio perjuicio del Estado”. La Corona, hablo del último tercio del XVIII, se puso de su lado y lo revistió de poder. Tanto, que por un Auto de diciembre de 1782 lo nombró Promotor-Fiscal y Defensor General “en la citada Villa de la Puebla de Sanabria y Lugares de su tierra”.

La Iglesia nunca se lo perdonó. Fue delatado apenas cuatro años después. El Santo Oficio le abrió un proceso de fe. Lo acusó un franciscano, quizá amigo suyo, Francisco García Navarro, y lo acusó de “retener” es la hermosa palabra que usa el fiscal, la obra de Hobbes. En el juicio, me da la sensación, declararon las fuerzas vivas de la Puebla. Alonso González, que llegaría a ser elegido diputado en las Cortes de Cádiz y que años después probó la vacuna contra la viruela en Trefacio, aseguró al fiscal que recuerda haber visto libros en francés de su casa, aunque no podía recordar si eran de Voltaire, como le pedía el acusador. Los papeles son confusos, pero también aparece envuelto en la trama el capitán Manuel de Olaso, probablemente un vasco que desde 1781 era Sargento Mayor de la guarnición de la Puebla de Sanabria. Aparecen más personajes, y la acción se extiende también a Valladolid, ciudad en la que Arias debió de residir mientras estudiaba leyes. En el proceso declararon también “los hombres de juicio y cristiandad de la Puebla”, como los llama el fiscal, quien asegura que estos “no forman el mejor concepto” de Arias, “porque no le ven concurrir a las funciones de la Iglesia y demás actos de Religión”, “conformándose sólo con oír una misa particular los días festivos, que es hombre muy recogido en su casa”. Un hombre que leía libros, y que no iba a misa, y que se atrevió a atacar a unos curas que se quedaban con los bienes de los moribundos que fallecían sin testar. Un personaje fascinante.

No sé cómo acabó todo. No conozco más datos de Arias y su memoria, desde luego, se perdió. Quizá fuera judío y quizá por eso no fue condenado, porque de la lectura del alegato del fiscal no parece deducirse que pidiera pena alguna. Digo por eso porque, Lauru lo deslizó un día, quizá se protegían todos entre ellos. O quizá simplemente decidió poner tierra de por medio y refugiarse en su tierra natal. Quizá. Y quizá entonces sea el abuelo del Moro. Son sólo intuiciones.

Hombres en Sanabria que leían a Hobbes y a Voltaire, que ensayaban vacunas pocos años después que Jenner. Para que luego vengan diciendo los lanas que aquí no hubo nada parecido a la Ilustración y que este era un país medieval en pleno siglo XVIII.

Lo que pasa es que hay que leer más, listillos.



PS: “Este es un punto esencial en el que hay que insistir: absolutismo no quiere decir arbitrariedad. Muy al contrario. El monarca absoluto, cuya marca legitimatoria es la soberanía, es precisamente lo contrario al déspota o al tirano”

Iglesias, Carmen: No siempre lo peor es cierto. Estudios sobre historia de España. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2009. Página 118

28.11.11

Películas de frío, para ver en invierno...

No es fácil rodar una película Islandia y que parezca que está rodada en los Estados Unidos. Estuve viendo Verdades ocultas, con un buen Whitaker y una hermosa Stiles, dirigida por Baltasar Kormákur. Qué bellas me parecen las mujeres de sonrisa atribulada, como el personaje de Stiler en la cinta, mujeres de mirada triste, mujeres que sólo dicen la verdad cuando no son capaces de mirarlo a uno a los ojos. Unos timadores y el complejo mundo de los seguros de fondo, ya saben, ese mundo en el que, como dice el protagonista: “a veces la casa tiene que perder para que los jugadores sigan viniendo”. Y la lluvia. Y el hielo. Y la imposibilidad de volver atrás: “no te das cuentas de los errores mientras los cometes”, le dice ella mientras el frío se cuela por las rendijas de unas ventanas mal ajustadas. Y un paisaje yermo. La soledad de una naturaleza hostil. Y una mentira sumada a más mentiras, con la aseguradora justó detrás de ti soplándote un aire gélido en el cuello. Y el viento. Y la soledad. Y tras tanto robo, darse cuenta que sólo vale la pena luchar por las personas. Por algunas personas. Cine duro, se me daba un aire, no sé porqué, a la Paris Texas de Wenders: esos blancos perdedores que nunca sabrán, ni siquiera tras morir, que jugaron con las cartas marcadas en un país demasiado grande como para darse cuenta de que existían.

Buen cine para ver con una mantita en un día perdido, otro más, a medio camino entre el dolor de cabezas y de encías.



PS: Travis bezala / Chevrolet gorriaren bila / ni joango naiz. / Paris-Texas, / Irun-Mosku, / edo antzeko zerbait... / izorratuta nago!!

27.11.11

Una mañana helada...

Hacía frío. Quizá era febrero, o tal vez había empezado ya marzo. En la Sanabria. Amanecía. Quizá cuatro o cinco grados bajo cero. Quienes han amanecido allí un febrero luminoso saben que el frío no se marcha hasta que uno no se ha calmado. Estaba enfermo. Mucho. Pero se levantó. Se vistió. Con calma. Con pausa. No sé bien el año, pero imagino que sería a principios de los setenta o quizá finales de los sesenta del pasado siglo XX. Salió de casa. Miró al sierro y echó a andar. Desde su San Juan hasta el Mercado hay casi cinco quilómetros por carretera. Poco más de tres y medio si uno ataja por viejos caminos. Eternos cuando uno está enfermo, es anciano y camina sobre las escarcha. No terminaba de amanecer. Y hacía frío. Por fin, llegó al Mercado. Era ya de día. Llamó a la puerta. Lo abrió Manuel, y me parece verlo ahora, mientras lo describo, con sus gafas y su bondad. Se dieron un abrazo. Lo invitó a pasar. Tomaron un café. Hablaron de toda una vida de amistad. Toda una vida, se dice pronto, y se escribe pronto. Dos guerras mundiales, una monarquía, una república, una guerra civil, una postguerra, varios hijos, la muerte de algunos de ellos. Oficios. Salir adelante. Ver cambiar el mundo. Se les pasó el rato charlando. Olía a café, estoy seguro. Cuando debía de ser mediodía llamaron a la puerta. Era su familia. Venían a buscarlo. Dónde te has metido, por Dios, con lo enfermo que estás, como se te ocurre bajar andando al Mercado. Ellos dos se miraron y se entendieron. Era una despedida. Se dijeron adiós con un abrazo. Nunca volvieron a verse con vida. Angel, muy enfermo falleció a los pocos días en su casa de San Juan. Aquél viaje al mercado, a despedirse de su amigo Manuel lo mató, ¿verdad doctor? Le preguntaron al médico. No, aquel viaje le permitió irse tranquilo.

Lauru, el nieto de Ángel se lo contaba el otro día al nieto de Manuel. Y mientras se lo oía contar, a mí se me ponían los pelos de punta...

26.11.11

La Puebla, o cuando premian a un hermano mayor...

Tengo, desde antes de hacer, una extraña relación con la Puebla. Es, siempre lo fue, el centro natural de la mi tierra. Todos giramos en derredor de ella. Ahí se guarecían los papeles cuando nadie sabía leer. Ahí nos cobraban los impuestos. Ahí se juraban las constituciones y ahí viajaban los diputados cuando venían a pedirnos el voto. Altiva, sobre un castro, la Puebla nos vigila, sobre todos a los que llegamos a ella por el noroeste. A los que somos el noroeste del noroeste. Nunca le regateé grandeza, aunque yo vengo de otros lugares y nunca he podido dejar de sentirme algo extranjero en sus calles. Una parte de mi viene del sierro, de los castaños de la Alcobilla, de los judíos, quien sabe, que ejercían oficios porque no podían trabajar la tierra. Vengo de la Sanabria que comerciaba, que vendía y compraba, y eso siempre se hizo lejos de la Puebla. La otra parte de mí, si es que sólo hay dos, viene de donde acaba la Sanabria media y empieza la alta Sanabria. Donde dos periferias se juntan. De un lugar donde la gente sólo bajaba a la Puebla para pagar. O para irse.

Ahora, cuando salgo por el mundo, la gente sólo conoce a la Puebla. Se lo ha comido todo. Es la vida. No es este un país para débiles. Es un país para aquellos que saben dónde van. Ahora nos la premian en Europa. Capital de la biodiversidad, en Bruselas. Y la prensa se acuerda de la Sanabria, y la cita como ejemplo. Sin tener Parque Natural, tiene más reconocimientos ya que el cercano Galende. Detrás hay un trabajo bien hecho. Un trabajo serio de mucha gente. Un trabajo que empezó hace muchos años y un trabajo en el que participaron muchos, cada uno en su medida; ahí estuvo Germán, ahí estuvo Lauro, ahí estuvo Pepe, ahí estuvo Paco Somoza. Algunos ya no están; ¿quién recuerda ahora a Nicolás Arias Torres, el cura de mi pueblo, universitario, que derribó las murallas de la villa y levantó la espadaña de la Iglesia hace ahora un siglo? Algunos ya no van por allí. Pepe Fernández, un magnífico alcalde, sigue al pie del cañón, demostrando que cuando uno es alcalde, o es líder o no es nada. Una parte importante del premio es suyo. Pero estoy seguro que para él no hay mejor premio que ver como sus vecinos de toda la comarca, cuando votan al partido popular en el Congreso, lo marcan a él para el Senado. Y todos nosotros, aquellos que somos de la tierra pero que vivimos en su periferia, seguiremos mirando de reojo, pero con orgullo, a esa Villa altiva que siempre ha ejercido de hermana mayor de todos nosotros.

PS: y en Galende, renovó Susi. Suerte para estos años...

25.11.11

Cine, o cuando todo es un clásico

Alterno el cine de hoy con el de siempre. Estuve viendo, por fin, Con faldas y a lo loco, una de las comedias clásicas de Billy Wilder. Una película que no envejece y por la que desfilan gran parte de las pasiones humanas: el miedo, la pasión, la ambición. Buenos diálogos y una Marilyn esplendorosa.

Nos acercamos también a ver Anonymus. Teorías conspirativas con Shakespeare de fondo: quizá fue un noble el autor de sus trabajos, un noble enamorado de una Reina prohibida. Buen cine, algo enrevesado, pero buen cine. Y mientras veía la película pensaba en él y pensaba en don Miguel, el judío de Cervantes. Ambos son personajes fascinantes, si es que llegaron a existir. Nacieron en un mundo que empezaba a parecerse al nuevo: quedaba atrás el Medievo; Constantinopla era ya sólo un recuerdo, el turco una amenaza y la cristiandad occidental, que emergía como el gran poder de ese nuevo mundo, se había fragmentado ya para siempre. Fueron tiempos confusos, los recuerdo bien. Las cosas estaban cambiando y no entendíamos bien el motivo: dos imperios empezaban a consolidarse, dos imperios, periféricos dentro de la periferia, empezaban a mirar el mundo conocido como un campo de batalla. Ambos, el inglés y el castellano, se preocuparon mucho en vida de que nadie supiera demasiado sobre ellos. En aquella época, como un calamar. En esta, como el fumador de Expediente X. Y sin embargo, qué cercanos nos resultan al leerlos: los dos tan preocupados siempre por la libertad, tan minuciosos a la hora de describir las pasiones humanas, tan distantes y tan irónicos, qué inteligentes, cuando se refieren a nuestras locuras. Heterónimos de sí mismos, nunca sabremos que se escondía detrás de aquellos nombres. Por eso, rematé la reflexión, todas las identidades son falsas, porque dentro de nosotros vive el otro, y como me enseñó el profesor Juaristi: suyos son nuestros fantasmas más queridos.

Un secreto, desocupado lector. Nadie lo recuerda ya, pero aquel día de abril de 1616 alguien les susurró al oído la misma frase a los mientras expiraban: “moriremos, si es que hemos nacido


PS: “En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje, con quien fue más agradecida y liberal la naturaleza que la fortuna, aunque en la estrecheza de aquellos pueblos todavía alcanzaba mi padre fama de rico...”

24.11.11

Cuando la religión empezó a ser reconocible...

Cambiaba el Milenio. Y llegó Cluny. Y con Cluny, llegó la reforma a la Iglesia. Una reforma que empezó a convertirla en lo que hoy conocemos. Empezaba a consolidarse ese poder llamado papado, que poco a poco configuró una relación con el poder terrenal única en el mundo. Una relación que el islam, por ejemplo, no ha sido capaz de tejer aún. Cluny fue un espejo: un lugar de oración que protegía a los cristianos del demonio y de las fuerzas del mal. Tras el poder de la oración, la necesidad de hacerse respetar por el poder civil. Y es que todo era política, claro, porque como Paco me dijo, de obispo para arriba, ninguno cree en Dios. Allí nació la fiesta de los fieles difuntos. De su influencia vienen los Cristos agonizantes. Allí comenzó el descrédito de la simonía. Y de fondo, algo más importante: allí empezó a configurarse de manera definitiva la Iglesia como una Iglesia latina y occidental, frente a la tradición de casi diez siglos que había hecho de la Iglesia algo estrictamente oriental.

Ahora ya todo da igual: la religión no rige la vida pública en occidente y a poca gente le importa la historia. Pero sin Cluny y lo que allí comenzó, no seríamos capaces de reconocer un mundo que ahora nos resulta cercano y familiar. Un mundo que, además, nos separó de todo aquello que había sido relevante hasta aquel momento. Por eso es tan extraño ir al Líbano y ver cristianos árabes. Por eso no entendemos nada cuando nos acercamos al Asia Menor y vemos la influencia del cristianismo en tierras supuestamente musulmanas.

Hay que leer más, eso está claro.


PS: Pero Odilón, a pesar de que Cluny obtenía fabulosos beneficios con las donaciones de los ricos, no se olvidaba de las almas de los pobres. Así fue como se aseguró de incluir una nueva festividad en el calendario del monasterio, que se celebraría cada 2 de noviembre para conmemorar la muerte y redundaría en beneficio de todos los fieles cristianos. En el Día de Todos los Santos, los monjes oraban por los difuntos de todas partes; las oraciones eran obsequios con un poder tan asombroso que se creía que ayudaba a abrir las puertas del cielo.

Holland, Tom: Milenio. El fin del mundo y el origen del cristianismo. Planeta, Barcelona, 2009. Página 297

23.11.11

Leyendo, a ratos

Ando con varias y dispersas lecturas.

Tengo casi acabado Después del Reich, de Macdonogoh. El tema empezó a interesarme con Sebald, gracias Jesús, y me sigue resultando atractivo: los otros alemanes, los que murieron al final de la guerra, cuando se la encontraron en casa. El concepto de “culpa colectiva” y de desnacificación. Se trata de un libro prolijo, denso, en el que se recorre la situación al final de la guerra tanto en los cuatro sectores alemanes como en Austria. Muchas respuestas a algunas de las preguntas de mi adolescencia: ¿cómo era posible que Austria no fuera miembro del mercado común hasta 1995? La lógica de la guerra fría. La inquietante música del tercer hombre. Le iré contando, desocupado lector.

El otro día me hice con una historia breve de Pedro I el justiciero, contada desde un óptica sevillana, cuidad que desconozco por cierto por completo. El intento de reconstruir la vida del monarca y de contextualizar su vida, frente a toda la leyenda negra que el bastardo hizo caer sobre él. Está mediado ya. Demasiado sevillano, a cambio, narración ágil y buena escritura.

Oscarnello me dejó el otro día en la cena un libro para seguir las huellas de Sabino, el paleto que, como no pudo ser alcalde de su pueblo, se inventó una religión política. Recuerdo a Antonio Elorza como un magnífico profesor, y recuerdo buen su tesis del nacionalismo como un fenómeno paseísta, y también su configuración del nacionalismo vasco como un ejemplo de transferencia de sacralidad de la religión a la política, y su atinada metáfora del Partido de Sabino como la Compañía de Jesús. Un placer de lectura.

Y por último estoy con un estudio del profesor Requena sobre redes sociales. Llegué a él a través de la imprescindible Revista de Libros y ahora me lo han dejado. Las redes como fenómeno social al que se suporponen las herramientas informáticas, tipo facebook. Una interesante reflexión sobre el capital social y sobre la necesidad, tantas veces manifestada, de que la ciudadanía participe en la vida pública. Ya le contaré, desocupado lector.

22.11.11

El nacimiento de las aldeas

El cambio de Milenio, del primer Milenio. Algunas reflexiones del libro de Holland de las que todavía no había hablado aquí y que me resultan muy cercanas, no sólo por venir de dónde vengo, sino por lo que me interesa ese mundo de origen. El revolucionario cambio que supuso el nacimiento de las aldeas. El horror del campesinado en la historia. Nacer pobre, trabajar y morir pobre. Cambiaba el milenio y ellos eran bestias, en ocasiones de carga. Rodeados de mierda, nacían y morían analfabetos, casi siempre sin haber abandonado nunca su tierra natal. En aquella época, su mundo cambió. Poco a poco, fueron dejando de vivir en granjas o en villas como había sucedido desde Roma y fueron dejando de moverse de una granja a otra. Empezaron a nacer las aldeas. Como la mía, o tal vez como la suya, desocupado lector; ligadas a oficios (herreros, cobreros...) o ligadas al campo directamente. Así estaban apiñados en poco espacio y eran más fáciles de exprimir y de controlar; como si fueran ovejas. El fin de las ciudades es el sueño de cualquier tirano. El nacionalismo siempre es rural y patina en las ciudades. Concentrar a toda la población en pequeños espacios, fácilmente controlables a través del fisco o de la religión. Y al fondo, un castillo para tenerlos controlados. Desde lo alto de un risco, o en la peña senabresa, por ejemplo. Impecable, una estructura en la que guarecerse de los rigores de la vida y donde celebrar fiestas y banquetes. Implacable, con hombres armados que toman por la fuerza lo que necesitan de las aldeas que lo rodeaban.

El poder del Estado frente al individuo, ya en aquella época. Y todavía me dicen que es una alegría que le vaya mal al Mercado. En fin.



PS: “Derrumbados y desangrados, esos campesinos que se adaptaban a la nueva experiencia de tener que vivir arracimados con sus vecinos trabajarían en lo sucesivo como siervos [...]

Holland, Tom: Milenio. El fin del mundo y el origen del cristianismo. Planeta, Barcelona, 2009. Página 197

21.11.11

Pinceladas electorales

Hay gente sabia en la mi tierra. No hay más que comparar qué partido gana al Congreso y quién es el senador más votado en la Puebla de Sanabria. O el número de votos que el senador sanabrés obtiene en lugares como Galende o Lubián. Enhorabuena.

Vengo de una tierra conservadora. De derechas. Rural. No hay más que ver el porcentaje de voto que obtiene Izquierda Unida. Probablemente, los mismos votantes que hace cuatro años.

Hay gente sabia en Parla. Menos mal que el tal Gómez era el alcalde más votado en una gran ciudad española que si no llega a ser por eso, no sé dónde andaríamos a día de hoy.

También hay gente sabia en Rivas. Gente que escinde el voto. En las locales con unos, en las generales con los de enfrente. Eso es ciudadanía.

No deja de ser un análisis de barra de bar, pero está claro que en muchos lugares, hay un trasvase de voto del pesoe a la upd. No hay más que mirar sitios como Las Rozas, Murcia o Valladolid.

Cuanto me alegran los resultados de la Imperial Tarraco. El pepé de Alejandro Fernández es la primera fuerza política en la ciudad.

Las buenas herencias del tal Rodríguez. Batasuna y su mundo de nuevo en el Parlamento. Tantos años matando para obtener el 25% de los votos. Va a ser lamentable tener que soportarlos aquí de nuevo.

EQUO no despega. Y no sé si volverá a encontrar una ocasión tan favorable como esta. Ánimo, en cualquier caso.

Los mejores análisis, ayer en casa con Oscarnerllo Matzerath y la semana que viene amb el amic Roger y con D. Manuel. Nosotros somos de esa gente, la frase es de uno de ellos, que “cuando perdemos, perdemos; y cuando ganamos, también perdemos”. Así que podemos analizar las cosas con cierta objetividad.


PS: Frans Van Den Broek escribió en su artículo “Intelectuales en fuga”: “[la obra de autores como Aron y Benda] en los que se postula que el apego de la clase intelectual a intereses particulares, étnicos, nacionalistas o políticos ha tenido como consecuencia el abandono de principios de orden universal, en un proceso que puede ser interpretado como una traición, o como un delirio, puesto que el intelectual es precisamente quien debiera custodiar dichos principios y no abandonarlos, cualquiera que sea el pretexto.

20.11.11

No diga que no sabía nada...

Andaba leyendo el periódico. Era sábado. En las páginas finales. A medio camino entre el reportaje, la noticia y el artículo, me hablaron de alguien que un día no quiso quedarse quieto al ver una noticia. Alguien que no se limitó a cambiar de canal. Un madrileño y las redes sociales. Pedir dos euros a través de la red. En un país en el que la gente sólo usa internet para robar, con la sonrisa cómplice de nuestras élites.

Así que me puse en marcha y doné. Es fácil y hay muchas formas de hacerlo. De hecho, puede hacerlo usted o puede involucrar a su empresa. Dos euros por cabeza. Un dineral. Tras donar, distribuí la noticia, animando a otros a hacerlo.

Es curioso porque llegué al portal web a través del periódico en papel. Cuánta oscuridad nos rodeará el día que no tengamos periódicos.

Lo hice y pienso, como siempre, que lo que uno ha de reivindicar es su propia acción, y no esconderse detrás de tópicos correctos: esto no vale para nada, es una gota de agua en medio del océano, vete tú a saber a quién va. Pues no. Yo me fío. Y la vida sólo funciona con la confianza. Porque el capital social se incrementa con iniciativas como esta. Y sin capital social no hay nada

Haga lo que quiera, desocupado lector, pero luego no diga que no lo sabía.


PS: “En el momento en el que unas cuantas personas se unen o asocian para lograr un objetivo común, ya no son hombres o mujeres aislados, sino un poder visible cuyas acciones sirven de ejmplo; un poder que habla y al que se escucha”.

Requena, Félix: Redes sociales y socidad civil. Madrid, CIS, 2008. Página 18

19.11.11

La lideresa de la postmodernidad

Es el zapaterismo convertido en mujer. Una carrera política apoyada en la imagen. Sólo en la imagen. Aquel político que reivindica como méritos su sexo o su lugar de origen. Determinismos contra los que no hemos podido luchar. Cárceles, si lo sabré yo en cuanto al origen, de las que hay que desconfiar. Cada paso que da es una muestra más de dónde ha caído la política. Volvió a hacerlo ayer. Resulta que la privada de Godó en Cataluña había cerrado un debate con ese magnífico periodista que es Cuní a la cabeza. Y un debate, atentos, con periodistas, con ritmo, con interrupciones, no las memeces estas solemnes que suelen hacerse. Iban los cinco cabezas de grupo con posibilidades reales de sacar diputados en aquella Comunidad. Ella se retiró. Quería mandar a un segundo, sabiendo que eso rompía el debate. Y cuando le dijeron que lo hacían sin ella, ¡habrase visto, quienes se han creído que son! lo denunció a la Junta Electoral, así, con dos cojones.

Al final no hubo debate, pero ella ha quedado retratada, de nuevo. Y esta es la que quiere liderar el Partido Socialista. No sé si dan ganas de reír o de llorar.

La versión de Cuní, en una de las dos lenguas que utilizan habitualmente los ciudadanos de Cataluña, pinchando aquí.

Tenemos un problema con nuestros políticos. Y con sus partidos.

Lo tenemos todos.

18.11.11

Textos ya escritos y pactos secretos

Hoy escribe Muñoz Molina por mí. Qué hermoso párrafo. Qué reivindicación del arte, encontrado al azar un sábado de noviembre desayunando con cuatro periódicos encima de la mesa.

Ahí va, desocupado lector. Léalo despacio. Y disfrútelo:

Qué mezquindad, qué apocamiento que la literatura se mida con la literatura, el arte con el arte. Con lo que la literatura y el arte tienen que medirse es con el mundo, con la misma vida, como se miden las manos extendidas de hierro de Eduardo Chillida con el mar Cantábrico, o los enanos de Velázquez y los fusilados de Goya con nuestra pobre condición humana. Frente a la anchura del Hudson leo Bálticos, el poema más largo de Tomas Tranströmer, que arranca hablando de su abuelo materno cuando pilotaba buques en la bruma incierta del mar, y la poesía, incluso traducida, resiste la confrontación con ese paisaje desmedido.”

Sencillamente, delicioso.


PS: hermoso José Emilio Pacheco. Hermoso hasta doler: “Sigo pensando / que es otra cosa la poesía: / una forma de amor que sólo existe en silencio, / en un pacto secreto entre dos personas [... ]”

17.11.11

Una buena manera de vencer la cólera del español sentado...

Escuchar es un acto de la voluntad. Lo natural es estar disperso, atento al vuelo de una mosca o incluso, ya ven, viendo la tele. Escuchar exige esfuerzo. Sentarse. Estar tranquilo. Asumir lo que alguien nos va a contar. Cuando quien habla es un humanista, lo mejor es olvidarse de todo y dejarse llevar. El ponente empezó a hablar. Y nos llevó a todos al siglo XII antes de Cristo. A una roca sobre el Duero. Ahí empezó la ciudad. Y siguió narrando, como si estuviéramos en las mil y una noches, una historia que nunca nos atrevimos a conocer: despreciábamos el Castillo de la ciudad y nos reíamos de su fortaleza. ¿Cómo pudo alguien decir que con esta porquería se defendía la ciudad?. Así que él nos enseñó a mirar. Porque conocer siempre es aprender a mirar. A ver de nuevo. A fijarse en otras cosas. Nadie nos lo había contando nunca: el juego de taludes, el jardín francés, la pérdida de perspectiva fruto de los rellenos de tierra a lo largo de los siglos. Y se hizo el milagro. Entendimos, como en Pentecostés. Hasta fuimos capaces de comprender el porqué de cuartel del XVIII. Luego fue todo más sencillo. La Casa de los Gigantes. La obra de Lobo. La necesidad de no convertir su museo en un Mausoleo: la oportunidad de intercambiar, de hacerlo grande. Los museos monográficos son tumbas para un artista, nos dijo. Lo del Castillo ha de ser un museo nacional de escultura moderna.

Y las Aceñas, qué decir de las aceñas. Siempre hay un porqué. Aunque muchas veces no lo conozcamos. Y cada detalle era una consulta al archivo. La compleja relación de la ciudad con el río. El papel del Cabildo. El negocio de la harina. La dificultad de entender la ciudad sin ellas. El problema de no entender que nunca habrá un hombre nuevo; venimos del pasado, y el pasado está en nosotros, en un sustrato silencioso del que nunca, ninguno, podremos desprendernos del todo...

Y de repente se quedó callado. En su cara se dibujaba la humildad del sabio. No quiero aburriros más, dijo en voz baja, que es el tono de voz que suelen emplear las buenas personas. Aplaudimos y volvimos a la vida real.

Lo miraba y pensaba en los hombres plenos. Los hombres humanistas (y no es un pleonasmo: muchos hombres no lo son, la mayoría ni siquiera se da cuenta). Esos hombres que, tras haber dominado la técnica, tras haber dialogado con la naturaleza acaban intuyendo, vaya si lo intuyen, que sin historia, sin música, sin geografía, sin literatura, sin pintura, no hay nada. Todo lo contrario de los los zafios doctos (bildungphilister), contra los que Nietzsche me puso en vanguardia a la vez que Ortega: esa barbarie del especialismo que lleva al técnico a no entender nada de lo que sucede a su alrededor.

Acabó de hablar y pensé en la obra de Claudio Rodríguez. E imaginé que cuando el poeta escribió que: “todos llevamos una ciudad dentro”, no podía estar pensando sino en Paco Somoza.

16.11.11

No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar...

Llegué muy tarde a José Emilio Pacheco. Cuando le dieron el Cervantes, nada menos. Para que luego digan que los premios no valen para nada. Hacía mal tiempo. Era la tarde y estaba en la Sanabria. Me dijo “Única eternidad que sobrevive, / esta lluvia no miente”. Un hombre mayor, huidizo, o al menos esa imagen me trasladaron los medios. Leí las crónicas. No fue un buen año y yo andaba desazonado. Declaró a la prensa que la poesía es una forma de resistencia frente a la barbarie. Y frente a la soledad, pensé yo. Después, alguien me puso delante un poema luminoso. Breve. Conciso. Con ese filo lleno de herrumbre que sólo la poesía es capaz de mostrarte cuando estás desprevenido: “Ya somos todo aquello / contra lo que luchamos a los veinte años”. El otro día me lo encontré. En la Casa del libro. Tusquets ha editado su poemario completo y no pude resistirme. Ando con él ahora. Sigo con Claudio, claro, pero es que a Claudio ya no creo que lo abandone nunca. Nos vamos conociendo. Un poeta del paso del tiempo. De la nostalgia. Asumir nuestra condición de viajeros en cualquier sitio: “Si te molestan por su acento o atuendo, / [...] emprende un viaje, / [...] a la ciudad más próxima / [...] Verás cómo tú también eres extranjero”.

Un amigo para charlar. Lo leo despacio y me susurra: “No leemos a otros: nos leemos en ellos. / Me parece un milagro [...]”. Le descubro un poema a César Vallejo “-y uno habla y habla”. Y él me cuenta acerca del paso del tiempo “Hablamos todo lo que había que hablar. / Hicimos todo lo que había que hacer. / Nos llenamos / de plenitudes y fracasos”. Y mientras lo hace, me recuerda la inutilidad de la escritura: “Escribe lo que quieras. / Di lo que se te antoje. / De todas formas vas a ser condenado”.

Buena lectura.

El paso del tiempo


PS: mañana a predicar a la capital...

15.11.11

En la recta final de la campaña (un poco de política)

Pasado ya el ecuador de la Campaña. Qué poco me importa, la verdad. La democracia es madurar, y asumir que la vida política son compromisos inestables. Qué bueno en este sentido, por cierto, el artículo de Innerarity el otro día en el fancine de prisa. Como siempre algunas filias y varias fobias. Que gane el pepé. Lo digo sin fe, sin convencimiento. Son lo menos malo. Que el pesoe se hunda y se regenere. A ver si por fin logramos tener una socialdemocracia normal, homologable a la europea, que aprenda a leer y que incluso sepa escribir. Disgustos: ver a Batasuna de nuevo en Madrid. Qué horror. Algunas cosas buenas: el hundimiento de la Esquerra, la subida de UPyD, la entrada de EQUO, espero: algo de intelectualidad en la izquierda más analfabeta de Europa. Algunos buenos candidatos: Pepe Fernández, el mejor senador posible para la Sanabria. Alejandro Fernández, el mejor diputado posible por la imperial Tarraco. Buenos los dos cuneros que van por mi provincia: tipos preparados y educados, Camacho y Calvo-Sotelo.

Una propuesta a medio camino entre los libertarios y los ácratas: como el Senado es una farsa, y eso lo sabemos todos, votemos con alegría, usando nuestros tres votos contra las consignas de los partidos, que sólo ven ovejas cuando se ponen a contar votantes. Ahí va mi propuesta: dejar en blanco la papeleta al Senado, o marcar senadores de diferentes partidos. Yo repetiré la experiencia de 2008: estoy harto de los senadores que el pepé presenta por Madrid. Joder, llevan toda la vida ahí; la tal Vindel ha cumplido ya veintiún años de senadora, la renovación siempre empieza por los demás... así que después de echarle un vistazo a los candidatos por Madrid, creo que voy a votar a Álvaro Pombo, que va por UPyD y ya veremos como reparto mis otros dos votos...

Ese día, además, se celebran también elecciones parciales en el Mercado del Puente. Las anteriores se decidieron por un voto pero no estaba nada claro. Veremos a ver qué pasa. También, uno tiene su corazón, estaré pendiente de ese resultado la noche electoral.


PS: “Una sociedad es democráticamente madura cuando ha asimilado la experiencia de que la política es siempre decepcionante y eso no le impide ser políticamente exigente. La política es inseparable de la disposición al compromiso, que es la capacidad de dar por bueno lo que no satisface completamente las propias aspiraciones. Está incapacitado para la política quien no tiene la capacidad de convivir con ese tipo de frustraciones y de respetar los propios límites. Innerarity, D.: “Los sueños y las urnas”, en el diario El País, el pasado 29 de octubre

14.11.11

Tardes de otoño, tardes de cine...

Tardes de cine, ahora que llega el otoño, los días son cortos y noviembre no se detiene. Estuve viendo Michael Clayton, un thriller intenso con un Clooney aturdido y con un fantástico Wilkinson, al que recordaba de manera vaga como el Tio Howard del sueño de Casandra. Las traiciones. El dinero. Una empresa y un engaño. Una locura. Fingida, como tantas locuras. De fondo, una vida personal que se va hundiendo. Un hermano alcohólico, una separación. Un paisaje delicioso. Una lucha contra el reloj. Buenos contra malos, como nos gusta cuando estamos en el cine, que ya bastantes matices tiene la vida. Buen guión, de los que permiten que sea el espectador el que vaya encajando las piezas del puzle.

También fuimos a ver Margin Call, recomendada con insistencia por el amigo Rudulí. La lógica de las grandes finanzas contada por magníficos actores, no sólo Irons o Spacey, sino sobre todo un descomunal Tucci. La necesidad de ganar aunque otros pierdan. Los riesgos, inherentes al capitalismo, que pueden desbocarse cuando uno no se da cuenta de lo que está pasando. La necesidad de ganar en cinismo según se va ascendiendo en la escala social. La estupidez de confundir la economía con las matemáticas. Los zafios doctos, de los que hablaba Nietzsche, tan presentes en la vida pública de nuestro mundo. Y en la privada.

Buen cine.


PS: Ando, a mi edad, descubriendo a José Emilio Pacheco. Fantástica la antología que me regalé el otro día. Hay que cuidarse

13.11.11

El placer de leer. El placer de pensar (y VII)

El libro se cierra con una reflexión de Paul Starr sobre la relación entre prensa y corrupción, publicado en marzo de 2009 en The New Republic. Llevamos décadas mirando lo público a través de los ojos del periódico. No ha sido casual. La televisión se centra en los deportes y los sucesos, quedando la prensa encargada de cubrir el hueco de la política real. El hueco del control. La necesidad de la supervisión de lo público. Cuando los periódicos se vayan apagando, el autor cita a Rosentiel, “una parte de la vida quedará en la oscuridad”. Porque no sabremos lo que no sabemos. Y es que hay relación, claro que la hay, entre la libre circulación de prensa y el nivel de corrupción. A ver si alguien cree que la corrupción en España no tiene relación con el bajo nivel de lectura de prensa. Y con la descarga masiva de contenidos ilegales de Internet con la excusa infantil de que sus autores “ganan mucho dinero”. Los periódicos iluminan muchas cosas. Algunas de ellas esenciales para hacernos crecer como personas. Es lo que hay. Los sitios en línea no serán capaces de cubrir este vacío: su modelo es otro y su público objetivo, también. Se irá terminando para todos el “aprendizaje accidental” esas cosas que descubres sin haber preguntado por ellas y que son las que nos hacen crecer, de la mano de la prensa, de un amigo o de una película. Es terrorífico pensar como estos espacios de aprendizaje accidental se van haciendo cada vez más pequeños, sin darnos siquiera cuenta. Sin saber que estamos colaborando con nuestra propia miseria.

Seremos más pobres. Seremos menos libres. Es verdad que la prensa no es perfecta ni inocente. Pero da miedo asomarse al futuro y ver lo que nos espera, al menos en este ámbito.

Un magnífico libro, desocupado lector.

Hágase con él.


PS: “Los periódicos han ayudado a controlar las tendencias corruptas tanto en el gobierno como en la industria. Si queremos evitar una nueva era de corrupción tendremos que invocar ese poder de nuevas maneras. Las nuevas tecnologías no nos liberan de nuestras viejas responsabilidades

Starr, Paul: “Adiós a la era de los periódicos”, en Espada y Hernández Busto, (eds.): El fin de los periódicos. Duomo, Barcelona 2009. Páginas 111-141, Página 141

12.11.11

Al final del Milenio

Acabé, por fin, el Milenio, de Tom Holland. No está bien traducido, y eso mata un libro. Además, es más confuso que su impagable Rubicón, pero aún así es una lectura fascinante. Europa, una península de Asia, era un mundo en descomposición a finales del siglo VIII. Roma había desaparecido y los territorios europeos luchaban entre sí desangrándose con querellas intestinas que habían reducido la importancia de este territorio a la nada. En el oriente, la ciudad, Constantinopla, mantenía viva la llama tanto de la cristiandad como de una Roma ya plenamente oriental.

Canossa como símbolo de un cambio. Todo empezó por aquella época: las dos o tres décadas anteriores a la humillación de Canossa y las dos o tres posteriores. Ahí nació occidente, quizá de la manera en la que lo conocemos hoy. Gregorio VII y Enrique IV marcan de una manera lejana si usted quiere, desocupado lector, el inicio de una modernidad fascinante: la que marca la escisión entre el poder civil y el religioso que el Islam no ha sido capaz de conocer en quince siglos. La que supone asumir como natural que la Iglesia y el Estado, que lo espiritual y lo político, existen por separado. Una revolución en su época. Una bomba de relojería sin la cual no seríamos capaces de entender nuestro mundo de hoy en día...


PS: “En realidad, no existía ningún precedente de la revuelta que suponía Canossa, ni en la historia de la Iglesia Romana ni en la de ninguna otra cultura. [...] Europa occidental, que durante tanto tiempo había languidecido a la sombra de civilizaciones mucho más sofisticadas y de su propio lejano pasado, que ya se había esfumado, iba al fin a emprender un camino que resultaría ser, irrevocablemente, su propio camino.

Fue Gregorio, en Canossa, quien se convirtió en el padrino del futuro”.

Holland, T.: Milenio. El fin del mundo y el origen del cristianismo. Planeta, Barcelona, 2008. Página 20.

11.11.11

El placer de leer. El placer de pensar (VI)

La muerte de las noticias es el título del penúltimo artículo del libro, publicado originariamente por Gary Kamiya en Salon.com en el año 2009. Los periódicos como una especie en vías de extinción. Como un lujo al que los que somos sibaritas habremos de acabar renunciando. Y con su muerte desaparecerá el concepto de noticia. Habrá bobadas, videos en youtube y periodismo dizque ciudadano. Pero no habrá periodistas sobre el terreno para contar lo que pasa. Nadie nos lo contará. Y así dejaremos de consumir aquello que no seleccionemos: y eso es terrible. No habrá nadie para decirnos lo que debemos conocer. Nadie. Y nuestro mundo será cada vez más pequeño, más bobo, más predecible. No creceremos, aunque esto, supongo, no sea un problema para quien nunca haya querido crecer. Esa es la clave y Kamiya la expresa con una frase magistral: “Internet proporciona a los lectores lo que quieren; los periódicos, lo que necesitan". Sin la prensa abriremos menos puertas, sobre todo porque nunca sabremos qué puertas tenemos delante. Andar a ciegas por el mundo. Verlo todo a oscuras, auxiliados sólo por el grito de los"todólogos" (Rogelio dixit) en las tertulias. Bienvenidos a la red...


PS: "En este futuro imaginado, el New York Times habrá muerto, y sólo dos o tres agencias de noticias seguirán teniendo reporteros en Gaza, por ejemplo. En lugar de noticias editadas habrá entrevistas en video con los habitantes de Gaza, así como comentarios y análisis a cargo de un vasto ejército de expertos semiexpertos y bocazas"

Kamiya, Gary: “La muerte de las noticias”, en Espada y Hernández Busto, (eds.): El fin de los periódicos. Duomo, Barcelona 2009. Páginas 101-110, Página 103

10.11.11

Cine doble...

Va de cine. Últimamente me ha dado por el cine a medio camino entre lo romántico y lo cómico, con las mujeres siempre de fondo. Vi, por fin, los sueños de un seductor, de Allen. La había visto en teatro, hace muchos años. Buena película, que no ha envejecido mal con los años. Enamorarse sin darse uno ni cuenta y hacerlo, claro, de la persona equivocada. Un día te levantas y descubres, como le pasa al protagonista con una deliciosa Keaton, que sólo te apetece compartir cosas con una determinada persona: buscar su aprobación, su consejo, su mirada. Bogart al fondo y todas nuestras inseguridades puestas al día. Un final amargo, claro, porque la vida es áspera, como es áspero este noviembre frío y triste que se nos ha caído de repente encima.

Estuve viendo también amor con preaviso, una cosa menor de Grant y la Bullock. Me gusta Grant, con su Queen´s English. Otro amor inesperado, de cuando uno no se lo espera y le llega de manera furtiva, ese amor que llega como si tal cosa, por decirlo a la manera de los Urquijo. La complicada relación entre el éxito profesional y la capacidad de vivir cuando eres mujer y acabas sospechando de todo y de todos. Cine agradable, sin mayores complicaciones, un final hermoso pero predecible.

Quizá por eso el cine nos fascina: lo que nunca acaba bien en la vida real, en la pantalla tiene un final redondo.