3.10.11

Un país cercano...

Este próximo miércoles comienza Liber, la Feria Internacional del Libro. Rumanía: un invitado de honor cercano. Y querido. No sólo fue aquel viaje, que hice de la mano de Kaplan y que terminó, claro, en el hotel brindando por las personas que escriben y que, al hacerlo y dar forma a sus sueños, nos enseñan a entender los nuestros. No, no fue sólo aquello. Fue descubrir aquella Europa que nos escamotearon a medias el comunismo y la reforma educativa. Aquella Bucarest en la que se editaban más libros en francés que en ninguna otra ciudad europea, exceptuando París. Aquella calle Victoria, elegante como un sueño. Aquella literatura que empezó a hacernos ver Magris en su Danubio imperial y que luego vino de la mano de Andric, que nos trajo Jesús, de la mano Roth, que murió alcohólico y solo, ante las miradas de reproche de la sociedad burguesa, de Marai, que huyó, de Andrujovic, que se quedó, perdido en un aeropuerto porque hay llegado junio y ya estoy a otra cosa, chaval. Uno no es el mismo tras entrar en la vida de otra persona, y leer un diario es abordar una vida, como demuestra el Diario de Mihail Sebastian; la caída de una sociedad en la miseria, en el horror; el antisemitismo como refugio de los canallas. La condición de judío como estigma, aunque uno sepa ni que lo es. Cuando uno ha de renunciar a lo que es sólo para sobrevivir. Luego llegó Norman Manea y llegó, en cierto sentido, también la Müller. Y llegó Mircea Elialde. Y tantos otros. Me quedaré ciego el día que no tenga nadie cerca para recomendarme libros, para descubrirme literaturas. Para contarme vidas. Para hacerme crecer. Es lo que hay. Y también le pasará a usted, desocupado lector. Ya lo verá.

Un país fantástico, Rumanía, un país cercano y amigo. Un mar de imaginación latina rodeada de bosques eslavos. Y judíos. La vida como desarraigo. Un país que leer y sobre el que huir de los tópicos, tan bobos y tan fáciles, construidos a medias entre la ignorancia y la televisión.


PS: En alguna parte, en una isla con sol y sombra, en plena paz, en plena seguridad y en plena felicidad me tendría sin cuidado ser o no judío. Pero aquí y ahora no puedo ser otra cosa. Y creo que tampoco quiero.

Sebastian, Mihail: Diario (1935-1944), Entrada del 17 de diciembre de 1941.

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