18.10.11

Nuestra sangre, helada

Se habían cumplido ya dos años del brutal asesinato de su hijo Joseba. Un militante socialista. Luego llegó la indignidad de quienes, como nunca han tenido ideología, no les ha importado arrimarse a cualquier sombra. La madre, valiente, se dirigió a aquel López, dirigente máximo de los socialistas en mayo de 2005 con una carta abierta. La carta, entre otras cosas, decía:

Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!"

Seis años después de aquella carta, el Partido de Joseba se ha sumado a la Farsa de San Sebastián. Han ido a sentarse de la mano de los corifeos de los asesinos. De los que opinan que aquí hubo una guerra y que no ha de haber vencedores ni vencidos.

Me repugnan. Profundamente.

Las víctimas, lo único digno de todo esto, han ido a darles ejemplares del libro vidas rotas. Para que se enteren de que aquí unos morían y otros mataban.

Los socialistas vascos. Pilar Ruiz Albisu lo adivinó claramente. Y nuestra sangre, helada.

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