27.9.11

Recordar a Lorca en Lisboa

No recuerdo bien cuando descubrí a Lorca. Quizá en el bachillerato, no lo sé. Sí recuerdo que llegué a él a través del Romancero gitano. Me fui haciendo adulto y descubrí al poeta en Nueva York. Y cuando la muerte empezó a golpearme, aun de lejos, descubrí la gran elegía de la lengua española: el llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

Luego nos fuimos alejando, aunque nunca nos hemos olvidado del todo. Alguna casida. Sus obras de teatro. El otro día volví a Lorca. Volvimos a Lorca. Presentaban en el Ateneo lo que prometía ser un encuentro entre artistas. Una réplica a su romancero, dibujada por un arquitecto con alma de pintor y cantada por un poeta nacido en Lisboa.

El poeta de Lisboa nos desarmó, cantando a las calles de su ciudad. El piano de fondo. Siempre hay un piano en mi vida cuando me ocurren las cosas más hermosas. Y la voz seca, rasgada, del poeta. La sala se llenó de magia. Y luego nos habló de Amelia, la de los ojos dulces, tan suaves cuando miran en portugués. Y entonces volví a maldecir no saber nada de música. No saber nada de Portugal, no saber casi nada de casi todo.

Menos mal que a mi lado, aunque no era una tarde de agosto, Lisboa resplandecía…


PS: Gabriel Sopeña escribió: “Lisboa era el mundo, Lisboa era luz / Lisboa era mía, Lisboa eras tú”.

1 comentario:

butterfly dijo...

leo amor en sus líneas