20.9.11

Elogio del comercio, vía amazon, y una reflexión sobre la imagen de los catalanes

Llegó Amazon a España. Los de Seattle, después de pensárselo mucho, han desembarcado aquí, y a mí que me alegra. Bendita competencia. Aún recuerdo, creo que lo conté aquí una vez, que hace varios años me salía más barato comprar un libro a una empresa norteamericana cuyos almacenes estaban en Canadá, que comprárselos a la casa del libro. Así de fuerte. Tengo alguna experiencia comprando con ellos en su portal americano, gracias Mi General, y creo que empezaré a convertirme en usuario de su portal español. Adoro el buen servicio, la buena educación y los buenos precios, y además por este orden

Cambia la vida, cambian las formas, pero el eje es siempre el mismo: el comercio nos hace crecer, como personas y como sociedades. Ningún impulso puede esperarse de sociedades que cierran sus puertas o sus fronteras a lo nuevo, al intercambio, a ganar sobre la base de cambiar. En vez de ponerle puertas al campo, lo que han de hacer los reguladores es asegurar juego limpio y dejar jugar a todos… nunca he entendido el precio fijo en los libros, como nunca he entendido que un libro electrónico cueste casi lo mismo que uno en papel.

Comerciar es ser libre. Comerciar es charlar con Mercurio, ese fantástico dios romano consagrado al comercio, al intercambio. No en vano, el periódico más antiguo que se conserva en lengua castellana es un periódico chileno, el Mercurio de Valparaiso. Porque comercio y letras siempre han ido juntos, aunque la imagen popular del comercio sea una imagen ágrafa. Por cierto que alguna relación ha de haber, lo intuyo, entre una Plaza llamada del azogue (o Azoague, como nos dijo en un castellano puro un paisano paseando por Malgrat una mañana de otoño, y Lisboa resplandecía), las dos acepciones de azogue en castellano y el dios romano. Y viniendo como vengo de un pueblo de mercaderes, ¿cómo no celebrar la llegada de un nuevo mercader a este zoco global que llamamos la vida?


PS: "Las grandes ciudades marítimas y comerciales, Venecia y Génova principalmente […] se encuentran desde aproximadamente 1300 con la seria competencia de los catalanes. […] si no tienen más remedio que resignarse a su poder militar, la competencia de los mercaderes catalanes, y de la una cierta piratería catalana en aguas griegas e italianas […] les lleva muy pronto al intento de descalificación radical de estos nuevos competidores. La imagen del mercader catalán como “alevoso, avaro, traidor, desleal y sin escrúpulos” se une a la del soldado aragonés, valiente pero inculto" […]

Iglesias, Carmen: No siempre lo peor es cierto. Estudios sobre historia de España. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2009. Página 57

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