28.9.11

Adios zapatero, adios

Ayer se disolvieron las Cortes. Por fin. La pesadilla de ocho años de zapaterato pasan a la historia. Pero hoy no voy a hablar mal del Presidente. No. No quiero hacer leña del árbol caído. Aquí hubo muchos que vimos hace años para lo que este hombre daba de sí y para lo que no. Nadie nos hizo caso: agoreros, enemigos de la paz y no sé cuántas cosas nos llamaron. En cualquier caso, hoy que empieza el camino que lo llevará al pueblo en pocos meses, sí quiero decirle que no le deseo nada malo. Que espero que sea feliz. Que no pongo en duda su sentido del deber, aunque sea tan lejano del mío, ni sus buenas intenciones. Que creo que las cosas han salido mal, pero que no creo que toda la culpa sea suya. Estoy un poco harto de este cainismo español de odiar al adversario, como hicieron y hacen los quinquis con Aznar. No. Yo al menos no soy así. Lo único que le puedo decir a Zapatero, ahora que se va, es que creo que su diagnóstico era un disparate y sus acciones fueron un error tras otro. Pero nada más; porque no creo que fuera malintencionado ni que hiciera mal las cosas a propósito. Quizá en el fondo él sólo sea la metáfora de una generación, de una gente que creció memorizando eslóganes y que nunca puso en duda lo que pensaba, siempre tan seguros de ser el bien y el progreso en un país de cafres.

En cualquier caso, que le vaya bien en su vida, Presidente.

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