29.8.11

De vuelta a la Sanabria desde la Carballeda

Seguimos la ruta por la Carballeda. Por la tierra del contrabando. Por la sierra de la Culebra. Guiados alternativamente por Paco y por Silvia. La frontera más pobre de Europa occidental. Un paisaje desolado. Así son las Highlands, me confiesa Asier unos días después, de nuevo por este camino. Aquí el tiempo se detuvo hace muchos siglos. Los tejados de losa envejecida. Las maderas. Las cruces. Las balconadas, de madera ajada ya por el paso del tiempo. Desde Folgoso sale una vieja ruta de contrabandistas y por ahí vamos, dando un paseo, dándonos el lujo de ver un alcornoque por estos pagos rodeado de morrenas de un glaciar, para luego llegar a Linarejos, pasando por Sagallos y sus lagares. En Linarejos el río marca el camino a la Santa Cruz de los Cuérragos, aquella Santa Cruz luminosa de febrero, pero se nos va echando la tarde encima y llega la hora de volver a la Sanabria. Esta vez, decidimos volver por la pista que llega al Robledo, casi en paralelo a la vía del tren. No metas segunda en ningún momento que dejas ahí el coche, me dice Paco mientras nos despedimos. El viaje, largo, es fantástico y nos sentimos como el pirata de Espronceda, con la Culebra a un lado, la Sanabria al otro y allá a su frente la Puebla. En una recta, nos cruzan por delante una familia de jabatos. Como la carretera es un desastre (se podría rodar en este tramo sin problemas una película bélica) los vemos pasar tranquilamente. Por fin, casi oscureciendo, llegamos a la Puebla. Llegar a la villa por el sur siempre tiene una recompensa: la vista del casco desde lo que fue el Fuerte de San Carlos. ¿No les he hablado nunca de él?

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