20.8.11

Cincuenta años: al final ellos perdieron, y nosotros ganamos

Fue un magnífico ejemplo de la impostura de la izquierda. Aquel país partido. El azar de nacer en un lugar o en otro. Al poco de empezar la farsa, la gente se iba. A borbotones. Había que detener la sangría. Así que se levantó un muro. Hace ahora cincuenta años. Como la izquierda maneja el lenguaje como nadie, lo llamaron muro de protección antifascista. Nadie entre la supuesta izquierda democrática, y perdonen la antinomia, abrió la boca para protestar. La misma gentuza que luego ponía el grito en el cielo por el muro en Palestina, miró para otro lado con aquel horror. Fue una de las más hermosas, y trágicas, metáforas, del fracaso del socialismo real. Del comunismo. De la izquierda, en suma. Una avanzadilla del enorme fracaso que sufrirían cuarenta años después. Lo trágico es que mucha gente murió intentando saltarlo. Cuando pienso en el Muro, no puedo dejar de pensar en la música del tercer hombre, aquella novela de aquel misterioso escritor que nos habló luego de un americano impasible. Un muro en Europa. En pleno siglo XX. Como si con eso se pudiera detener la historia. Se cumplen ahora cincuenta años de aquel horror. Es momento por lo tanto de recordar a los muertos. Y de recordar que, como en el caso de la ETA, aquella batalla no acabó en tablas. Nosotros la ganamos. Y ellos la perdieron.


PS: El plan [quinquenal] preveía duplicar en cinco años la producción de carbón, de 35 a 70 millones de toneladas: Stalin apuntó 105, y así hizo con todo. Lanzó a la URSS a una improvisación a escala continental. A eso lo llamaron “socialismo

PS: Meyer, Jean: Rusia y sus Imperios (1894-2005). Círculo de Lectores, Barcelona, 2007. Página 187

1 comentario:

Eduardo dijo...

Estimado amigo, sigo su blog con admiración y curiosidad desde hace tiempo. Me gusta mucho, y suele transmitir ideas, sensaciones y reflexiones que comparto plenamente.

Sin embargo, en ocasiones, como hoy o el día 18, sus comentarios me decepcionan hondamente. Este es su blog y usted escribe lo que le da la gana, sólo faltaría, pero me permito decirle que, a mi entender, suele usted perder el tono mesurado y templado que tan bien sabe destilar, esa mezcla de grises y de dudas que, creo, es una buena forma de acercarse a la verdad.

Posiblemente sea por la "mojigatería y cobardía del falso conocedor" como dice su lector Clochard en comentario a la entrada del día 18, o tal vez por ser un "mierda vestido de laicista" según su definición de quienes no compartimos el modo de gestionar la visita del obispo de Roma, pero yo sí creo que puede existir una izquierda liberal y democrática, que no es una antonimia como usted postula. Entre quienes abrieron la boca para denunciar al siniestro muro se me ocurre, sin ir más lejos, el alcalde del Berlín occidental, Willy Brandt.
Entiendo que si su concepción de lo que es la izquierda es la que se deriva de los crímenes comunistas o, en otro registro, de su experiencia en las aulas y pasillos de la facultad de CC. Políticas de la Complutense su concepto de la misma no sea muy complaciente. El mío tampoco lo sería con semejantes apoyaturas, pero crea que hay algo más allá y, si me permite la recomendación, no utilice un trazo tan grueso al hablar desde una atalaya pretendidamente liberal.
Lo mismo cabe decir de sus frecuentes andanadas "al tal Giner" y a la funesta obra de la ILE.

Al fin y al cabo su blog es una buena oportunidad para, como dice la definición de un semanario británico no precisamente bolchevique "...participar en el duro combate entre la inteligencia, que impulsa siempre hacia adelante, y una fútil y miedosa ignorancia, que impide nuestro progreso", esa "superchería" según su entrada del 18 de los corrientes.

Reciba un cordial y cálido saludo de un seguidor suyo que se siente en la izquierda y el agnosticismo y no por ello se considera menos liberal que usted.