11.7.11

La Casa del Barrio, la Iglesia y la Sacristía...

La Casa del Barrio. Le voy cogiendo gusto al tema. Me había quedado en Isidro Chimeno Rodríguez y Margarita San Román Chimeno. Dos de mis tatarabuelos. De Isidro sé que fue tratante de ganado, y que ya había muerto en 1903. De Margarita sabía algo más, aunque ignoro aún la fecha de su muerte. El caso es que este pasado findesemana la amabilidad de D. Jesús puso en mis manos un documento. “Toma, habla de una casa en el Barrio, seguro que te interesa”. Estuve leyéndolo el sábado a la noche. Y me sirvió para aclarar cosas. Es un pleito que dura casi cuatro años, entre 1886 y 1890. No éramos un país africano, más que le pesara al pelele de Giner y a toda su estúpida patulea krausista. Había jueces. También en Sanabria. Y secretarios. Y pruebas, y testigos. Y justicia, supongo. Un tipo demanda a mi tatarabuela Margarita y a su hermana Isabel para que mantengan mancomunado el corral y el paso de La Casa del Barrio. Las demanda a ellas, pero en realidad al juicio acuden sus maridos. Aquella España. Gracias a este pleito, ahora sé que el origen de La Casa está por lo tanto en Margarita San Román y no en su marido Isidro. Que es, por lo tanto, una Casa San Román y no Chimeno, aunque yo no lleve ya ninguno de estos apellidos. Margarita había heredado su parte de La Casa del Barrio de su padre Miguel San Román, de quien sólo sé que estaba ya muerto en 1871 y que se casó con Teresa Chimeno, también difunta en aquel 1871.

Como la curiosidad no se detiene y por eso sé que estoy vivo, por la tarde fui con mi padre a ver La Casa del Barrio. Pegada a ella, está la que casa cural durante muchos años en mi pueblo. Se nota bien por los sillares, de lujo en relación al resto de casas. Se adivinan incluso restos de la policromía que un día debió tener. Y en el dintel de la ventana, un aviso: “esta casa la hizo el cura de Santa Colomba en 1694”. Quizá la piedra venga de San Pedro del Villar. La legendaria Pobladura desaparecida tal vez a finales del XVII, aquellas décadas malditas en las que la ira de dios descargó contra la Monarquía católica.

Volvimos a casa dando un paseo y nos acercamos a la Parroquia. A mi padre se le iluminan los ojos cuando habla y recuerda las cosas de su pueblo. Me señala la piedra de la que está hecha la Sacristía. La trajeron cuando se tiró una Capilla que había en las ánimas, casi en el cruce con Cobreros. Y le comento que hace unos veinte años, arreglando la carretera (aunque parezca increbile hubo una vez en que la Diputación hizo algo en una carretera de mi pueblo, es emocionante, ¿verdad?), salieron muertos de ahí. Aquella Ermita se tiró y con su piedra se hizo la sacristía anexa a la nave lateral de la Iglesia. Se nota que es otra sillería, en efecto. Nada de esto es casual. Cada vez tengo más claro que este pueblo se hizo de norte a sur y de este a oeste. Y que hubo una época, hará quizá dos siglos, en que el cura vivía en el Barrio y la ermita estaba ubicada cerca del río, al lado ya del límite con aquellos que vivían de trabajar el cobre. Porque el corazón de este pueblo está ubicado en ese fantástico paraje, a la ribera del río, a medio camino entre la Iglesia y el Barrio. Quienes fundaron este mi pueblo venían de muy lejos, quizá de la Córdoba delirante de las tres culturas. Pero llegaron a él a través de Cobreros, no a través del Terroso..

1 comentario:

Anónimo dijo...

"la piedra de la que está hecha la Sacristía. La trajeron cuando se tiró una Capilla que había en las ánimas, casi en el cruce con Cobreros." Perdíu, te digo lo de siempre: estás perdido.