11.6.11

Una foto, dos recuerdos y una cita...

Veo la foto y yo sí que me indigno, aunque no quiero que nadie me confunda con esos demócratas replicantes (el sintagma es de Arcadi Espada) acampados contra el Estado de Derecho.

Veo la foto y a mi memoria vienen dos nombres y una cita bíblica.

Recuerdo a Gregorio. Yo estaba en la carrera, era por la tarde, quizá comiendo, y recuerdo la noticia. Iba a ganar las elecciones para ser alcalde de San Sebastián. Lo mataron por la espalda. Lo mataron aquellos a quienes el nuevo equipo de gobierno de la ciudad considera luchadores políticos por la libertad. Era enero. No faltaba mucho para las elecciones. La izquierda nacionalista cruenta consideró que la mejor forma de quitarse de en medio a un rival era matarlo. Pienso en Gregorio.

Pienso en Enrique. En una toma suya tapándose la cara unas semanas antes. En el hombre que perseguía a ETA por la vieja Easo y que ¡ay! Investigaba su infiltración en la policía local de la ciudad. Tiroteado a la puerta de su casa por los amigos del nuevo alcalde de San Sebastián. Recuerdo a Enrique.

Dos hombres que fueron asesinados por la espalda en una ciudad a la que amaban y que estaban vinculados, de una u otra manera, al ayuntamiento de la fiel, noble y lea ciudad costera.

Veo la foto y recuerdo, en fin, la maldición que lanzó San Pablo contra aquellos que ven la injusticia y no se encienden. Porque, en cierto sentido, la gente que se benefició de sus muertes ha vuelto al Ayuntamiento y lo ha hecho por la puertea grande. Con el apoyo cómplice del nacionalismo incruento y con la desvergüenza de unos jueces al servicio lacayuno del poder.

Es un mal día.

Si ellos ganan, nosotros perdemos.

PD: las historias de sus vidas, y de sus muertes, en ese libro necesario que impulsó Rogelio. No dejen de consultarlo

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