2.6.11

El cisne y Sir Karl

El libro de Taleb. Una forma de volver a Sir Karl. Volver a Popper siempre es un placer. A la falsación. Que yo leyera a Popper en una Facultad de estética y orientación marxista es en sí mismo un auténtico cisne negro. Pero cayó en mis manos. No sé si fue por Dalmacio, que lo rescató cuando estaba en la Vª Bandera de Navarra o por Luis Arranz. Buenos profesores, náufragos en aquel islote. El concepto de falsación. De poder falsar las cosas. De no quedarse con nada, ni con nadie. Pienso esto, y si usted me demuestra otra cosa, pensaré otra cosa. No estar atado a priori con ninguna respuesta, con ninguna certeza. Saber que uno puede haberse equivocado y reconocerlo. Asumir que uno puede que no avance porque no esté remando en la dirección correcta. Saber que la ciencia, como la vida, avanza sobre la base de la ingenuidad, no de las certezas. Ser humilde ante lo que nos pasa. Es buena forma de enfrentarse al destino. Por eso siempre he pensado que el liberalismo es más un carácter que una ideología. Es una forma de entender la vida. Una forma basada en la ingenuidad, en la alegría de conocer, en el placer de descubrir. En desterrar los dogmas. En desconfiar del poder. Y de sus ideólogos. De creer en las personas y no en las etiquetas.
Y sin embargo, sostiene Taleb, los humanos somos proclives al dogma: necesitamos certezas para interpretar el mundo y a veces, ingenuos de nosotros, pensamos que esas certezas son reales.

PS: Popper escribió una vez: “La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlo.”

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