13.6.11

El agua, el cuscús y Borges...

La cultura del agua. Del silencio. Y del incienso. Volver a ella. Gracias a Yimi y a su generosidad sin límites. Estar tumbado. Cuando uno cierra los ojos, el resto de sentidos se multiplican. Sentir cómo te va bajando la tensión. Relax. La música árabe, tan monocorde y por ello tan relajante. Unos minutos en el baño turco. Estorba, como siempre que uno está en el agua, el bañador. Piscina tibia. Piscina caliente. Ahora de agua fría. Recuerdos fineses, aquel último viaje. Cómo ha cambiado, pensaba, iluso, al ver las fotos. Más mujer. Y tanto que lo era. Llega la hora del masaje. El olor. Los ojos de nuevo cerrados. El aceite derramándose por el cuerpo. Las manos que descontracturan una espalda ajada por los años y la angustia. De nuevo a la piscina. Con los oídos dentro del agua, los sonidos se multiplican. Uno vuelve a la paz anterior a la vida. Dejarse llevar. Dejarse fluir. Todos venimos del agua. Y a ella volvemos alguna vez en la vida.

Nos terminamos de secar. Pienso en mi Posada del Abad. ¿Cuándo volveré a ella? Cuando toque. Porque volver, volveré seguro. Ya veremos cuándo...

Salimos y almorzamos árabe. Cuscús y cordero. No es mi gastronomía favorita, pero es correcta. Como el día está internacional, postres suecos. Atardece ya en Madrid y nos tomamos un digestivo.

Este Madrid. La única ciudad que hay en España. Cuando uno se aleja veinte quilómetros, todo es provincia hasta llegar a la frontera. Todo. El resto de España, o del Estado, como dicen los idiotas, está lleno de esos pájaros de los que hablaba Borges: unos pájaros que volaban siempre de espaldas, porque lo que les interesaba no era saber a dónde iban, sino de dónde venían…



PS: Ayer nació el auténtico Carolo´s son. Y lo que me alegra ver a dos buenas personas que me honran con su amistad ser felices. Bienvenido a la vida, pequeño Carolo...

No hay comentarios: