15.6.11

Cine y vídeo

Volver al cine. Por fin, después de varias semanas. Una película de acción, con toques de Hitchcock. Alguien que despierta sin identidad tras sufrir un accidente. Buen guión y buena dirección, la de Jaume Collet, un catalán afincado en Los Ángeles. Ese mundo mágico que es el cine. Neeson para mí siempre será su paisano Michael Collins. Igual que Jones será para mí siempre Betty Draper, como Bruno Ganz será Adolf Hitler e igual que Koch será siempre un dramaturgo hundido en la Alemania Socialista.

Todos juntos en un thriller sobre conspiraciones, mentiras y asesinatos. Bien narrada, cono uno de esos finales que dotan de sentido a toda la obra. Demasiado goloso como para no ir a verla, ¿no creen?

Estuve viendo también ¿Arde París?, comprada el otro día en el cortinglés. Hay títulos y canciones que recorren mi infancia. Códigos que sólo soy capaz de descifrar con los años. Todo empezó, cómo no, con un libro de Collins y Lapierre, en el final de mi adolescencia, regalo de davideletreinta. De fondo, una banda sonora, de Anabelén, claro, repitiendo machaconamente aquello de “Arde París / y en tu piel se para el tiempo”.

La película desmerece al libro. Una visión canónica de la resistencia. No ha envejecido bien, pese a los guionistas y pese a su fama. Tomas demasiado largas, escenas repetitivas, no acaba de transmitir. Lo mejor, claro, el personaje de Von Cholditz, quizá el más fascinante de toda la trama. Aquel alemán que prefirió desobedecer a su enloquecido jefe…


Ps: El 18 de junio de 1940, tras la caída de Francia, Viacheslav Molotov envió un mensaje elogioso a Hitler a través del embajador alemán […] expresando “la más calurosa felicitación del gobierno soviético por el espléndido éxito de las fuerzas armadas alemanas”. Cumpliendo su papel de aliado de Hitler, Stalin autorizó la exportación de las materias primas necesarias para la guerra relámpago nazi. Durante todo 1940, Stalin envió más de setecientas mil toneladas de petróleo ruso a los victoriosos ejércitos nazis.

Tzouliadis, T.: Los olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin. Debate, Barcelona, 2009. Página 211

1 comentario:

Guillem dijo...

Coincido con las dos criticas. La de Arde París no pude acabar de verla.