11.4.11

Sonrisas...

Hay sonrisas. No sé si es gente de otra pasta, pero sonríe. La veo muy poco, casi una vez al quinquenio, más o menos, y casi siempre por mediación de mi amiga Snows. Almorzamos hace poco. Está en esa edad, frisando los cincuenta, en la que uno asume que la vida no era de plastilina (qué feliz me hizo aquel cambio de la “e” por la “i”) sino de acero. Y que corta, como el cristal. Y que mancha, como el barro. Pero ella nunca deja de sonreír. Un divorcio. Una hija adolescente. Y un cáncer, hace unos años. El cáncer, esa espada de Damocles que nunca termina de irse del todo. Pero ella sonríe. Y es optimista ante la vida. Me senté al almuerzo con mis pequeñas miserias rondándome la cabeza: “este cabrón no me habla, ella no me llama…” y su conversación me fue centrando. En las cosas que importan. En la necesidad de disfrutar cada día, cada instante, cada persona. Nada de esto se repetirá. Nunca. Y cuando alguien lo lea dentro de muchos años no entenderá que esto está escrito precisamente un día como hoy, un día que ya no volverá a repetirse. Tomamos café, quedamos en volver a vernos. Lo haremos, vía Snows, claro, porque hay personas que se hacen apreciar y esas son a las que uno no quiere perder de vista.


PS: Claudio Rodríguez escribió: “El tiempo está entre tus manos: / tócalo, tócalo. / Ahora anochece […]”


PS: En Salamanca todo el día

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Su sonrisa y ella entera es trasmite alegría, vida y energía positiva. Conocerla fue una suerte y compartir su amistad es lo mejor que se puede hacer , pues su halo es grande e intenso.
Me ha gustado mucho el post.
NC

Hornuez dijo...

A veces yo sí te hablo.