10.3.11

Un predicador en el Midwest cantado en eusquera a ritmo de rap...

Hacerse mayor es aprender a interpretar códigos de tu infancia. Ir resolviendo misterios: porqué suceden las mareas, qué es la regla, de dónde vienen los niños…

Uno no termina nunca de hacerse mayor. Jamás. Siempre hay códigos que volver a interpretar, o misterios que resolver. Así este pasado finde. De un lado, una película, La noche del cazador, dirigida en el cincuenta y cinco por Laughton y protagonizada por un estelar Robert Michum. De otro lado, un grupo vasco, Negu Gorriak, que fue donde acabaron los hermanos Muguruza tras disolverse Kortatu. Yo tenía, perdonen, dieciséis años. Un álbum sacado en 1990, el primero, que llevaba por título el mismo nombre que el grupo. Una canción, Radio Rahim. Una melodía pegadiza (pinche y oiga, no se corte…). Una letra que no dejó de impactarme durante años: “Tenía visto, / amor y odio, / tatuado en los nudillos. / Pero para liarte / a puñetazos tendrás / que revestirte los dedos. / Y algunas veces / golpear con el amor / y otras, en cambio, / hacerlo con el odio. […] / Así es la vida, / haz lo que debas…

Esa imagen del amor y el odio tatuados en los nudillos. Nunca supe de dónde venía, pero era tan poderosa que no dejé de pensar en ella durante años.

Este finde lo entendí. Ben Harper, el enloquecido predicador al que da vida Mitchum en La noche del cazador, recorre la traumática Norteamerica de la Depresión de los años treinta con las palabras Hate (odio) y Love (amor) tatuadas en los nudillos de sus manos izquierda y derecha respectivamente.

Por fin lo cuadré.

Así es la vida, lo he pensado tantas veces estos años. A veces hay que golpear con el amor y otras, en cambio, hay que hacerlo con el odio. Hacer lo que uno debe. El verso seco, amargo, de hacerse mayor. Saber que hay cosas que salen mal, y que no hay segundas vueltas para arreglarlo porque la vida, mítico Llorenç, es eso que pasa mientras haces otras cosas

Buena película. Cómprela o pídala prestada, pero no se la baje pirateando, desocupado lector.

5 comentarios:

Hornuez dijo...

...o mirarse en el espejo y ver a tu padre.

Por cierto ¿qué diferencia hay entre pedir prestada una película o bajársela de internet? Al final, bajarla de internet es pedir prestada una película a alguien a quien no conoces ¿no?

El Perdíu dijo...

Más o menos la misma que entre pedirle prestado a tu vecino el martillo o ir a la tienda y robarlo...

Hornuez dijo...

Creo que no me entero bien. ¿Quieres decir que si utilizas un martillo que te ha dejado el vecino no perjudicas a las tiendas que venden martillos? ¿O que cuando ves una pelicula prestada no estás robando a la distribuidora que ha vendido una pelicula alguien que no eres tú?

Que fácil es engañar a la conciencia conscientemente. Que malos sois todos menos yo...

El Perdíu dijo...

Estimado Hornuez, quizá no me explico bien, pero vamos, la diferencia entre préstamo y robo viene en el Código Penal... en cualuqier caso, lo de que malos sois todos menos yo lo dice usted, no yo...

Hornuez dijo...

A pesar de que he buscado "préstamo" en el código penal y no lo he encontrado (debo de ser muy malo buscando), sí me he preocupado un poco de buscar en el mensaje de Copyright de los DVD, y fíjese que tienen dos usos, uno privado y personal y otro de alquiler. Me imagino que su conciencia le dictará que el préstamo es un uso privado y personal, pero quizá al propietario de esos derechos le parezca lo contrario...