25.1.11

La codiciosa luz, olvidadiza y cárdena, contra el retablo de piedra...

Es una iglesia discreta. Siempre a la sombra de la Catedral. La fascinante catedral. Pocos llegan hasta ella, y a mí a veces se me olvida, qué tonto estoy, y no me acerco cuando estoy allí. Nos acercamos el sábado. La portada. Los sepulcros. Pero sobre todo, ese espectacular retablo hecho en piedra, obra probable de aquel Simón de Colonia, tan burgalés, pese a su nombre. Un retablo de piedra. Cierre los ojos y piénselo, desocupado lector. Una barca de piedra, un río de piedra, un retablo de piedra. La madera te da segundas oportunidades, pero la piedra no, nos apunta Mi Coronel mientras miramos. Un retablo de piedra. Una metáfora de lo que significó la fe en esta tierra castellana durante siglos. Una imagen para mostrar la Majestad de Dios ante los hombres.

El hombre que cuida la Iglesia nos llama, nos ve interesados. Nos pasa por un recoveco de piedra hacia lo que quizá un día fue la Sacristía. Son tapices, pero no hay dinero para restaurarlos. La historia de Judith, entre otras. Telas para tapar la piedra, para tapr el frío que se cuela por los huesos en Castilla

La piedra. Nuestro origen. Todo está ya en las piedras. Está el frío, está el agua. Y está la luz, ah, la luz de Castilla, en invierno, mientras se va haciendo de noche…

No deje de acercarse por San Nicolás de Bari, desocupado lector. No se arrepentirá.


PS: Claudio Rodríguez, claro, escribió: Llegó otra vez noviembre. Lejos quedan los días / de los pequeños sueños, de los besos marchitos. / Tú eres el mes que quiero. Que no me deje a oscuras / tu codiciosa luz olvidadiza y cárdena / mientras llega el invierno.

1 comentario:

Unknown dijo...

La verdad es que fue todo un descubrimiento, me encantó ese retablo, rotundo, duro pero hermoso a la vez...aunque yo quisiera llamar también la atención sobre esa tabla flamenca que adorna una de las naves laterales...El juidio final.... Gracias Perdíu por volver a enseñarme rincones de España en buena compañía.