30.12.10

El narcisismo de la diferencia menor, también en la letra impresa

He seguido desde La Vanguardia el proceso de configuración del nuevo gobierno catalán. La neolengua del nacionalismo. No hay como leer un artículo, al azar, que hable del tema, para ver cómo el medio, la lengua, se ha acabado convirtiendo en el mensaje. Algún párrafo al azar, sacad de la edición de ayer:

“A las 12.00 horas, los once consellers tomarán posesión en el Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat. Tras la tradicional foto de familia de todo el Govern, harán el primer Consell Executiu y a partir de las 14.00 horas hasta las 20.30 horas se harán los sucesivos traspasos en las sedes de cada conselleria”.
No es gobierno, es govern, aunque hablemos en castellano, no son consejerías, son consellerías, aunque hablemos en castellanos, no son consejeros, son consellers, con es el Salón, es el Saló, no es el Consejo ejecutivo, es el Consell Executiu. Un texto al revés sería impensable en cualquier periódico escrito en catalán: en la prensa en catalán, el Parlamento andaluz es el “Parlament andalús”, lo mismo que la Comunidad de Madrid es la “Comunitat de Madrid” y España es Espanya.

La clave la dio, como en otros temas, Ignatieff. Ese narcisismo de la diferencia menor que mueve a todos los nacionalistas. A todos. Esa necesidad de ser diferente, simbólicamente diferente. El nacionalismo como una patología. Esa necesidad de ser diferente por ser superior. Esa inmadurez.

Esa fascinanción del nacionalismo por la letra impresa. Se va volviendo complicado leer la prensa catalana supuestamente escrita en castellano. No creo que haya que defender ninguna lengua, ni el castellano ni el catalán, pero sí creo que, cuando uno escribe, ha de tener cierta cortesía con sus lectores. Y eso, hasta un nacionalista debería entenderlo.

PS: "Nadie quiere ser oposición en Cataluña. En realidad, nadie ha querido serlo nunca en treinta años de autonomía. La característica más perversa del juego político catalán ha sido que la oposición no forma parte del sistema, porque no es una oposición al gobierno, sino una oposición a la patria". Arcadi Espada “El sistema catalán”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdiu, hoy lo has "bordao".

Feliz Año

Pablo el herrero

Nairu dijo...

¡Qué razón tienes!

Los nombres de las calles también los traducen todos. El Paseo de Gracia ya no existe, ni la calle Pelayo. Sólo es políticamente correcto escribir el Passeig de Gràcia y el carrer Pelai, aunque nadie lo llame así hablando en castellano.

En Castelldefels hay un castillo. Todo el mundo lo llama "el castillo", sin embargo en el bolentín del ayuntamiento, aunque escriban en castellano lo llaman "el castell".

Lo malo es que esto poco a poco se va contagiando. Hace siete años a nadie se le ocurría decir "El Carmel". Todo el mundo lo llamaba El Carmelo, pero los periodisas han conseguido que se imponga el nombre en catalán se hable en el idioma que sea.

Rosa dijo...

Plas, Plas, Plas... ¿qué espera algún periódico serio para ficharte?
Feliz Año Perdiz

rebolloa dijo...

Y no empecemos con los anglicismos que sueltan algunos en el trabajo, sobre todo los consultores...