16.11.10

No nos queda nada ya por lo que sorprendernos...

No sé si a mí me queda ya nada por ver.

El presidente del Partido Socialista en el País Vasco, citado como testigo de la defensa en el juicio a un tío que estuvo en la cárcel por etarra y que está en la cárcel por ejercer de portavoz de un grupo que forma parte del complejo etarra y por enaltacer a los asesinos. La misma organización que ha matado a concejales socialistas, muchos de ellos en Guipúzcoa, como Priede, como Carrasco.

Que este tío presida un partido que va del rollo de “a la mujer sólo la defiendo yo y no vosotros, falócratas asquerosos” forma parte de esa superioridad moral con la que nuestra socialdemocracia nos atiza a diario.

Una mujer, una tal Romero, que preside las Juntas Generales de Guipúzcoa. Que le dice a las víctimas que no lloren por ella si la matan. Ella sabrá lo que dice.

Nuestra izquierda, siempre por encima del bien y del mal.

Voy perdiendo, también en política, la capacidad de asombro. Menos mal que siempre nos quedará no sólo París, sino también el vips...



PS: "En alguna parte, en una isla con sol y sombra, en plena paz, en plena seguridad y en plena felicidad me tendría sin cuidado ser o no judío. Pero aquí y ahora no puedo ser otra cosa. Y creo que tampoco quiero".

Sebastian, Mihail: Diario (1935-1944), Entrada del 17 de diciembre de 1941.

3 comentarios:

gnefauh dijo...

Por desgracia mucho por ver....
Que presida el partido un tipo juzgado y condenado por darle unas descomunales palizas a su señora, el partido que se ha inventado no se que de la violencia de género, que lo único que ha provocado ha sido más violencia...
El partido que se ha dedicado a menospreciar a las víctimas en pro de los terroristas, el partido que paga 5000€ a una etarra para inseminarse, el partido que conoce el paradero de etarras en busca y captura y hace la vista gorda, el partido que se aupó en el poder trás uun sangriento atentado del que se destruyeron pruebas y que está por esclarecer....
Mucho por ver nos falta, mucho por ver.....

Anónimo dijo...

La primera obligación de un prisionero es escaparse y la primera obligación de un político es hacer política. Mariano Rajoy lleva dos años comportándose más como un prisionero que como un político. Desde el comienzo de la legislatura no ha hecho otra cosa que huir de la política, es decir, escaparse de su responsabilidad de proponer una alternativa a la acción del Gobierno.

De entrada todavía estamos esperando que le explique a la sociedad española cuál es su diagnóstico del origen de la crisis económica en el mundo y en España, incluyendo su opinión sobre el papel que en la variante española de la crisis ha tenido la política de suelo del Gobierno del PP. Porque para entender el súbito crecimiento del paro, a lo mejor estaría bien explicar las razones del súbito crecimiento del empleo: en el año anterior a la publicación de la ley del suelo del Gobierno Aznar en 1998 se crearon en España veintiséis mil puestos de trabajo en la construcción, y en el año que siguió a la publicación de su ley se crearon ciento setenta y tres mil puestos de trabajo. En sus ocho años de gobierno multiplicaron por dos el número de trabajadores en la construcción. Ese fue el modelo de desarrollo económico de la derecha para España, y cuando se enfrió el soufflé nos encontramos que tres de cada cuatro empleos perdidos están ligados a la construcción.

No estaría mal que antes de detallarnos su alternativa, Rajoy nos explicara aquello que decía Álvarez Cascos de que si las viviendas estaban caras era porque los españoles las podían pagar. Uno no sabe si llamarlo insensibilidad social o puro cinismo. En 1998 comprar una vivienda de 90 metros costaba el salario de cinco años y en 2007 el de doce años. ¿Nos habíamos hecho ricos de pronto o los bancos nos habían prestado dándonos cuerda para que nos asfixiáramos con una deuda privada que hoy pesa como una losa en la economía de nuestro país? A lo mejor, de camino que Rajoy se anima a explicarnos por fin cuál es su receta para salir de la crisis, podía contarnos también como apostaron por un modelo de crecimiento que destrozó parte de nuestras costas y corrompió algunos de nuestros ayuntamientos, que sacó a nuestros jóvenes del sistema educativo atraídos por la flauta del dinero rápido y el consumo.

Así se entiende que la derecha no quiera hablar del pasado, pero si no quiere hablar de la etiología de la crisis en España, podía hablar de la terapia. Sin embargo, Rajoy no quiere explicar ni el pasado ni el futuro. No quiere explicar lo que hará porque es lo mismo que hizo. Todo el mundo sabe que a estas alturas el gato se conoce de memoria el cuento de La ratita presumida, así que deberíamos empezar a sospechar de uno que sólo hace dormir y callar, no sea que en la noche de su poder vuelva a comernos años de vida y esperanza.

Anónimo dijo...

Bueno y el fulano este que pega entradas de blogs ajenos, vengan o no a cuento, ¿por qué no se va a manifestarse por el sáhara o a tomar por culo, lo que más prefiera?