4.11.10

La política como corrupción

El tema de los sueldos. Es, sencillamente, escandaloso. Pero no pasa nada. Nunca he querido hacer demagogia con el tema; no me parece mal que la vida pública esté bien pagada; de otra manera, en ella sólo se quedarían los landas, pero algunos límites los pone el sentido común. No puede ser que alguien como la tal Pajín se lleve a casa de nuestros impuestos catorce o lo que se lleve miles de euros. Y lo mismo la Cospedal. Y no me digan que se lo paga el Partido. A ellos también los financiamos nosotros. No tienen vergüenza. Ninguna. Ninguno de ellos.

Lo tengo muy hablado. Es al poder, en su conjunto, al que hay que vigilar. No al psoe, o al pp, o incluso a los de iu. Es al poder, en su conjunto. Hay que desconfiar de todos ellos. Van a por nuestro bolsillo. Alguien dijo alguna vez que debería haber una ley que prohibiera a los parlamentos aprobar leyes para los políticos (vg. las pensiones máximas para los diputados) que no puedan extenderse al resto de los ciudadanos. Quizá esa sea una de las claves. Entender, por fin, que el poder es peligroso. Por más que ellos quieran convencernos de que son de los nuestros, o de que los otros son peores. Son todos, en realidad, muy parecidos. Lord Acton lo vio claro, hace muchos años. El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

PS: Como siempre, Arcadi.


PD: Dos dudas. Mi espalda y para qué escribir. Larra, más fino, hubiera dicho “¿quién es mi público y dónde se encuentra?”


Coda: Loquillo cantó “Sin líder a quien adorar / ni izquierda ni derecha / que me obligue a avanzar. / Desconfiado como un animal / que defiende su espacio vital

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde siempre, los ciudadanos saben que el político es creíble por el ejemplo. Considero obsceno que en momentos de la crisis que atravesamos nos pongamos a ventilar los sueldos de los políticos y otros representantes de la Administración pública, obsesionados por ver cómo dejamos peor malparados a políticos de la oposición o del partido que gobierna. Unos y otros pueden estar cobrándolos dentro de la legalidad y con absoluta transparencia.
Pero quedarse ahí es miopía ética. La realidad humana y sociopolítica no permite camuflar esa injusticia. Dolores de Cospedal, por ejemplo, cobra al año 241.840 euros, cantidad que, asignada a todos nuestros ciudadanos (con un promedio más bien alto de 9.600 euros anuales), equivaldría a lo que cobran 25 ciudadanos.
Ella, como todos los demás, trabaja y acaso le toca también hacer horas extras. Pero lo que es imposible que lo haga 25 veces más en tiempo, esfuerzo, dedicación y responsabilidad. A ella, su sueldo, devengado del bolsillo de los ciudadanos, le da para tener una vivienda, una comida, una indumentaria, una educación, una salud, unos viajes..., que seguramente se eleva en 25 por la del español medio. ¿En virtud de qué? ¿Y en virtud de qué puede invocar autoridad para cambiar y mejorar la vida de los españoles si, al igual que otros miles y miles como ella, no es capaz de renunciar a lo que le sobra y no es suyo y no trabaja por asegurarlo con leyes que impidan estos escándalos de injusticia? ¿Nos extrañaremos luego de que muchos ciudadanos pasen de la política y esperen poco de ella? ¿No sería otro el resultado si, como el alcalde y concejales de cierto Ayuntamiento, prometieran: "Juro ser el primero en el sacrificio y el último en el beneficio"?.

Barak dijo...

Heme aquí, eccomi qua.

Un lector, un admirador, un receptor de los mensajes que lanzas en este blog.

Hace mucho tiempo que había pensado escribir un comentario, pues me ha dejado sorprendido la coincidencia de filias/fobias, intereses y lecturas que descubro en tus post... muchas veces pienso que sería el blog que me gustaría poder escribir si supiera hacerme mayor (y no quiero decir que seas mayor, sino que tus comentarios rezuman tanta sabiduría decantada, tanta reflexión bien pensada que dan la sensación de ser un blog de sabio, de sabio en un sentido un tanto romano).

Esto de escribir comentarios elogiosos en los blogs que sigo es algo que no acostumbro, pero como leo tu duda sobre tus lectores quiero hacerme presente, o más bien cibernético para animarte a seguir escribiendo. Duda, por cierto, que entiendo muy bien, y que creo propia de nuestro tiempo y la escritura on-line, inmediata, pues cuando entre la escritura y la edición pasaban meses la cuestión sobre la existencia o no del receptor era una preocupación impropia del escritor.

Enhorabuena,
y un abrazo,
aquí seguiré leyéndote, y sorprendiéndome con la similitud de intereses, tomando nota de las recomendaciones, y reflexionando sobre lo que escribes,
Luis