30.11.10

Lectores y Cines

Llegará. Apenas queda un año. La Casa del lector. Una buena iniciativa. A cargo de una institución interesante. Al frente, un escritor. El hombre que nos reveló que hay sitios en los que se nos calma el dolor. El hombre del que nadie creería que fue ministro del gobierno del simplón de León. Le seguiremos la pista. No puede salir mal. Una reivindicación de la lectura. De la letra escrita. De la cultura del esfuerzo. De que alguien te recuerde que hay cosas que no deben hacerse. De la libertad. De saber que uno mismo dirige su vida, incluso en medio de la tempestad. De saber que nada está escrito, en ningún sitio. Que uno puede levantarse una mañana y decir. Y decirlo.

Estuvimos viendo, por cierto, Chloe. Cine de domingo, en el barrio, como antaño. Liam Neeson, a quien siempre veré como Michael Collins es una garantía de éxito. La peli es buena. Un triángulo. Celos. Engaños. Quizá demasiado previsible. La sospecha. La carga de la culpa. La ambigüedad. Ahogarse en un mar de dudas por no atreverse a decir, por una vez, la verdad. Es una buena película. Algo lenta, dice Mi Coronel, como le dice a todas las que vamos a ver últimamente. Es lo que pasa cuando uno vive a toda velocidad, como un ciclón…


PS: "A su propia vida personal había asistido distraídamente, como quien delega en otros los detalles subalternos de una tarea complicada". Muñoz Molina, A: La noche de los tiempos. Círculo de lectores, Barcelona, 2010. Pág. 112



PD: Esta noche Consell de Govern y luego a sopar amb el Degá y el niño que nunca dejó de tocar el tambor de hojalata. Da nieve en la Sanabria. Aquí hace frió, está acabándose noviembre.

29.11.10

Ya lo sé, es sólo un libro (y II)

Es sólo un libro, decía.

Fruto del esfuerzo de algunas personas. De pocas personas. De personas como Juan. Una persona, me decía Jorge mientras paseábamos por Salamanca, que será recordada dentro de muchos años. El esfuerzo porque se conozca la historia de los emigrantes que un día se fueron. Aquí se ocultó siempre. Yo mismo miro a mi alrededor y no veo más que emigración. Mi padre a Baracaldo, mi madre a Suiza. Los dos a Madrid. Mi tío a Alemania. Otro tío a Suiza también. Algunos de hecho, se quedaron allí: Manoluá, en la France. Muchos se iban por evitar la mili. Era los años de África. De la maldita guerra de África: “hijo quinto y sorteao, hijo muerto y no enterrao”. Mucho lo pasaron mal. Volvieron en silencio. No hay historias heroicas, en general, en la emigración. Por cada uno que volvía rico, cien no volvían. Y otros cien volvían en la miseria.

Ahora vamos recuperando su memoria. Sin ánimo de nada. Ni de revancha ni de grandeza. Con el ánimo de conocer. Y de reconocer. Y ahí está el papel que juega Juan. Y la UNED de Zamora. Gente trabajadora. Sonriente. Siempre dispuesta a ayudar. Incluso cuando alguien les responde: “soy una persona muy ocupada y apenas tengo tiempo para nada”. Llevan años recopilando la vida de los emigrantes. La vida de lo que fuimos, hace apenas cincuenta años. Un mundo del que ya no nos acordamos. Del que no queda memoria apenas. Un mundo que miramos con desprecio porque ya tenemos grandes coches y servicio doméstico y nuestros hijos han ido a buenos colegios. Nosotros, que nacimos donde no había ni baños en las casas ni luz en las calles. Por eso hay una meta: no olvidar que la grandeza no está sólo en las reuniones de los grandes hombres. En los grandes eventos. En las grandes corporaciones, en la prensa, en el espectáculo. En los grandes puestos. No. Hay grandeza, y mucha, en el hacer generoso. Callado. En el hacer bueno. En la lealtad. En reconocer lo que fuimos. Para no volver a serlo. Hay grandeza en la mirada de ese hombre que embarca, en el puerto de Vigo, en 1902, con dirección a un país desconocido, sabiendo que quizá nunca vuelva a poder mirar atrás. Como la hay en las manos de esa mujer que limpia suelos en su nuevo destino, dejándose los ojos para que sus dos hijos estudien y tengan una vida mejor. Hay otras vidas lejos del boato y el oropel. Unas vidas más sinceras. Más auténticas. En la que uno no ha de mentir(se) sobre lo que quiere o no quiere.

Vino Juan a Madrid y se presentó la nueva colección de la “Memoria de la emigración castellana y leonesa”.

En el segundo volumen sale publicada la historia de Julio Domingo Monterrubio de Rábano.

Por fin. Casi cinco años después de haber empezado a trabajar con ella.

La sensación de haber cumplido una tarea. Eso que intuyó oscuramente Schopenhauer hace muchos años cuando escribió aquello de que si nosotros callamos, ¿quién hablará?

La sensación de saber que mi abuelo y su padre seguirán en este mundo gracias a la palabra escrita. Una forma de arrancarlos para siempre del reino de las sombras.

PS: Antonio Machado escribió, y Hornuez me lo descubrió un día: “—yo tuve patria donde corre el Duero / por entre grises peñas, / y fantasmas de viejos encinares, / allá en Castilla, mística y guerrera, / Castilla la gentil, humilde y brava, / Castilla del desdén y de la fuerza—"

28.11.10

Elecciones en Cataluña

Pasaron las elecciones y los ciudadanos avecindados en Cataluña ya han elegido los miembros del Parlamento de aquella región. Las opciones en general eran lamentables. Algunas lecturas interesantes. Esa bobada de que la gente de izquierdas es supercrítica y abstencionista y que cuando no van a votar gana la derecha. Con más votos que en los últimos años, la izquierda se ha hundido. Y eso siempre es una gran noticia. Gana el nacionalismo, incruento eso sí, y al menos conservador. Sigo la jornada a través de la tevestrés; el presentador intenta vincular la subida del pepé con el rollo de la inmigración. Esta es la tele pública que pagamos entre todos. Es brutal. El próximo presidente de Cataluña tenía un padre que defraudaba dinero mientras su hijo era consejero de hacienda. Y el hijo no se enteraba, claro. Ni un comentario en la televisión pública. Un partido probablemente corrupto. Buen resultado del pepé, el mejor en años. Y me alegra. Se mantiene Ciudadanos, lo que también me alegra. Impugnar la bobada de que hay que ser catalanista para sentirse catalán. Y me alegra especialmente el viaje que se pega el pesecé. No puede despreciarse tanto a los votantes de uno sin que estos te acaben pasando factura; así que hala majos, volver a manifestaros contra el Tribunal Constitucional en cuanto podáis. Y me alegra mucho, claro, el viaje que se pega la Esquerra. Espero que su caída no tenga freno.

Algunas cosas preocupantes. Un presidente como Mas. Liderazgos de cartón piedra. Fiesta fiscal, le llama el tío a que paguen más los que más tienen. La entrada de un sujeto como el tal Laporta en el Parlamento. Y los casi setenta y cinco mil votos de Plataforma por Cataluña.



PS: "En realidad, si el nacionalismo era la acción, el catalanismo era la inacción. O sea, la complicidad, el silencio. La moderación tiene estas cosas. A veces no es más que el último refugio de los cobardes".

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 186

27.11.10

Ya lo sé, es sólo un libro (I)

Es sólo un libro. Una memoria de la emigración castellana y leonesa.
La historia empezó, como un rumor, hace unos cinco años. La trajo, como tantas otras, Manoluá, a quien quizá ya nunca conozcas. Era el verano de 2005, estábamos aún en la Virgen del Coro y yo, naif, creía que había cosas que eran para siempre. ¿Sabes que tío Julio aún vive en la Argentina? Estuve allí y lo vi. Y tiene un relato precioso sobre su viaje a España, escrito cuando tenía quince años, la única vez que vino a la patria de sus padres. Me puse en contacto con Andrea, su nieta, a la que busqué con paciencia a través de la web. Contacté con ellos. El primo Julio. Recuerdo a mi abuela, en el Mercado del Puente, hablarme lejanamente de él, cuando apenas tenía yo veinte años y le preguntaba por su familia que marchó a la Argentina. Por la parte de tu abuelo, me decía, ahí atrás, estaba tía Josefa, que marchó y vino un verano con Julio, su hijo. Nos hemos escrito durante años, por ahí deben andar todavía las cartas, pero ya no sé…

Contacté con Andrea, decía y le pedí permiso para editar el texto de su abuelo. Un texto hermoso. Julio Domingo, tío Julio, me escribió. Nos escribimos durante años. Claro que puedes editar mi texto, pero pide perdón al lector por la forma de estar escrito, yo no tenía ni quince años, me decía con su caligrafía temblorosa.
Era principios de julio. De 1929. Ahí empezó el viaje. Sus padres, sanabreses de nación, se conocieron sin embargo en la Argentina. Él era de Riego: Julián Monterrubio Cabadas. Ella, hermana de mi bisabuela, era de Cervantes. Claro. De Cervantes. Josefa de Rábano Rodríguez. A principios del XX emigraron a la Argentina. Como tantos otros. Aquí no había ni para comer. Se conocieron allí. Se casaron. Tuvieron un hijo. Un día decidieron volver a España para que su hijo conociera sus raíces. Hacía más de veinte años que habían emigrado. Llegaron a España el 24 de julio. Cádiz. Sevilla. Madrid. Zamora. Y por fin, Sanabria. Un texto hermoso. Emocionante. Ver al abuelo de uno convertido en un joven de treinta años, que sale a cazar y que juega al fútbol con sus hermanos no sucede todos los días.
La emigración. Una de las pocas constantes en la historia del hombre. La escritura. La forma en la que las personas que ya no están toman vida de nuevo para nosotros y delante de nosotros. Una forma de atrapar para siempre a alguien, de ligarlo a nuestro recuerdo. La identidad, esa cárcel.
Hace frío. Es noviembre. Vuelve a dolerme la espalda

PS: Borges escribió en Los Conjurados: "Las migraciones que el historiador, guiado por las azarosas reliquias de la cerámica y del bronce, trata de fijar en el mapa y que no comprendieron los pueblos que las ejecutaron".

25.11.10

La campiña inglesa hecha cine

Volvimos al cine. La incursión de Frears en la comedia. La historia de Tamara. La campiña rural inglesa. Un mundo de escritores que van y vienen. Los celos. La infidelidad, los amores otoñales, los amores melancólicos que siguen ahí, que seguirán ahí muchos años después, cuando yo sólo sea memoria de una piedra sepultada entre ortigas /sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

La película es irregular, más floja que las otras que he visto suyas. La idea es buena, los actores están bien, pero el vodevil no llega a enganchar y la obra se repite sobre sí misma. Ideal para una tarde de noviembre, pero para poco más.

A uno de los protagonistas se le está haciendo cada vez más tarde. No darse cuenta de que quien se esconde detrás de los días, como me pasó a mí, acaba por ser descubierto. Como las cosas que parecen evidentes terminan no siéndolo, porque el destino, muchas veces, está en nuestras manos y no escrito en ninguna estrella lejana. No darse cuenta. En fin.

PS: volviendo de Mérida. Volviendo del oeste.

24.11.10

La sonrisa de un niño...

La veo una o dos veces al año. Va creciendo. Poco a poco. Un azar la ha dejado atrás en la carrera por la vida que todo recién nacido emprende. Su hermana ya va con su edad, alrededor de los tres años, y juega con su prima, mi sobrina, sin más problemas. A ella, sin embargo, le cuesta. Sus gafas, de pasta verde. Sus andares torpes. Me da un vuelco el corazón verla. Es inocente y no entiende, quizá nunca lo entienda, lo que le ha pasado. Sólo hay cariño cerca de ella. Nos abraza a los adultos. Quiere jugar. Jugamos. Su patinete, en el que le cuesta mantener el equilibrio. Su mirada, sus ojos grandes. Sus manos, inseguras. El amor de sus padres. La dulzura con la que su madre la trata. La mirada de sus abuelos. Nada nos acerca más al otro que el sufrimiento. La capacidad de padecer con es lo que nos vuelve humanos y nos aleja del reino animal. Sin duda.

Una sociedad en la que los débiles son amparados y protegidos. Y queridos.

Ese es el mundo en el que quiero vivir.



PS: Con poco más de veinticinco años, César Vallejo le dedicó un poema fúnebre a su hermano Miguel. El poema acababa: "Oye, hermano, no tardes en salir. / Bueno... Puede inquietarse mamá".

23.11.10

Salamanca...

Fuimos a Salamanca. No fue Toledo. No podía serlo, aunque la mentira fuera piadosa. El amigo Jorge. Un guía de alto nivel. Paseamos la ciudad. A mi Salamanca me ha quedado siempre lejana. Había que elegir, y yo me quedé en Zamora. A Salamanca iban a estudiar los que se quedaron en Sanabria. También iban luego los que tenían que ir. Algunos no volvieron. Nunca. Yo hace años que no iba por allí. La plaza mayor, por fin sin gente y sin agobios. Un lujo. Las tapas. Los pinchos. La Universidad. Todo un descubrimiento, que justifica por sí solo la visita: Ieronimus, las torres medievales de la catedral. Poder ver la torre del gallo, hermana pequeña de la seo zamorana, de cerca. Pasear por esos edificios vivos que son las iglesias. La Compañía de Jesús, siempre tan poderosa. La casa de las conchas. Una biblioteca. Calixto. Y Melibea. La Casa Lis. El Expolio. Nos alejamos de la zona turística. El cielo de Salamanca, emblema que inspiró el logotipo de la capital cultural hace ocho años. Paseando por los claustros.

Llega el almuerzo, con niños incluidos. Esas patatas. Esos farinatos. Sobremesa amena. Una provincia cercana y lejana a la vez. De nuevo en el oeste. Memoria de abril. Un digestivo a media tarde. Hace frío, pero es un frío seco. Luminoso. El frío y la luz que el poeta nos enseñó a mirar. Estos burgos en los que demora su partida el invierno. Intercambio de presentes: un libro tuyo por un libro nuestro. A la noche salimos a tomar unos vinos. Y unas copas. Y ahí entra en escena el gracejo de Maiquel. Esas muñecas luxadas. Esa edad legal. La conversación cambia de tono. Algo tajados nos retiramos a dormir. Ha sido un día muy bueno. Incompleto. Pero hermoso. Nos emplazamos con Jorge. ¡El año que viene, en Jerusalén!


PS: "Vayamos donde vayamos, las gentes de todos los países se enorgullecen de lo lejos que habían llegado a parar sus antepasados. Por lo visto, la gente necesita tener esta conciencia, quizá incluso la necesita cada vez más…"

Kapuscinski, R.: El Imperio, Barcelona, Anagrama, 2007. Página 67,

22.11.10

Teatro, esta vez fallido

Volvimos al teatro, a ver la vuelta de Mouawad a los escenarios de la Villa. Littoral. En parte, las mismas obsesiones que en Incendies. En parte el mismo fondo: una sociedad en conflicto. Individuos solos. Pasados misteriosos. En parte, es otra obra, más clásica. Está Edipo, que no conoció a su padre. Está Hamlet, que quiere vengarlo (y ese ¿ser o no ser, de fiar?). Está, en fin, el idiota de Dostoyevski (esa obra menor que fascina a tantos snobs). Y también Antígona, claro. Siempre Antígona. Y está incluso Pedro Páramo. La vuelta a Comala.

Pero a la obra le falla algo. Está muy por debajo de Incendies. Es demasiado larga, pero no sólo eso (pienso seguir acentuando hasta que me muera). El autor entra en un bucle. Y no sabe salir de ahí. Y el espectador, al menos yo, se evade de la obra. Y mira el reloj. Mala señal. Buen argumento, buena historia, pero con casi una hora de más. La cólera del español sentado, que tanto temía Lope de Vega.

En cualquier caso, un país en guerra. Recuerdo una frase. Andaban mediados los noventa y todos, yo al menos, éramos más bobos. Como seríamos que había hasta un demócrata en la Casa Blanca. Un día hablábamos de la revolución, de la contracultura y de todas esas idioteces. Estaba puesto Kortatu. Fue su último disco. Sonaba Ehun Ginen. Homenaje al Rock the Casbbah. La voz melancólica: “Beirut sartaldea, / uraren ordez hautsa” Alguien, muy serio, me miró y me lo dijo: “La ausencia del poder público no es buena en ningún caso. ¿Conoces a alguien que quiera irse a vivir ahora al Líbano?”. Era verano. Una magnífica jornada veraniega, soleada y aireada. Y aquella persona tenía razón. Y a mí se me empezaban a ir las bobadas políticas de la cabeza...


PS: Uno deja de tener cuarto de baño, cama limpia, agua corriente, y qué pronto se degrada. Muy pronto y a la vez muy poco a poco. El cerco se hace más oscuro en el cuello de la camisa, aunque lo frote en algún lavabo; los zapatos se hinchan […]

Muñoz Molina, A: La noche de los tiempos. Círculo de lectores, Barcelona, 2010. Pág. 77


PD: treinta y cinco años de reinado. Juan carlos el breve, le llaman los rojos. Enhorabuena, majestad.

21.11.10

La voz a ti debida, o los pretextos donde te escondes...

Estoy con La luz a ti debida. Toda una declaración de amor de Pedro Salinas. Un poemario apasionado. Erótico. La pasión del amor y la pasión de la vida. El amor como una forma de dolor. Un amor prohibido en los años treinta, como en el libro de Muñoz Molina. El amor como una búsqueda de trascendencia, no más allá del cuerpo, sino también gracias al cuerpo. Leerlo despacio, cada noche, mientras la mano acaricia, en ausencia, el cuerpo de la mujer amada. Leerlo despacio, cada noche. Leerlo despacio. Leerlo.

PS: "Yo no necesito tiempo / para saber cómo eres: / conocerse es el relámpago. / ¿Quién te va a ti a conocer / en lo que callas, o en esas / palabras con que lo callas? / El que te busque en la vida / que estás viviendo, no sabe / más que alusiones de ti, / pretextos donde te escondes". (Pedro Salinas)

20.11.10

Elecciones en Cataluña

Elecciones al parlamento autonómico de Cataluña. Ecuador de la campaña electoral. Cataluña, un país de irrealidades. Una sociedad asfixiada por sus políticos. Supongo que si estuviera avecindado en aquella región, votaría por Ciudadanos. O por Rosa Díez. Me gusta el punto rebelde y contestatario de los de Rivera. Impugnar el catalanismo de raíz. Porque se puede, y se debe, desconfiar de las identidades mayoritarias. Y más cuando estas son asfixiantes. Se puede no ser catalanista en Barcelona, como se puede no ser españolista en Zamora. No me cae mal Sánchez Camacho, pero me temo que el voto al pepé, en estos comicios, sólo valdrá para apuntalar las bobadas nacionalistas de CiU. La buena noticia es que parece que la izquierda se hunde. Y eso siempre es algo hermoso, ocurra donde ocurra.

En cualquier caso, el partido que ganará está profundamente enfangado en un lodazal de corrupción. El gran derrotado se ha tirado la mitad de la campaña renegando de sus socios de gobierno. Es posible que la extrema izquierda totalitaria obtenga representación parlamentaria. Y un expresidente de un club de futbol podrá sentarse en el Parlamento. Esto es Cataluña. A medio camino entre la España cañí de Jesús Gil y la Italia de D. Silvio. La gente que tiene la oportunidad, hace tiempo que se ha ido yendo de allí. Y bien que hacen. Cuando en un sitio las personas no miran a dónde van, sino de dónde vienen, lo mejor es salir corriendo. Y cuanto antes, mejor.


PD: A Salamanca. No será Toledo, no puede serlo.

PS: "Por descontado el ambiente que se respiraba en la facultad era, desde este punto de vista, altamente tóxico. En el patio, en los pasillos, en todos los sitios por donde pasaba había tenderetes, banderas, carteles. Y constantemente se estaban organizando charlas, mesas redondas, conferencias, presentaciones donde lo que más abundaba, ideológicamente hablando […] era el nacionalismo variopinto".

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 163

19.11.10

En ruta por Castilla

El turismo. Un mercado global. La gran industria española, junto con el idioma (castellano, claro) y la imagen de marca cultural. Cada gobierno tirando por su lado. Hay algunas iniciativas interesantes. En las dos Castillas, quien lo iba a decir. En la mía, la de arriba, aquella legendaria Fundación que me llevó, un invierno a las Médulas, y más tarde al Canal de Castilla. Llovía. La gran oportunidad de integrar a la sociedad civil en la recuperación de su patrimonio, a través de una simple tarjeta y de una cuota simbólica. Ahora un portal en la lógica de la web 2.0. Turyou. Compartir fotos. Donar fotos. La región en imágenes. Una iniciativa interesante que debería conocer, desocupado lector.

En la de abajo. Aquí no tenemos ese patrimonio, me dijo Jesús paseando por Toledo el sábado. Otra iniciativa en la lógica 2.0. Un portal para agregar. Para dar a conocer. Las dos Castillas. Una lucha épica por escapar de la miseria, de la rutina, del tedio.

Castilla, lo dijo también Arcadi, y yo lo pienso cada vez que atravieso estas llanuras bélicas: una construcción de la soledad y del ángulo recto.

Estamos llegando ya a Valladolid. Es otoño, aquí también.


PS: Antonio Machado dejó escrito: "Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta / —no fue por estos campos el bíblico jardín— / son tierras para el águila, un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín".

18.11.10

Cine en casa...

Estuve viendo The Queen, de Frears. Una película sólida, bien hecha, en la la línea de su Mrs. Henderson presenta y que ya comenté alguna vez. La película, centrada en los primeros años del gobierno de Blair, gira en torno a su nombramiento y a los sucesos que ocurrieron tras la muerte de Diana Spencer en un accidente de tráfico en París. Gente sensata, los británicos nunca han jugado a esa bobada infantil que es la República. Gracias a Dios, ellos han tenido desde siempre una izquierda moderna y civilizada, no hay más que ver la tercera vía de Blair, no como nosotros que sufrimos, como una plaga, la izquierda más analfabeta de Europa. La película narra bien la entrada en el sistema de Blair. Y narra igualmente lo complicado que es conjugar instituciones centenarias con las bobadas y las lágrimas de la postmodernidad. La Monarquía. Algo consustancial al Reino Unido. La pervivencia de las instituciones frente a los hombres que pasan. Y es que no todo en la vida tiene una explicación racional. Es más, me voy haciendo mayor y voy pensando que son pocas las cosas de verdad importantes que se explican sólo por la razón. Mientras pienso esto, salta Fito en el Iphone, puedo escribir y no disimular, / es la ventaja de irse haciendo viejo, / no tengo nada para impresionar, / ni por fuera ni por dentro.

Pues eso.


PS: En un juzgado. Con mi nombre puesto en un edicto. Eso sí, el demandado es el Estado, algo que siempre lo llena a uno de satisfacción.


PD: Ahora Pedro Salinas. La voz a ti debida. La voz que te atrapa y te sigue. Y esta tarde de nuevo al teatro.

17.11.10

El último del círculo

Compro en el Círculo en homenaje a mi padre. No creo que nunca sea capaz de darme de baja. Vino a Madrid. Con la poca cultura que una España salida de una guerra maldita daba a los niños en los pueblos. Pero siempre ha valorado los libros. Y ha leído mucho. Se hizo del Círculo hace tantos años que ya casi ni me acuerdo. Es más, yo no debía de haber nacido. Ayer me llegó el último pedido. Después del Reich. Una reflexión sobre un tema que me abrió Sebald, a través de Jesús, hace ya muchos años. Cómo acabó la guerra para el pueblo que la perdió.

Hablando de libros. Sigo mediado con la inquietante novela de Muñoz Molina que también compré ahí. Una historia que tiene párrafos que parecen escritos por mí. Y para mí. Es lo que tiene la literatura. A veces uno piensa que está viviendo algo que nadie ha vivido y basta con abrir un libro para darse cuenta de que las pasiones, los recelos, los engaños, las ganas de vivir, la búsqueda de la felicidad acompañan al hombre desde que el primer simio tomó conciencia de sí mismo. De que las cosas que nos pasan, vistas en perspectivas, son más normales de lo que nosotros pensamos. Porque somos personas. Y las personas, como dijo Isaiah Berlin, tenemos un fuste torcido con el que, gracias a dios, es imposible construir nada recto. Y no pasa nada. Claro que no

Por cierto. Ahí va un blog. Quizá para otro tipo de lectores. Por si quieren visitarlo, pinchando aquí. De nada.

Llueve. Y está siendo buena semana. Claro, es noviembre


PS: “Si se consigue estar sentado en una silla, en silencio y a solas, en una habitación, es que se ha recibido una buena educación”, escribe Pascal.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 495

16.11.10

No nos queda nada ya por lo que sorprendernos...

No sé si a mí me queda ya nada por ver.

El presidente del Partido Socialista en el País Vasco, citado como testigo de la defensa en el juicio a un tío que estuvo en la cárcel por etarra y que está en la cárcel por ejercer de portavoz de un grupo que forma parte del complejo etarra y por enaltacer a los asesinos. La misma organización que ha matado a concejales socialistas, muchos de ellos en Guipúzcoa, como Priede, como Carrasco.

Que este tío presida un partido que va del rollo de “a la mujer sólo la defiendo yo y no vosotros, falócratas asquerosos” forma parte de esa superioridad moral con la que nuestra socialdemocracia nos atiza a diario.

Una mujer, una tal Romero, que preside las Juntas Generales de Guipúzcoa. Que le dice a las víctimas que no lloren por ella si la matan. Ella sabrá lo que dice.

Nuestra izquierda, siempre por encima del bien y del mal.

Voy perdiendo, también en política, la capacidad de asombro. Menos mal que siempre nos quedará no sólo París, sino también el vips...



PS: "En alguna parte, en una isla con sol y sombra, en plena paz, en plena seguridad y en plena felicidad me tendría sin cuidado ser o no judío. Pero aquí y ahora no puedo ser otra cosa. Y creo que tampoco quiero".

Sebastian, Mihail: Diario (1935-1944), Entrada del 17 de diciembre de 1941.

15.11.10

A Palacio

Estuvimos, también, en el Palacio de Fuensalida. Recién rehabilitado. Jesús lo eligió y allí estuvo hasta que el pequeño Bugallal de Albacete lo echó de allí con malas artes. La Presidencia de la Junta de Comunidades se ha ido ya de allí. Qué hubiera sido de Castilla La Mancha si su presidente hubiera sido un hombre ilustrado, un hombre culto y bueno, en lugar del tal Bono, tan patriota, tan católico, tan socialdemócrata…

Una exposición en el Palacio. Sobre el Toledo mudéjar. Sobre los Muddayyan. La palabra lo dice todo: “aquellos a los que se les ha permitido quedarse”. Ciudadanos de segunda en su tierra. Las identidades. Todas asesinas. Delicada madera, techumbres policromadas. Ese olor. Su olor, mezclado con la madera y el barniz. La cerámica de la zona, que sobrevivió, en esencia, hasta casi el siglo XX. Los mosaicos. Y las tinajas. Una mano de Fátima. La luz cuando volvemos al patio. Jesús me habla y me comenta una tesis: ¿Y si el castellano hubiera nacido por aquí y viniera de los mudéjares?. Le contesto que es difícil, en este ámbito, refutar a Lodares: el castellano es una koiné usada por los pueblos del centro para comunicarse con los vascos. Los Muddayyan desparecieron con la historia, también al paso alegre de la paz. Los asimilaron. A la fuerza. No había espacio aquí para una identidad árabe. Se asimilaron. Muchos de nosotros quizá tengamos algún antepasado mudéjar. Como lo tenemos judío. A veces, ver sus rastros, como ocurre en esta exposición, nos permite, en cierto sentido, saludar a un familiar lejano.

Un vistazo a la fantástica vista que el Palacio tiene sobre los cigarrales. Salimos de Palacio y seguimos caminando Toledo. Va llegando la hora de almorzar y aún queda trayecto por ver. Recuerdo un título de una película: un paseo por las nubes. Ahí vamos. Ahí seguimos.

PS: vuelvo a recordar los versos de Adam Zagajewski: “En ciudades extrañas / contemplamos las obras de viejos maestros / y, sin asombro, en añejos cuadros vemos / nuestros propios rostros. Habíamos existido / antes, e incluso conocíamos el sufrimiento, / nos faltaban tan sólo las palabras…

14.11.10

En Toledo, cuando el mundo era tan reciente que...

Volví a Toledo. Fuimos a Toledo. Viajar a Toledo con Jesús es hacer un viaje en el tiempo y en el espacio. Es ir a Macondo y llegar en un momento en el que, como en la obra de García Márquez, “el mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

Todo surgió de un pregón en la Zamorako Etxea. Venid a ver mi ciudad, que los madrileños la conocéis mal. Chillida, y la batalla que Jesús libró para que la ciudad dignificara la obra que le donó el autor vasco. Salimos muy de mañana. Claudio Rodríguez iba con nosotros en el coche. Se abría paso la luz con dificultad entre la niebla mesetaria: “es el olor del cielo, / es el aroma de la claridad, / cuando vamos entrando a oscuras en el día”. La Cueva. Siempre La Cueva. La Iglesia del Cristo de la Luz, recién abierta y por la que hubimos de pasar de largo. El arrabal de la ciudad. La muralla visigoda, lo que queda de ella. Las termas. El arte mudéjar. La Iglesia del Salvador. Esas escaleras y ese olor en esas escaleras. Los propios mudéjares. El esplendor de una cultura. Los mitos. El pozo del salvador. Ese olor. Un viaje. Un regalo. La Iglesia de San Sebastián. Allá de frente el río. El Toledo romántico. El Toledo levítico. Antes curas y ahora funcionarios. Una ciudad demasiado cerca de Madrid. Una ciudad que forma parte de mi mapa de memorias y de sensaciones. Nunca alcanzamos a ver los restos del Palacio de Pedro I, el Justiciero. Y mira que lo intentamos, petristas como somos, al menos Jesús y yo. Siempre es algo que nos acaba quedando pendiente. Volveremos, ¿verdad?

La comida fue menos intelectual. Ya lo decía Kortatu, entroncando con los movimientos contraculturales de los setenta: “que la cultura es tortura no nos vamos a engañar”. Un cierto Sálvame con oscarnelo a cuenta de aquel noviembre del noventa y nueve. Cochinillo. Con un Shiraz del Marqués de Griñón. Las decisiones que se toman y las que no se toman. Caía el día, ya con mejor tiempo. La luz de Castilla. Luego, un café en la mejor casa de Toledo. Se hacía tarde. Como en el cuento, llegaba la hora de volver y abandonar el mundo de la magia.


PS: "Era una de esas personas imaginativas capaces de disfrutar saludablemente de todo y de agradecer la novedad sin ninguna sombra de recelo ante lo desconocido […] una rigurosa vocación de aprender y una disposición jovial a recibir los dones de lo imprevisto [...].

Muñoz Molina, A: La noche de los tiempos. Círculo de lectores, Barcelona, 2010. Pág. 120

13.11.10

Murió Berlanga

Murió Berlanga. Recuerdo Los jueves milagro. Aquella España que algún día echaremos de menos. En cuanto a inocencia perdida, digo. Al cine llegué a tiempo de ver París Tombuctú. Pero para mí Berlanga será siempre, hasta ahora al menos, ese alcalde que nos debía a todos los vecinos de Villar del Río una explicación y que, como alcalde nuestro que era, nos la iba a dar.

Aquel Bienvenido Mister Marshall. El sueño de ese alcalde. Aquella España

Hoy no hay coda. Hay esta escena.






Una escena inmortal.

Que la tierra lo sea leve

12.11.10

Saberes y decires (un post ultraista)

¿Qué…

Que ha…

Que no cambio… (nada)

Que me … (dolor)

Que espero (escañeta)

Que gracias (claro)

Que sin (Cuba)

Gracias (Men)

El Perdíu

Nota: a veces los viejos decires se equivocan. Lo escribió hace muchos años, en eusquera, Gabriel Aresti. Pero se entiende perfectamente. Como todo el texto en realidad, desocupado, lector. Siempre y cuando sea usted el destinatario del mismo, claro.



PS: La cita de hoy es del libro de Muñoz Molina con el que ando, de la página 100 en la edición del Círculo de Lectores. La que empieza con “Desde el principio… […]

11.11.10

Homenaje

Las víctimas del terrorismo.

Algunos bobos las confunden con las víctimas del tráfico y con las de la violencia doméstica. Nada más lejos de la realidad. Los asesinados por ETA lo fueron en nuestro nombre, porque los terroristas no podían matarnos a todos a la vez. Qué lúcidos Aurelio Arteta y Juaristi al respecto. Es la violencia totalitaria de la izquierda. Durante años se los honró en silencio. De manera vergonzante. El propio Estado creía que era lógico y justo que murieran. También los nacionalistas incruentos vascos. El libro de Rogelio es a este respecto muy ilustrativo. Igual que las películas de Iñaqui Arteta.

Las cosas cambiaron. La muerte de Miguel Ángel Blanco fue un punto de inflexión. Empezaron a ponerse ellos las capuchas para salir a la calle. Fue un momento poético, en cierto sentido. El pueblo se rebeló. El Estado empezó a verlo claro. Una ley de solidaridad ejemplar.

Ayer, este largo camino de dignificar el sufrimiento de las víctimas dio un nuevo paso. El Parlamento vasco. El lugar que ha sufrido el escarnio de ver a terrorisas allí sentados y a gentuza como el tal Ternera en la Comisión de Derechos Humanos, homenajeó a las víctimas del terrorismo.

Por fin.

Tantos años después.

Este es el camino. No hay ningún otro. Estado de Derecho para los terroristas y reconocimiento moral para las víctimas.

Enhorabuena vascos. Es un gran paso. Poco a poco, podréis irle explicando a vuestros hijos qué hacíais mientras vuestros vecinos eran asesinados por meterse en política. Y podréis miraros al espejo, sin más problema, cada mañana.


PD: Hacia Emerita Augusta. Esa relación zamorano-emeritense.


PS: "La radio, el cine, los escritores y el propio Stalin repetían lo mismo: los kulaks son parásitos, queman el grano, matan a los niños. Lo declaraban abiertamente: había que levantar la furia de las masas contra ellos, destruirlos a todos en cuanto clase, a esos malditos…"

Grossman, Vasili: Todo Fluye. Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2008. Página 167

10.11.10

Nuestra izquierda, nuestra miseria...

Lo peor que nos pasa, políticamente hablando, a los que no somos de izquierdas, es descubrir el bajo nivel de nuestros adversarios políticos. A uno lo hace grande tener un rival de talla, en todos los órdenes, en el político, en el personal, en el amatorio…

Las declaraciones del tal González. Presidió los gobiernos más corruptos del siglo XX español. Nunca tuvo principios, sólo el poder por el poder. Ni el cambio ni el recambio. Era todo un eslogan. Como nunca han entendido nada, pensaron que se podía combatir el terror con el terror. No. Nunca. Con la ley y con el Estado de derecho que ellos, acomplejados analfabetos, nunca se atrevieron a aplicar. Prefirieron los atajos, como el mal estudiante que prefiere copiar. Aquí Jaime Mayor tenía razón, siempre la tuvo, y ellos no. No hay mucho más que hablar.

Tantos años después y sigue sin entender nada. Aún no sabe si hizo lo correcto. Nunca lo sabrá, porque no le da la capacidad para el juicio moral. El día que el Estado abandona la legalidad y combate al crimen con el crimen, se convierte en un criminal. Y en un criminal, además, muy peligroso. No hay más. Los GAL fueron un horror, no porque salieran mal, sino porque existieron. Había que tener cojones para cerrar el Egin y echar a ETA de las instituciones. No los tuvieron y se limitaron, gentuza, a contratar mercenarios. La vía más fácil. Y la más aterradora. Porque, en el fondo, nunca han creído en el Estado de Derecho. Porque en el fondo son rojos, y ser rojo y demócrata siempre ha tenido algo de contradictorio, tan imbuidos como están en la certeza de llevar siempre razón.

Felipe González. Nunca le perdonaré que me obligara a afiliarme a un partido político con tal de echarlo del poder.

Este es el nivel de nuestra izquierda. Esta es la gente que siempre se ha creído mejor que los demás. Y que estaban por encima del resto. Esto es lo que hay.


PS: "De repente se abre una puerta: entra silenciosamente el vicio apoyado en el brazo del crimen, monsieur de Talleyrand caminaba sostenido por Monsieur Fouché".

Chateaubriand, François de: Memorias de ultratumba (Libros XIII-XXIV). Tomo II. Página 1.310.

9.11.10

Centenarios en otoño

Hay centenarios que pasan desapercibidos. Quizá porque el centenariado cae sobre alguien que no es progre. Luis Rosales. Creo que ya hablé de él en alguna ocasión. Poesía lenta. Suave. Un hombre serio. Marcado por un estigma; la muerte de Lorca. Un poeta para recordar, ahora que llega otoño, que es fiesta aquí en Madrid y que me empieza a gustar, a mi edad, la forma de narrar de Muñoz Molina. Una voz culta, dura, grave, una voz en off contando una historia lejana sobre nuestra guerra, sobre nuestra maldita guerra, sobre nuestra puta guerra en la que, por una vez, ni los buenos son muy buenos ni los malos son muy malos.

Cojo a Rosales y lo leo al azar. Me acompaña mientras escribo y me dice, adusto: “No sé, siempre es así, tu voz me llega / como el aire de Marzo en un espejo, / como el paso que mueve una cortina / detrás de la mirada”.

Es fascinante ver cómo alguien escribió, hace tantos años, lo que uno puede sentir ahora mismo.

Es ya la tarde.


PS: "A Ignacio Abel los primeros síntomas indudables del otoño le deparaban un estado de expectación ilusionada que no tenían ninguna causa precisa y que tal vez no era más que la reverberación en el tiempo de una lejana felicidad escolar de cuadernos nuevos y lápices" [...]

Muñoz Molina, A: La noche de los tiempos. Círculo de lectores, Barcelona, 2010. Pág. 45