16.9.10

No poder o no deber (o no querer)

Un camarero bastante majete. Marroquí. Se casó hace poco en su tierra natal. Un buen tipo, y buen profesional. Hace un par de semanas, hablando con él, me cuenta que, como es el Ramadán, no come nada durante las horas de luz. Mi compañero de almuerzo, el bueno de Mariùs, me lo confirmó muy serio: “claro, los musulmanes no pueden comer durante las horas del día en el Ramadán”. Y yo pensé, claro que pueden, otra cosa es que no quieran, cosa que me parece muy respetable. Y pensé, cómo nos fascina a todos, decadentes occidentales, que haya gente que crea en cosas y las respete como si fueran algo que no esté sujeto a discusión. Como gracias a dios estamos todos secularizados, echamos de menos un mundo en el que alguien ofrecía y exigía certezas que no planteaban demasiado esfuerzo mental y que, con cumplirlas, nos permitían comprar a plazos un sitio en el cielo.

No sólo la identidad es un cárcel. También, muchas veces, la religión lo es. Al menos cuando el individuo vive la religión no como una relación intima con su conciencia y con sus creencias, sino como una forma de identidad que le ayuda a sobrellevar mejor el vacío del mundo.

Hubo un mundo en el que los hombres, sin identidad y sin religión, vagaban por el planeta, peregrinos como en un relato de Borges, migrando sin saber porqué ni a dónde…


PS: Trieste, como muchos otros lugares, estaba lleno de antisemitas, a pesar de la aparente buena convivencia. Los curas católicos lo alentaban, lo mismo que publicaciones como: La Coda del Diavolo, L´Avvenire, L´Amico […]. Atacaban a los judíos por su cosmopolitismo y el escaso patriotismo proitaliano. En “Los cíclopes”, el ciudadano le pregunta a Bloom: “¿Cuál es su nación?”, “¿Sabe cuál es su país?”

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 196

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro amigo Perdiu, claro. El progresismo ha trasmutado de su antaño creer en nuestros dioses a obligarnos ahora a creer en los suyos. Y para ello ha puesto todo su ardor apostólico en instaurar sus púlpitos correspondientes (lo llaman periodismo serio) y sus catecismos varios (EpC´s adoctrinadores en ESO... y en los otros entornos educativos).

Para imponer su religión laica, léase marxismo, comunismo, socialismo, socialdemocracia, o progresismo (pues en función del momento bautizan de una u otra manera a su “bestia”), han tenido a bien aliarse a través de su demagógica alianza de civilizaciones islámicas con sus más grandes sanguinarios y asesinos en serie.

Mientras les parece bien que se cierren iglesias (mejor si se caen, en esta época no queda estético quemarlas); en contrapartida, apoya la construcción de mezquitas allí donde creen menester sus seguidores (no tardando como el islámico Obama, hemos de esperar por parte de zp el correspondiente apoyo a la construcción de una mezquita en Atocha).

Aún no me ha convencido ningún imán, ni de la existencia de alá, ni de las verdades del corán, y menos aún de la misericordia de su altísimo con su correspondiente sharia, legalizadora de ahorcamientos, lapidaciones, degüellos y demás formas humanizadoras de imponer sus verdades.... pero a zp, su gobierno, su partido, y demás gentes de “la ceja”... les entusiasma ser respetuosos con las creencias islámicas.

La verdad es que no se podía esperar menos de nuestro iluminado apóstol laico zp, pues en su anterior periodo sermomero (las pasadas elecciones) no dejada de repetir aquello de “razones para creer”.

Siempre supimos por qué.

Un cordial saludo,

Pablo el herrero