9.8.10

Atapuerca, parada y fonda

Salgo para Burgos. La cabeza de Castilla. Con pocas ciudades de estas región he tenido más trato desde hace veinte años. De aquí era la famosa Arancha de Burgos y con Hornuez vine la primera vez que fui consciente de venir aquí. En el invierno del noventa y nueve aquí conocí no sólo a Oscarnello, sino a otras personas de cuyo nombre ahora no me quiero acordar. Es selectiva la memoria. Durante un año vine varios fines de semana y fui conociendo poco a poco la ciudad, el Hospital del Rey, la callé Laín Calvo, los Golem… y sin embargo apenas la recuerdo a ella ahí. Paso por el Arco del Pilar y apenas soy capaz de imaginarme el apartamento en el que vivía. Casi nada me recuerda a ella, y me pasa también en Zamora. ¿Será un mecanismo contra el dolor? Puede que sí, y aunque dé cierta pena pensar cómo las cosas pueden evaporarse, es un alivio poder viajar sin fantasmas.

El viaje es ligero. Recorriendo el norte de Castilla. La planicie cerealística de Palencia. Al teléfono. Es un alivio oír la sonrisa de quienes queremos. Poco a poco. Snows y Mi Pastor. Salimos de cena y hago de leve cicerone por la ciudad. A las llanas a tomar una copa. Un gintonic bien preparado. Ligeramente borracho. Intensa conversación, como siempre que uno está con buenos amigos. La niña ya está en Tejas y todo ha ido bien. Qué importante es estar rodeado de gente que aporte. Qué importante es que te pongan enfrente personas que te hagan crecer, ¿no crees?.

Duermo mal, entre guatsaps y llamadas extemporáneas. Abro la ventana, hace calor en el hotel a las cinco de la mañana burgalesa. Me miro al espejo. No sé si casi ocho meses después el personaje que veo se parece a mí.


PS: "Según lo voy leyendo, el diario de Renard me engancha más. Cuánto me gusta este hombre y qué absurda me parece su muerte, aunque desde entonces hayan pasado veinticuatro años".

He aquí la única forma de eternidad que vale después de veinticuatro años: el estar más vivo que un hombre vivo y que la memoria de uno sea tan real como una presencia física".

Sebastian, Mihail: Diario (1935-1944), Entrada del 16 de abril de 1936.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En los últimos años, la situación de parálisis y resignación que vivimos en Castilla y León comienza a ser percibida nítidamente por amplios sectores de la ciudadanía de nuestra Comunidad, en la que se aprecian tendencias centrifugas y disgregadoras. Paralelamente, creo que se vislumbra una plural y heterogénea ola de opinión ciudadana que no se resigna a aceptar este status quo, puesto que amenaza con convertirse en un camino sin retorno si no reaccionamos a tiempo.

Unknown dijo...

Pues seguramente el del reflejo es más parecido a aquel de hace ocho meses de lo que a usted le gustaría.
Me alegro de que su cabeza y su corazón le protejan de ciertos recuerdos, no deje de escribir, que así le sigo la pista. Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Regodearnos en recuerdos del pasado y fantasear con ensoñaciones futuras nos hace perdernos el momento presente y eso no le pasa a Perdíu que disfruta y nos hace disfrutar cada instante, gran compañero de viajes ligeros.
El secreto para dormir bien ya lo conoce.
Y sí, es el mismo de hace ocho meses, pero más viejo y más sabio.
NC

Hornuez dijo...

Demasiado mítica esa ciudad, compadre...

Y veo que se te ha vuelto olvidar llamar a Begoñita, jejejeje