31.5.10

La crisis de verdad...

La crisis más profunda que padecemos no es tanto una crisis económica como una crisis moral. No creo que sea algo exclusivo de España; el mundo occidental va declinando y no sabemos bien a qué agarrarnos ya. Hace tiempo que olvidamos (si es que alguna vez lo supimos) que las personas que están en la vida pública han de ser ejemplos de transparencia y de determinadas virtudes (honradez, esfuerzo, integridad, inteligencia) para que, con su conducta, ayuden a crear ciudadanía entre los individuos. Nada de eso ocurre hoy en España. Nadie en su sano juicio considera que el tal Bono sea un ejemplo de virtud, o que el tal Camps sea ejemplo en general de algo positivo. A la cosa pública se va a servir y a ayudar a construir ciudadanía. Nada más. Tampoco nada menos. A lo que está claro que no se va (o no se debería ir) es a descalificar sistemáticamente al adversario, a negar la realidad por sistema o a considerar bobos a los votantes, propios o ajenos.

Todo se perdió hace tiempo, y lo perdieron todos, la verdad, los tirios y los troyanos. Los políticos son en esto una casta, especialmente repugnante, que vive de privilegios que están vetados al resto. No tiene ningún sentido, ni ninguna lógica, el régimen de pensiones de un miembro de las Cortes Generales. No tiene ningún sentido que a un presidente autonómico no se le multe cuando se le caza cometiendo un delito contra la seguridad vial. Nada de esto tiene en general sentido. Tanto ruido, ruido negro además, de la gente que debería darnos ejemplo.

Así no vamos a ningún sitio. Mientras la gente virtuosa no se dedique a la cosa pública, estamos bastante jodidos. Triunfa la mediocridad y, como decía Azaña, las leyes son cosa de juego y el fabricarlas una diversión. Y en esto Zapatero es sólo una consecuencia. Sólo un sistema de selección de élites tan podrido como este permite que un petimetre como él llegue a dónde ha llegado.

PS: [Describiendo el final de la Iª República] Ángel Ossorio y Gallardo […] apostilló: “Pavía hizo disparar unos tiros al aire y aquellos ministros y diputados que habían jurado morir en el recinto, echaron a correr. Ni una muerte, ni una herida, ni un rasguño, ni una contusión, ni un cardenal. La República, que había podido morir en la tragedia o en la anarquía, prefiero morir en el ridículo.”

Citado por Borràs Betriu, Rafael: La guerra de los Planetas. Memorias de un editor. Ediciones B, Barcelona, 2005. Página 531

PS: de camino a Mérida

27.5.10

Post vallejiano

Hoy estoy contento.

Ya sé que el país va de mal en peor, pero esta tarde me apetece sonreír. Incluso después de leer al piscis Vallejo. Ya saben Albert Samain diría Vallejo dice. Está acabando mayo, me puedo ir dando un paseo a casa, tengo buenas lecturas esperándome, mi apartamento va cogiendo forma de hogar y sé que en algún lugar, un viejo carcomido por el gin y la nostalgia volvería a sonreír. Y sobre todo sé que quizá quien me busca en su mano día y noche. tal vez acabe encontrándome, efectivamente, a cada minuto en su calzado.

Aunque algunas veces diga con Vallejo “hoy me gusta la vida mucho menos”, sabe, desocupado lector, que también me digo a continuación pero siempre me gusta vivir, ya lo decía

Ya sé, ya lo sé; ya sé que hablándole a la leña no callo al fuego pero, qué quieren que les diga: me busca y busca. ¡Es una historia!.

Buena tarde vallejiana, desocupado lector.


PD. En la esquina del (sol): Llegare al final de la calle para entrar en el mismo rincón / como siempre un desfile mortal de cervezas por el mostrador / tropecé en La Esquina del (Sol) y su cuerpo me gustó / una falda en la esquina del sol se merece una canción: / ese vestido rojo altera los nervios mirar tus ojos y me rompo con facilidad. (adaptación libre de Barricada)

26.5.10

Filosofía de vida

T.H. White, un escritor británico del pasado siglo XX, escribió en The once and future King, una novela artúrica, un párrafo memorable, que me aplico por todo el cuerpo como si fuera agua de colonia los días de tristeza primaveral,.

Aquí le dejo el párrafo, sin más comentarios.

Enjoy it!


"Lo mejor para la tristeza, contestó Merlín resoplando, es aprender algo. Es lo único que no falla nunca. ("The best thing for being sad," replied Merlin, beginning to puff and blow, "is to learn something. That's the only thing that never fails)

Puedes envejecer y sentir toda tu anatomía temblorosa; puedes permanecer durante horas por la noche escuchando el desorden de tus venas; puedes echar de menos a tu único amor; puedes ver el mundo a tu alrededor devastado por locos perversos; o saber que tu honor es pisoteado por las cloacas de inteligencias inferiores. Entonces solo hay una cosa posible: aprender.

Aprender porqué se mueve el mundo y lo que lo hace moverse. Es lo único que la inteligencia no puede agotar, ni alienar; que nunca la torturará, que nunca le inspirará miedo ni desconfianza y que nunca lamentará, de lo que nunca se arrepentirá.

Aprender es lo que te conviene. Mira la cantidad de cosas que puedes aprender: la ciencia pura, la única pureza que existe. Aprender astronomía en el espacio de una vida, historia natural en tres, literatura en seis. Y entonces, después de haber agotado un millón de vidas en biología y medicina y teología y geografía e historia y economía, entonces puedes empezar a hacer una rueda de carreta con la madera apropiada, o pasar cincuenta años aprendiendo a vencer a tu contrincante en esgrima. Y después de eso, puedes volver con las matemáticas hasta que sea tiempo de aprender a arar la tierra".

25.5.10

Scott, la música y yo

Doble sesión de Ridley Scott la última semana. En casa, Blade Runner. Su estreno en cines me pilló muy joven, así que soy de los que llegó a la película habiendo leído antes el libro de Dick. La peli la había visto, a fragmentos, hace años. Esta vez la vi entera. Un clásico, sí señor. El atormentado Deckard, el ambiente decadente, las grandes preguntas. El personaje, en este caso la máquina, en busca del autor, las memorables palabras finales.

También, en el cine, Robin Hood. Buena relectura del mito, aportando alguna novedad. No tendría mucho sentido haber hecho la misma película que se hace cada quince años sobre el bandido inglés. Aquí se plantea como una precuela, valga el palabro, que termina justo donde empieza la leyenda. Sombría, en la línea de Scott, y con buenos actores. Interesante.

Por cierto que fui también a los toros. A San Isidro, claro. Es plástico el toreo, quizá el último espectáculo premoderno que nos queda en este mundo bobo de lo políticamente correcto. Es difícil igualar el momento en el que el banderillero se suspende en el aire de camino al toro. El toreo: un arte en el sentido literal de la palabra.

Hablando de artes, cómo es capaz de emocionarme la buena música, lo voy descubriendo con los años. Cuánto me hubiera gustado saber más de música y no ser el analfabeto funcional que soy (también) en este ámbito.

Ser consciente poco a poco de las cosas que ya no harás en tu vida, eso es exactamente envejecer.

Qué pena.


PS: Descubrimientos: Damien Rice y su bola de cañón: There’s still a little bit of your taste in my mouth / There’s still a little bit of you laced with my doubt. / It’s still a little hard to say what's going on.

There’s still a little bit of your ghost your witness / There’s still a little bit of your face I haven't kissed / You step a little closer each day / That I can´t say what´s going on

24.5.10

La Sanabria mágica

La Sanabria tiene varios lugares en los que se me mezclan lo mítico y lo mágico. No me refiero tanto a la Alcobilla (yo siempre he sido de la Padecida, en Escuredo), o al propio Lago, como a otros rincones que pueblan mi memoria de imágenes y leyendas: los restos de una batalla contra los franceses en la sierra, las vajillas de San Pedro del Villar de Pobladura, y la casa de Men Rodríguez.

Precisamente el viernes, cenando, nos salió el tema de la casa de Men Rodríguez, el aguilucho del que habló Unamuno, el amigo de los judíos, el hombre que murió fiel a su rey, derrotado por un bastardo, y que prefirió el exilio a la traición a su señor muerto.

La casa de Men. Una tradición, probablemente falsa, la ubica en el pinar de Vigo, de Vigo de Sanabria, claro, el anciano vicus. Donde da la vuelta al carretera, de camino a San Martín. Ahora allí hay un pinar y una mansión en ruinas. Parada obligada para enseñar el lago a los amigos (desde ningún otro sitio se ve mejor) y para pensar con calma los días de septiembre, cuando septiembre era aún septiembre y yo pasaba una quincena por allí.

La casa tiene dueño, no está abandonada, y hay un proyecto interesante para rehabilitar el edificio y prestar servicios de hostelería desde ahí. Qué buen sitio. Que tengan suerte. La casa de Men.

Cuántos paseos.

Cuantos sueños (rotos)


PS: en Espectros, obra publicada por Ibsen en 1881, se dice: "Señora Alving: En cuanto cojo un periódico, me parece ver fantasmas escabulléndose entre las líneas."

22.5.10

Hoy que es sábado...

Sábado moderadamente optimista, tras un viernes algo pocho. Ahí va un poema, "Ahí mismo", rescatado de Claudio Rodríguez, mi poeta de cabecera de este curso, inolvidable, de 2009/2010. Es difícil expresar de una manera más hermosa algo tan dulce como el sexo, evocando la luz y convirtiendo en metáforas las vivencias más íntimas. Como buen politólogo, tengo una teoría sobre el sexo y quizá algún día, si supero mi natural tímido, se la exponga. En cualquier caso, eso será otro día. Ahora disfrute de este poema, desocupado lector, como he disfrutado yo rememorando cada verso:

Te he conocido por la luz de ahora,

tan silenciosa y limpia,

al entrar en tu cuerpo, en su secreto,

en la caverna que es altar y arcilla,

y erosión.

Me modela la niebla redentora, el humo ciego

ahí, donde nada oscurece.

Qué trasparencia ahí dentro,

luz de abril,

en este cáliz que es cal y granito,

mármol, sílice y agua. Ahí, en el sexo,

donde la arena niña, tan desnuda,

donde las grietas, donde los estratos,

el relieve calcáreo,

los labios crudos, tan arrasadores

como el cierzo, que antes era brisa,

ahí, en el pulso seco, en la celda del sueño,

en la hoja trémula

iluminada y traspasada a fondo

por la pureza de la amanecida.

Donde se besa a oscuras,

a ciegas, como besan los niños,

bajo la honda ternura de esta bóveda,

de esta caverna abierta al resplandor

donde te doy mi vida.

Ahí mismo: en la oscura

inocencia.

20.5.10

Zamoranos fementidos, cantaba el romance

Ya debe saber el desocupado lector que El Perdíu procede de La Raya, en concreto de la periferia de la periferia de la periferia. Y feliz que está. Por ello, y quizá porque además soy piscis, siento un especial afecto por la mi tierra. Una tierra pobre, cainita y miserable pero en fin, uno no elige donde nacer. Me gusta, en la mi tierra, que la gente se rebele contra un destino que todos sabemos inexorable. Algunos lo hacen, luchan, inventan y, en el camino, construyen y dan sentido a vidas que, de otra manera, no serían trascendentes en ningún sentido de la palabra.

El martes la gente de turismo de Zamora vino a Madrid. No como fue Pedro Páramo a Comala, pero la intención era similar. Con unas vistas magnificas sobre la Plaza de Santa Ana (la única parte del áspero centro de Madrid que me hace, a estas alturas, algo de gracia), presentaron Zamora, ciudad líquida, la nueva imagen de turismo de una de las ciudades más sorprendentes de España: románica por dentro, modernista a poco que uno se fije, con un río fantástico y con una atmósfera de paz que sólo se da donde todas la batallas se libraron hace varios siglo y donde nadie espera nada en realidad de nadie.

No deje de disfrutar de la ciudad del alma, desocupado lector.

Quedará usted cuativado.


PS: Claudio Rodríguez, quien iba a ser, escribió “Todos llevamos una ciudad dentro, / ciudad que nos alienta y nos acusa. / La ciudad del alma. / Calles, sonidos de campanas y de pasos, / y la luz, / sobre todo el aire, / el temple del Duero, / las piedras que nos fecundan".


Cortesías: Mi Coronel, en campaña.

19.5.10

La única constante es el cambio

Aunque esto no sea una comuna jipi ni nada por el estilo, válgame dios, creo que debo una cierta explicación de los cambios que voy introduciendo en la bitácora. Recientemente, he suprimido algunos enlaces que ya no existen (vg. el de “Si Rajoy fuera liberal”), y he actualizado otros que habían cambiado de dirección (vg. “El mundo por dentro”, de Arcadi Espada), o de nombre (“Desde Sefarad” es ahora “Israel y los medios”). También he añadido una nueva bitácora, la de Mireia Arroyo. No tengo que explicar demasiado el motivo de los primeros cambios. El de los añadidos, tampoco: meto los que me gustan, no hay mucho más criterio.

He suprimido la sección “bitácoras de organizaciones”, habida cuenta de que las dos que se referenciaban dejaron de actualizarse hace más de un año, y la he sustituido por “bitácoras profesionales”, siendo la primera de ellas la de mi amigo, estimado canarión, Javi.

Que usted lo disfrute, desocupado lector.

18.5.10

A vueltas con la ETA y su negociación

Cualquier que conozca a gente de la calaña moral del maltratador Eguiguren y de su tropa, sabe que es posible que Jaime Mayor vuelta a tener, como siempre ha tenido, razón. Es sencillamente repugnante esto de “la vía txusito”; lo hicieron en el pasado, cuando estaban en la oposición, lo hicieron con la tregua trampa y lo siguen haciendo. Negociar de espaldas a la realidad, como si la voluntad lo fuera todo, con esa perfecta combinación de idiotez y malicia que caracteriza a algunas de nuestras mentes más preclaras en el gobierno.

Con ETA no se acaba negociando, ni ofreciendo salidas. Se acaba aplicando la ley y deslegitimando el terrorismo. Sin atajos y sin trampas. Los terroristas y sus cómplices deben perder cualquier esperanza. Mientras sigan matando, sólo les esperará la cárcel. Cuando dejen de hacerlo, se rindan y pidan perdón, entonces, sólo entonces, podrá, y deberá ser generosa la democracia con ellos. Pero no antes. Pero nunca antes.


PS: "¿Las causas? [del terrorismo]. Como en cualquier acto humano, las causas son innumerables. Pero cuando se habla de las causas se alude a las que pueden estar sujetas al juicio moral. La perturbación mental, por ejemplo, no sirve como causa."

Espada, Arcadi: El terrorismo y sus etiquetas. Espasa, Madrid, 2007. Página 36.


PD: el tal Blanco en La Noria. ¿Hay alguna metáfora mejor de lo que es este Gobierno y de a dónde ha llegado?

17.5.10

Sobre el sacrificio natural de la representación

Dar el paso de saltar a la arena pública para intentar representar a los conciudadanos es un paso valiente que algunas personas dan tras un periodo de reflexión. Es un paso valiente y difícil: nadie cree en España que alguien haga algo por los demás de manera desinteresada. Uno suscita enseguida la envidia, los celos y el rencor de los más miserables: “sí hombre, va a estar ahí por nada, no te jode”, dice Mr. Scratch mientras mueve con los dientes el palillo y frota con las manos las monedas que tintinean en el bolsillo, acodado en la barra de un bar.

Yo lo he sufrido varias veces, es verdad que entornos siempre menores, pero nunca ha dejado de molestarme: que un determinado perfil de público (el que se quedaría sentado en el porche de su casa mientras ve arder la casa del vecino) se atreva a juzgar las intenciones de uno es francamente molesto, pero es verdad que con esas cosas hay que vivir. Ya tengo contada por ahí la reacción del Ayuntamiento de mi pueblo cuando hace años le propusimos gestionarle una subvención para que contrataron a un técnico superior: “que a ver si es que os queréis colocar alguno de vosotros aquí” (¿?). Así, con dos cojones. Que la envidia es uno de los pecados capitales de los españoles es algo sabido desde hace años. La envidia del miserable frente al brillante, el odio a los mejores que teorizó el maestro Ortega explica muchas cosas de cómo va este país (especialmente desde 2004, pero esa es otra historia).

Tengo algunos amigos metidos en estas historias y, la verdad, siempre les he admirado. Yo creo que no sería capaz, aunque en fin, he faltado tantas veces a mis principios que una más no sería demasiado destacada. Muchos de ellos me recuerdan aquella brillante frase con la que un entonces desconocido John Kennedy Toole abrió la novela que le dio fama póstuma: “Cuanto más se eleva un hombre, más pequeño les parece a los que no saben volar”.

Ánimo, pues.


PS: Ángel Ganivet escribió en sus Cartas finlandesas: “La mayor parte de las revoluciones son engendros de la ambición o de la vanidad de los hombres, que, no contentos con seguir la evolución natural de las cosas, se precipitan a dirigirlas, para cargar con la gloria de haber salvado a la Humanidad. El verdadero revolucionario no es el hombre de acción: es el que tiene ideas más nobles y más justas que los otros, y las arroja en medio de la sociedad para que germinen y echen fruto, y las defiende, si el caso llega, no con la violencia, sino con el sacrificio”.

16.5.10

La vieja Prospe

Crecí, es un decir, en un sitio al que dicen la Prospe. Es y será mi barrio siempre, me vaya o vuelva, esté donde esté. Conforme han ido pasando los años, han ido desapareciendo la pequeñas casitas bajas que poblaban sus calles, sustituidas por modernos bloques de apartamentos. Sé que es el curso de la historia y que así debe ser, pero permítanme que hoy, una mañana melancólica de primavera, recuerde.

Recuerde cuando de niño, aún había fábricas en el barrio. Enormes estructuras de metal, como la de Danone, que marcaban los límites de mi mundo imaginario. Todo aquello fue desapareciendo y, desde hace años, apenas quedan algunas casitas bajas como muestra de lo que la Prospe fue en su día. Una de ellas estaba en mi calle. La recuerdo como una peluquería, con una madre y una niña poco más o menos de mi edad. Una de mis primeras amigas del barrio, aunque a estas alturas no soy capaz ni de ponerle nombre. Era la única casita baja que quedaba en la calle, es verdad que aún hay otra vieja, justo enfrente de casa, pero esta casi sin ningún encanto.

El otro día, de camino, a casa de mis padres, me fijé. Ya la han tirado. En realidad, ya hay otro apartamento casi terminado donde antes estuvo la peluquería. No me había dado cuenta hasta ahora. Poco a poco mi calle se va dejando de parecer a la que aún recuerdo de cuando allí vivía. Ni mi cabina, en la esquina con Clara del Rey, es ya la misma. Cerró también la galería comercial y todo se ha ido poblando de groseras oficinas bancarias. La fugacidad de las cosas, incluso las más estables, es un aviso para todos, para nuestras vidas. Hasta aquellas de las que hablaba Borges son fugaces.

Si la fugacidad es la clave de la modernidad, si hasta la infancia de uno cambia con los años, entonces es aún más importante cuidar a las personas que tenemos cerca. A las personas de verdad. A quien nos quiere por lo que somos y no por quienes somos. A quienes nos conocen y, pese a todo, nos estiman. Porque la vida es una carrera de fondo, una carrera larga, larga de cojones. Y es necesario transitarla en buena compañía.

¿No le parece, desocupado lector?


PS: Txarrena cantaba, siempre en 1992: "Sólo aparezco desnudo ante ti / si me permites llorar también alguna vez; / encadenado a fingir la segunda piel, / el personaje que veo se parece a mí."

13.5.10

Lo peor de todo

Lo más descorazonador no es la brutal crisis económica que el gobierno negó sistemáticamente en el mayor ejercicio de irresponsabilidad jamás conocido en la historia de nuestro país. Tampoco lo es que a los pensionistas que han cotizado se les bajen las pensiones mientras que a los que no han cotizados se les suban. Tampoco que hace menos de tres meses se subiera el sueldo a los funcionarios, o que no haya tocado ni un euro del dineral que dilapidan partidos y sindicatos. Ni siquiera la cantidad de dinero gastado a lo tonto en subvenciones para mantener empleos ineficientes o directamente ficticios.

No.

Lo más descorazonador, lo más grave, lo más terrible, son dos cosas, desde mi punto de vista.

La primera, que como en el gobierno progresista de Mendizábal, son las potencias extranjeras las que dictan nuestra (¿?) política económica. Han vuelto aquellos tiempos en los que los embajadores de París y Londres se reunían con el Ministro español de Hacienda para discutir el presupuesto. Que lejanos quedan, por desgracia, aquellos tiempos de las Azores.

La segunda es que este zote, esta calamidad, no se ha enterado de nada. No ha aprendido nada. Ni sabía hace tres años porqué estábamos en la “champions lí” de la economía, ni sabe ahora porqué los embajadores extranjeros le obligan a tragarse toda su demagogia de paleto de provincias.

Españoles, esto es lo que habéis votado.


PS: […] "la característica principal que el autor atribuiría a la República. La de ser un régimen meramente verbal, que sólo pasó a los hechos cuando tuvo que destruir".

Espada, Arcadi: Josep Pla. Ediciones Omega, Barcelona, 2004. Págs 131 y 132.

12.5.10

Sobre la historia natural de la ofensa

Sobre la ofensa

Son pocas. Pero son. No todas en los mismos ámbitos, de hecho, muy pocas son capaces de hacerlo en todos los ámbitos de mi vida. Son pocas, digo, las personas que pueden ofenderme con la palabra o con los hechos. Siempre he pensado, quizá porque no soy más que un simple piscis al que es relativamente sencillo sacar del agua y jugar con él, que no me ofende el que quiere, sino el que puede. A mí y supongo que al resto de las personas.

Ya digo, por lo tanto, que son pocas las personas que pueden ofenderme. En general, están segmentadas por sectores: algunas en el ámbito laboral, otras en el personal, aquellas en el tema cultural, estas en el de la amistad. No dejo entrar a cualquiera en estas categorías. Para que me ofendan las palabras de alguien este alguien tiene que representar algo para mí: o bien una superioridad clara en el ámbito ético o intelectual, o bien ser muy persona, o bien importarme mucho en lo afectivo, no sé si por este orden.

Estas personas, las que pueden ofenderme, van cambiando con el tiempo, es normal. Miro por el espejo retrovisor y de hace quince años quedan muy pocas, Hornuez y Mi General, y creo que nadie más. Además de la familia, claro. Algunas se van incorporando, otras van saliendo. Algunas no saben que ya se han ido, otras no intuyen que se han incorporado.

Es la vida, que fluye.


PS. Nicola Chiaromonte escribió una vez que “La máxima de Sartre según la cual “el hombre es responsable de la humanidad entera” me sigue pareciendo la fórmula por excelencia del sofisma moderno y de la falsa moralidad”.

11.5.10

A la transversalidad por las setas (+ fito)

Ya sabe el lector que presumo de cierta transversalidad. Siempre he sospechado que si hubiera una guerra civil, ahora que está tan de moda la bobada esa de la memoria histórica a mí me ocurriría lo que le pasó a Manuel Giménez Fernández, aquel ministro de agricultura en la CEDA supuestamente fascista que nos vendieron los historiadores rojos (valga la redundancia) en los setenta y ochenta: cuando empezó la guerra se retiró a su casa de campo esperando, y temiendo, que alguno de los dos bandos fuera a por él para matarlo. No se equivocó: fueron los dos, primeros los comunistas y luego los falangistas.

Viene esta digresión a cuento de que, no sé bien porqué, cuando estoy en la mi tierra sanabresa acabo haciendo las mejores migas con la minúscula representación del psoe en la zona. Quién me lo iba a decir.

El caso es que, con el empuje del Ayto. de la Puebla, se presentaron el domingo las IIª Jornadas Micológicas de la Sanabria en el Parador. Estaban allí el Delegado del Govern, el afable Alejo; el gobernador civil y hasta el Presidente de Paradores. Emociona ver a la gente de un sitio sin ningún futuro como es la mi tierra, luchando por cambiar el destino. Durante los findes que quedan de mayo, menús fantásticos con setas por 25 euros por persona. Una delicia, oiga usted. Bien por los hosteleros, unidos para hacer frente al futuro, bien por el Ayto de la Puebla, que es el único, créanme, con visión de la zona, y bien por la gente que trabaja para hacer realidad la fantástica sentencia de Popper en ese libro maravilloso que es La sociedad abierta y sus enemigos: "En lugar de posar como profetas debemos convertirnos en forjadores de nuestro destino. Debemos aprender a hacer las cosas lo mejor posible y a descubrir nuestros errores".


PS: “Por desgracia en la República había algo más que Ilustración. Había comunismo, entre otras hierbas malignas, y no de un modo marginal. Y lo digo dando por supuesto que Trapiello no comparte la peregrina tesis de que el comunismo (con su negación de la ciencia y de la naturaleza humana) fue la conclusión inexorable del paradigma ilustrado. La República la defendían Chaves Nogales y Margarita Nelken. Es probable que de haber ganado el primero se hubiese tenido que defender de la segunda”. (Espada, Arcadi: “Aquel Delta”, 5 de mayo de 2010.)


PD: Fito me cantaba el domingo, en el coche: “Ahora sí, parece que ya empiezo a entender / las cosas importantes aquí / son las que están detrás de la piel. / Y todo lo demás... / empieza donde acaban mis pies

10.5.10

Mi primo Pau

Tengo un primo. Digamos que se llama Pau. Va a cumplir 18 años. No quiere estudiar. No sabe qué hacer con su vida. No es mal tipo, pero está muy perdido. Como hemos vivido siempre lejos, no sé mucho de él, ni me conoce demasiado. Pero quiero mucho a su padre, mi tío, y siempre intento ayudarle.

Ayer, volviendo de la Sanabria, estuve casi una hora hablando con él. Me desaté. No le grité porque nunca grito a nadie, en general, pero le dije lo que pensaba: joder, estás tirando tu vida por la borda, no sabes la de gente igual que tú que sobra en el mercado, gente que no sabe hacer nada, que cree que 600 euros es un sueldo majo porque viven con sus padres, que piensa que los recibos se pagan solos, que el agua y la comida no valen dinero. Toma las riendas de tu vida, coño, y fórmate, ahora que puedes. La única división real en la vida es entre la gente que sabe y la gente que no tiene ni idea. La gente que está formada y la que no. No, no se trata de ir a la universidad, se trata de ser bueno en lo que haces. ¿Electricidad? Bien, joder, pues hazte un grado medio o superior y sé muy bueno, aprende todo lo que debas aprender y sé el mejor de clase. No te faltará curro, pero joder, despierta y no estropees ahora el resto de tu vida.

Yo creo que mi primo, digamos Pau, se asustó: “joder el listillo este qué coño dice”. En fin, espero que le haya servido de algo. Me irrita porque en el fondo, supongo, me recuerda a mí con trece años. Alobado, pasando por la vida como las vacas cuando miran al tren, de cabeza al taxi de mi padre. Siete suspensos en séptimo de egebé. Menos mal que cambié. No sé bien porqué.

PS: Road to Toledo

8.5.10

Fiesta

Fue día de fiesta.

Es verdad que vino poca gente, es verdad que desde el final de la mañana no dejó de llover. Es verdad que no me hizo ninguna gracia levantarme a las ocho y media de la mañana. Es verdad que pasé mala noche. Es verdad que a veces siento, como el Coronel, que yo tampoco tengo quien me escriba. Es verdad que me empaché de aperitivos. Es verdad que a veces siento que la vida se me escurre de entre las manos como la arena de la playa cuando era pequeño, allá en La Montaña. Es verdad que faltó Albert, que faltó Hannah y que faltaron varios amigos.

Todo eso es verdad, pero también lo es que fuimos de alborada por el pueblo, que me pegué un paseo fantástico. Que olía a leña quemada. Que almorzamos muy bien en La Chopera. Que gané al mus, tantos meses después. Que nos fuimos a Los Meleiros a ver el fútbol. Que el Madrid, en fin, dejó medio perdida la liga.

Un buen día, pese a todo.

7.5.10

Elecciones y demás

Elecciones en Gran Bretaña, para elegir el quincuagésimo quinto parlamento. Siempre son un gozoso espectáculo. Con todos sus problemas, con sus burgos podridos, con todo lo que quieran, todos hemos acabado viniendo de ahí. De su parlamentarismo aburrido, de su hermosa manera de garantizar la alternancia pacífica en el poder. Un país fascinante en el que, además, la extrema izquierda no tiene cabida en el parlamento, y la izquierda es una izquierda que, tras Blair, para nosotros quisiéramos en este país de izquierda fementida. Un país en el que nadie cuerdo discute la existencia de la corona ni el papel simbólico que la misma juega en el país. Un país de formas, de respeto a las cosas más hermosas de la tradición y que ha sabido conjugar como nadie el pasado con el presente

Parece que ha ganado Cameron, de lo cual me alegro, y parece que se consolida el papel de árbitro de los Liberales, de lo cual también me alegro. Los laboristas, con el cadavérico Brown, a la oposición, que es donde mejor están habitualmente en todo el mundo. Probablemente cambie el sistema electoral, pero eso no será un problema para los británicos. Llevan siglos adaptando su sistema a cada momento histórico. Así que a ver si alguien va a atreverse a darles lecciones. Por cierto que antológica la disparatada visión que la prensa española ha transmitido de estas elecciones: viva Clegg que va a ganar las elecciones porque está casado con una española. Los medios, a la altura de la ciudadanía.

PS: Fue Queen quien cantaba: It’s a hard life / to be true lovers together / to love and live forever in each others hearts. / It´s a long hard fight / to learn to care for each other / to trust in one another right from the start.

6.5.10

Reflexiones algo premodernas

Ya tengo escrito por ahí la sorpresa que me llevé cuando, trabajando en un Ayuntamiento de tamaño medio, me explicaron cómo se organizaban las fiestas dizque del pueblo: la Administración diseñaba y la Administración pagaba. Para mí, que venía y vengo del pueblo, de La Raya, el choque fue brutal; para que se haga una idea desocupado lector en mi zona, el Ayuntamiento paga, como máximo, el 1% del coste total de la fiesta.

Viene esto a cuenta de que mañana marcho de nuevo a la Sanabria. Son las fiestas de mayo de mi pueblo. En honor, creo, de la Virgen del Rosario. Como ocurre habitualmente, varios amigos están en la Comisión de Fiestas de este año, a lo que hay que sumar que, además, mi hermana también está también de organizadora, así que no diré más.

Volvemos, volvemos todos cada año, a matar la nostalgia, a disfrutar de la primavera, a pasear por nuestra pequeña comunidad, tan premoderna, tan arcaica, tan hermosa… Volvemos, volvemos para quitarnos, en mi caso, el disfraz de consultor y convertirnos, por una horas, en el hijo de tal o en el nieto de cual: sin traje, sin portátil, solo con lo que uno es y con lo que uno hace.

Así que allí estaré, disfrutando del vermú, de la chocolatada y de los buenos amigos. Y si las fuerzas me acompañan, aprovecharé el domingo para degustar setas en el Parador.

Y, en fin, ya puestos, también les adelanto, ahora que me acabo de mudar, que si me quieren buscar cada año del resto de mi vida la tercera semana de agosto, es muy posible que me encuentren también en mi pueblo. Las fiestas de agosto. No las cambiaré. Nunca. Por nada. Ni, desde luego, por nadie. Es lo que hay.

Fiesta, amigos y pueblo: no me dirán que no es buen plan para este fin de semana

Aunque estén las cajas aún sin deshacer en casa.


PS: Mis amigos de las tierras altas que pasaron su infancia lejos de su aldea para forjarse una educación descubrieron al volver a ella que no estaban capacitados para cultivar los huertos de la familia, ya que habían perdido las oportunidades de dominar un inmenso cuerpo de conocimiento complejo.

Diamond, Jared: Colapso, por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen. Barcelona, Círculo de Lectores, 2006. Página 372.

Introspección (XI y última: good bye to all that)

El tiempo pasa.

Las cosas se van cerrando.

Y ahora que creo que ya puedo recitar en voz alta aquello de Out of the night me acuerdo, claro, de un poema que el poeta escribió en un momento duro y difícil de su vida. Un poema cuyo primer verso he seguido, paso a paso:

Cuando llegue la hora, no hagas ruido.

La casa bulliciosa

olvidará tu paso al poco de irte

como se olvida un sueño desabrido.


No te valdrá el amor ni la paciente

entrega a su cuidado.

Márchate silenciosa,

suavemente.


Entre sus moradores, alguien crece

para quien defendiste la techumbre,

los muros y los altos ventanales

donde la luz cernida comparece

cada nueva mañana.


Es la costumbre:

Permanecer no entraba en el contrato

y es preciso partir

(de todos modos,

no pensabas quedarte mucho rato).



Adios, Jimena, adiós.

3.5.10

Fin de semana

Sigo leyendo, entre caja y caja. Sido, además, viendo alguna que otra película. El otro día me hice con El joven Lincoln, un clásico de finales de los años treinta, de John Ford, protagonizada por Henry Fonda. Buen cine para echar la tarde; un joven y desconocido abogado que lucha por hacerse un hueco en la joven Norteamérica de los años treinta del siglo XIX. Empecé a ver también Leaving Las Vegas. No sólo es la canción de Amaral, es que Hornuez me la recomendó vivamente hace tiempo. A la media hora dejé de verla, no estaba yo con ánimo de ver historias de autodestrucción, sinceramente. Además, tenía que irme de caso. En cualquier caso, acabaré de verla y ya le contaré, desocupado lector.

En cuanto a lecturas, absorbido por Los olvidados, de Tzouliadis. Absorbido e impactado. Nunca se acaba el horror del gulag, nunca termina. Nunca. Ahora, la historia de obreros estadounidenses que en los años treinta creyeron la propaganda soviética sobre el primer Estado obrero de la historia. Casi todos murieron asesinados después de ser esclavizados por el terrorífico régimen comunista de Stalin. Joseph Davies, el reverso perfecto de Ángel Sanz Briz o de Propper de Callejón. No todas las historias acaban ni todo el mundo es valiente cuando hay que serlo.

Esto me recuerda a la heroica forma de lucha de Almodóvar contra el dictador: no nombrarlo. Nuestra izquierda, siempre tan valiente…


PS: El saldo es notable [de las purgas militares de 1937]: de cinco mariscales, murieron tres; de 14 generales comandantes del ejército, sobrevivieron dos; de ocho almirantes, ninguno; de sesenta y siete comandantes de cuerpo, sesenta fusilados; 136 generales de división de 199 […], el 80% de los coroneles 35.000 oficiales, es decir, la mitad.

Meyer, Jean: Rusia y sus Imperios (1894-2005). Círculo de Lectores, Barcelona, 2007. Página 283

2.5.10

La vida...

La vida. Eso que pasa, me dijo un día el mítico Llorenç mientras almorzábamos en Puicinella, mientras haces otras cosas. La vida, el trabajo, la mudanza. Sólo algunas cosas son importantes. Desde luego no el trabajo, por más que a veces me encabrone, desde luego no la mudanza, por más encabronado que me tenga.

Las personas. Las personas son lo importante. Me recuerdo diciéndoselo, con mi cara de consultor senior, a Jamo y a Patricia mi primer día en la everis, hace años ya. “Lo del proyecto de empresa está bien les dije muy serio, me lo recordaron años después (¿frente al pelotón de fusilamiento?)– pero a mí lo que me interesan son las personas.

Suena la magnífica Wind Beneath My Wings, de Bette Midler. Las personas. El viernes soñé que estaba en la sala de oncología de un gran hospital. Una mujer de unos cuarenta años, con la cabeza rapada, recibía una sesión de quimio por la vena. Mientras, su pareja no deja de sonreírle y de apretarle fuerte la mano. Las personas es lo único que nos queda. Cuando desaparece el Estado, cuando desaparecen los políticos, cuando desaparecen los cargos, los honores, el relumbrón público, cuando se te va incluso el tejido asociativo, lo único que quedan son las personas. Las buenas personas.

Elegirlas bien, cuidarlas, mantenerlas a nuestro lado y ayudarlas a crecer es una hermosa tarea, ¿no creen?

PS: Did you ever know that you're my hero, / and everything I would like to be? / I can fly higher than an eagle, / because you are the wind beneath my wings.