1.4.10

Todo el día llovió...

Llueve. Estoy en casa. En realidad, lleva todo el día lloviendo. Algo de trabajo. Algo de lectura. Reflexión. Distancia. Hace frío. Siempre descanso cuando vengo a la mi tierra. La relación comunitaria, tan lejana ya en un país como el nuestro, vendido a lo postmoderno y bastante pasado de vueltas, sigue siendo un auténtico placer cuando se administra con cautela. Pocas cosas me relajan más que ver fluir el agua, dulce por supuesto, en los caños que aún no han sido entubados. La carretera parece una zona de guerra. El invierno ha sido duro, también aquí, un auténtico negu gorriak que se ha llevado por delante las pocas infraestructuras públicas de esta tierra de frontera, tan olvidada por todos. Sólo necesito salir a la calle para saber que estoy en casa, que nada malo puede pasarme. Para recordar, claro, que de esta provincia jamás, podrá expulsarme ningún ángel.

Me asomo a la ventana del Parador. Sigue lloviendo. Fantástico.

PD: Todavía queda algo de izquierda decente en España. Bien por estar a sueldo de Moscú.

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