27.2.10

Cine & Teatro (o al revés)

Fuimos al teatro a ver Futuros difuntos (gracias, Mi Coronel), a cargo de La Zaranda. Iba uno con cierta prevención: el teatro moderno a veces es demasiado ruidoso, como reflejo del mundo en que vivimos. Pero me gustó la obra. La reflexión sobre la vida, sobre la muerte, sobre el poder, y sobre la locura. Recomendable. La embriagadora esencia del teatro, siempre tan cercano. Ver caer las luces y ver alzarse el telón, sentirse un niño ante una historia que a uno le van a contar. Está en en el Español.

Estuve viendo también El diablo viste de Prada. Más interesante de lo que parece a priori por el título y el argumento. Cuando uno ha tenido alguna vez, como es mi caso, un jefe que se parece a Miranda Priestly, es divertido ver cómo le hace esas cosas a otro y no a ti. Si tiene un rato, véanla. Por cierto y como anécdota, Miranda es escorpio. Si quieren saber lo que eso significa, no dejen, por favor, de leer, Las malas noticias del horóscopo. No diré más.

PS: “O enterramos el pasado, o el pasado nos enterrará a nosotros”, dice uno de los personajes de Futuros difuntos.

PD: lo de los Montilla sólo se podía dar en un sitio como Cataluña. Ahora resulta que lo importante es que los niños hablen alemán. El catalán obligatorio, para los hijos de los obreros. Hay que tener cara.

26.2.10

Cosas que pensar, ahora que empieza la mañana

Mi no viaje a Valladolid me ha dejado sin finde senabrés de descanso y meditación.

La meditada provocación de Arcadi Espada a cuenta de los incendios forestales. El último párrafo es, sencillamente, delicioso. Desde luego, y pese a Internet, la lectura del periódico es la oración de la mañana del hombre en el mundo moderno.

Primer día del segundo corresponsal que esta bitácora envía al Líbano. Suerte amigo, esperamos sus noticias.

Impresionante Sergio Llull.

¿Empiezo con El guardián entre el centeno? ¿Qué me pasa que ahora estoy volviendo a leer novela?

Mi amigo Jesús me ha emocionado con su artículo sobre Men.

Necesito ir más al cine.

Y dormir.

Ya lo decía un protagonista de Crahs: “a la velocidad de la vida, todos perdemos el control”. Sólo le faltó añadir: todos, pero todos, oiga usted.

PS: En efecto: no es que el bosque de Horta de San Juan no valga una vida; es que no vale el riesgo de una vida. Sólo una sociedad pueril, infantilizada hasta la náusea, puede haber interiorizado las fábulas ecologistas, que han sido a la flora lo que Walt Disney a la fauna. La última evidencia local es el incendio de Horta. Murieron cinco hombres. Nadie (¡ni siquiera yo mismo: lo que ya es decir!) se preguntó si el sacrificio de esos hombres tenía algún sentido. Nadie se lo preguntó porque nadie vio un sacrificio, sino un anodino accidente. (del artículo de Arcadi Espada)

24.2.10

Un gobierno contra su pueblo

La siniestra dictadura cubana ha dejado morir de hambre a un preso político. Nuestro país se limita a lamentar la muerte, como si la misma hubiera obedecido a causas naturales. Como si a Zapata se lo hubiera llevado un terremoto o un ciclón. Orlando Zapata, un albañil con más dignidad que todo nuestro gobierno junto.

Detenido por desacato a un gobierno terrorista como el cubano.

Y muerto en las terribles mazmorras del castrismo por reivindicar la libertad para su pueblo.

No puede uno dejar de pensar, en homenaje al muerto, en aquellas palabras que D. Alonso le dirige a su escudero en uno de los más memorables pasajes de la inmortal novela del sanabrés de Cervantes: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

PS: "El castigo del verdugo es éste: no considera a su víctima un hombre y él mismo deja de ser un hombre; mata al hombre que hay en él, se convierte en su propio verdugo; la víctima, por mucho que la destruyan, continuará siendo un ser humano para toda la eternidad".

Grossman, Vasili: Todo Fluye. Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2008. Página 169

23.2.10

Bitácoras de relevancia

Algunas bitácoras son irrelevantes, como esta.

Pero otras son muy necesarias. Como la de Willy Uribe, antes en Factual y ahora en solitario.

Síganla. La sociedad española tiene una deuda con las víctimas del terrorismo. Una deuda que empezó a pagar la Administración de Aznar y que este gobierno de gañanes se encargó de dejar de pagar en cuanto olió el poder. Primero con su alocada negociación, luego con su repugnante juego sucio y luego con la patética presencia del tal Peces al frente de la supuesta oficina de apoyo a las víctimas.

La historia recordará lo que unos y otros hicieron por los ciudadanos que fueron asesinados por el terrorismo nacionalista vasco.

También, lo que cada uno de nosotros hizo mientras nuestros compatriotas morían asesinados.

PD: “Lo que entonces cabe preguntarse es qué sienten exactamente el setenta por ciento de los vascos, los cuales, según las encuestas, jamás se han movilizado políticamente para mostrar su repulsa al terrorismo, cuando se miran cada mañana al espejo.” Fernando Savater “El asco”, publicado en El País, el 8 de febrero de 2002.

22.2.10

Unos papelillos interesantes de leer

Ya sabe el descoupado lector que El Perdíu es socio, desde tiempo inmemorial, del Círculo de Lectores. Algunos amigos me preguntan que porqué no me borro. La respuesta no es sólo melancólica, que también. Me permite descubrir de vez en cuando libros que me ejercitan, y con eso ya vale. Acabé volviendo de los EEUU uno de ellos. El hombre que amaba los perros. Lo compré con poca fe, ya sabe la afición que le he ido cogiendo alergia a la novela, esos papelillos, pero me fui animando según transcurrían las páginas y me acabó pareciendo muy interesante.
En realidad, son tres historias. Y bien escritas, por cierto. En el español de América:ese español en el que los coches son autos y no se conducen, sino que se manejan.
La historia, en el fondo, de un novelista cubano, la tragedia de un pueblo, la miseria de la vida cotidiana en una dictadura, donde lo que triunfa es el disimulo y el cinismo. En todas las dictaduras.
La historia también, de un hombre que fue un fanático. De un hombre sin vida, marcado por el odio de su madre, Caridad del Río. La historia, en fin, de un fantasma:Ramón Mercader, condenado a ser durante casi toda su vida Frank Jackson. Temiendo la muerte a cada instante. Muerto de cáncer en Cuba con el grito de su víctima metido en la cabeza.
Y la historia en fin, de un revolucionario. Otra fanático. Lev Davidovich, conocido mundialmente como Trotski. Una historia que el libro hace comenzar ya con su exilio, cuando se ve condenado a recorrer el mundo, primero Turquía, luego Noruega, finalmente Méjico, huyendo de un sistema criminal que él contribuyó, como pocos, a poner en marcha.

Un buen libro. Bien trenzado. Y bien escrito. Que permite entender la obsesión enfermiza que el tirano soviético tenía contra uno de sus antiguos correligionarios y porqué se dedicó a perseguirlo hasta que pudo acabar con él. Y entender de paso, el heroico papel jugado por el comunismo español durante la Guerra Civil. No es extraño que a partir de 1939, la izquierda española fuera en general la más anticomunista de Europa. Menuda gentuza.

PS: El 7 de agosto de 1932, por iniciativa de Stalin, se promulgó una “ley sobre la protección de la propiedad socialista”. Para los “enemigos del pueblo”, la pena mínima fue de diez años de trabajo en el campo; la máxima, la muerte. La “ley sobre las espigas”, como la bautizó la gente, fue aplicada sin misericordia a los hambrientos, tanto adultos como niños; 55.000 condenas en los primeros seis meses […]. Cuando llegó el invierno, la gente empezó a morir.

Meyer, Jean: Rusia y sus Imperios (1894-2005). Círculo de Lectores, Barcelona, 2007. Págs. 214 y 215


Se lo recomiendo, lector. Es una buena novela.

19.2.10

La sociedad civil y todo eso

Fue un acto hermoso. De reivindicación de la sociedad civil. Un acto al que fui con gusto porque, por encima de cualquier otra cosa, me considero liberal. Y bastante alérgico a la lógica política. Así que basta con que al que manda algo no le guste para que allí me presente.

Lo de menos era el libro. El primer presidente de la Junta, el zamorano Demetrio Madrid, presentaba su libro de casi memorias en el Círculo de las Bellas Artes, en un acto brillantemente organizado por mis amigos de La Casa de Zamora. Al autor lo presentaba mi amigo Jesús, así que mi asistencia a la cita en la tanto socialista había era obligada.

Hubo rumores en los bosques zamoranos. Creo que es una buena señal. Cuando el día de la provincia, los socialistas metieron la pata no yendo porque pensaron que era un acto del pepé, y ahora la han metido los peperos no yendo pensando que era un acto del pesoe. Eso demuestra que mis amigos de La Casa lo están haciendo bien y están construyendo sociedad civil, quién lo diría, desde la dura meseta castellana.

Fue un gusto oír al autor. Buen verbo. Buen discurso. Un hombre maltratado por la política y que, me consta, ahora se gana su sueldo como consejero en el Consultivo. Estuvo también Óscar López, al que vi serio y razonable, aunque volviera a enarbolar la memez de las comarcas como solución a los problemas. Veremos a ver, que a la región le va viniendo bien un cambio.

La región. Aquella región que hubo que formar a toda prisa cuando España se deshilachaba entre los complejos de la derecha y la vergonzosa dejación de España que practicaba, con la fortaleza que da el analfabetismo, la izquierda de nuestro país.

Una región, la mía. Y nada de dos en una. Lo siento por los leonesistas, a los que respeto en lo personal pero a los que desprecio intelectualmente. Yo ni soy ni me siento leonés. Soy castellano. De la Sanabria, de Zamora, pero castellano. Y no tengo ningún interés, lo confieso, en que nadie me enseñe leonés, ni siquiera el entrañable pachueco del que me hablaban de adolescente a la lumbre de la casa del alfayate. Queda ya para la historia y para los filólogos, no para el presente ni para el futuro.

A otros con las melancolías asesinas que yo, gracias a dios, vivo en Madrid.

Y no me interesa de dónde viene la gente, sino a dónde va.

Y no me interesa lo que hablaban sus bisabuelos, sino lo que cada uno de ellos habla.

Esto es lo que hay.

PS: Pero Madrid, para los catalanes, es sobre todo una ciudad abierta. […] La comparación con Barcelona resulta inevitable. Madrid es una ciudad sin ideología, lo que no pasa con Barcelona. Quizá todo se reduzca, en el fondo, a un problema de dimensiones. Físicas y morales. Madrid es una gran metrópolis; Barcelona aspira a serlo. […] Pero no lo consigue. Le falta aire, abertura de compás. Quiere y teme. Madrid no. Madrid no ha tenido nunca ese problema. […] en parte porque ha sido gobernada sin trabas ni dicterios ideológicos. Liberalmente. Un invento como el Fórum, fruto de los delirios buenistas de la izquierda catalana […] habría sido impensable en Madrid. Madrid, en contra de lo que creen tantos catalanes, no ha querido nunca salvar al mundo.

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 374

PD: “Aquí estoy otra vez mirándote / aquí estoy otra vez mirándote” (Barricada, En la equina del zorro, claro)

18.2.10

Descubriendo Apple

Como saben los desocupados lectores de esta columna, a principios de febrero estuve unos días en la Florida con el General en Jefe de mis ejércitos. Nada más bajar del avión me dijo: “aquí tienes un IPhone para que lo uses mientras estés aquí. En casa te he creado un usuario en el Mac”. Así es Mi General. Y yo, cuando sea mayor, quiero aprender a ser tan generoso como él. Así que la semana fue, en realidad, mi semana de bautismo en el universo Apple.

Los resultados han sido desiguales. En cuanto al IPhone, estéticamente me parece muy superior a cualquier otro teléfono de su gama, lo que se llama pomposamente smart phone. Es magnífico, hermoso y hasta poético. Y con una cantidad de aplicaciones fascinantes. Pero luego, lo de escribir mensajes con la punta del dedo no acabo de verlo. Ando dándole vueltas a jubilar a mi vieja Qtek, pero aún no me he decidido, y la verdad es que la semana de uso de IPhone tampoco me ha sacado de dudas.

Otra cosa son los Mac. Nunca los había usado y me vuelve a fascinar su estética. Al rato de trabajar con él, te sientes hasta más relajado. Está claro que Microsoft es a la informática lo que la socialdemocracia a la política: el refugio de la vulgaridad. Algún día tendré dinero. Y ese día me compraré un Mac. Y diré, como Graves, adiós a todo eso.

Entre tanto, ando disfrutando del IPod que me compré en Miami. Y cacharreando en toda la música que le robé, qué cabrón soy, a mi honrado General en su ITunes.

La dura vida, lo tengo escrito, del deportista de élite.

PS: Y el hedonismo, y su ostentación, no han sido nunca bien vistos en las filas de la izquierda tradicional, por más que esa izquierda suela comportarse, más o menos a escondidas, de forma radicalmente distinta a lo que predica y sanciona en público.

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 258

PD: Ayer puse el Ipod el modo aleatorio. La primera canción que salió fue la de Tan fácil, del disco Pasión por el Ruido, de Barricada. Ya saben: “Cuatro gotas cambian el color / del suelo que brilla amarillo hoy; / acabé quemando mi nariz / sólo en octubre me siento así. / Y ese viento que pega de frente / no deja a los ojos descansar: / lágrimas que aguantan un poco más / como cuando todo estaba dicho”.

No diré más.

16.2.10

Maldades y memeces, a partes iguales

No es que quiera yo ser malo. Y vayan desde aquí mis condolencias a los familiares de las víctimas, pero estoy esperando aún que algún medio de la izquierda sociológica española (es decir, casi todos), saque a colación el carácter de públicos de los ferrocarriles belgas a cuenta del accidente de ayer. Lo digo porque no falla: hostia de trenes en Gran Bretaña, en seguida aparece, en la cuarta o quinta línea, que desde que se privatizaron ya nada ha vuelto a ser igual en cuanto a la seguridad ferroviaria. Venga, pues ahora lo mismo, pero al revés.

No es que yo quiera ser malo, pero que lo de la política catalana es un sainete cada día es más evidente. Sólo una clase política así podía haber parido un Estatuto tan farragoso, tan lamentable y tan claramente inconstitucional. Ahora resulta que un miembro del Gobierno dice que su gobierno es un experimento que ha cansado a la gente… ¡y va el tío y sigue siendo miembro del mismo gobierno!. Como se ve, no sólo en el pepé de Madrid cuecen habas.

No es que quiera ser malo, pero respaldar a Camps, con lo que ha caído, con sus amistades peligrosas y con lo cerca que ha estado del banquillo, no parece la decisión más acertada por parte de Rajoy. Allá él.

No es que quiera ser malo, pero no sé si alguien esperaba que una presidencia europea del Simplón de León iba a ser otra cosa que lo que es. Una sucesión perfectamente anodina de naderías. En las grandes decisiones europeas, el Simplón ni está, ni se le espera. Creo que ya saben que no hay nada detrás de sus bobadas.

En fin, insisto en lo del Faisán. Es un escándalo que debería acabar con medio gobierno en el banquillo de los acusados. Es repugnante como esta tropa de indocumentados pensó que el Estado era suyo y que podían jugar a estar por encima del bien y del mal. Que los metan en la cárcel. A todos. La ley, gracias a dios, está también por encima de ellos.


PS: "Ben Bella, Bumedián, Begin, Shamir, Mandela y Tambo llegaron a ser dirigentes en sus respectivos países, mientras que Arafat terminó por ser “Mr. Palestina” durante todo el tiempo que duró su corrupta vida. Este mensaje atrayente se recibió en diversas partes del mundo, además de recibirse entre terroristas activos en Estados de impecables credenciales democráticas, que representaban causas prácticamente carentes de todo respaldo popular. La idea de que “siempre es bueno hablar” ha terminado por ser parte del folclore en no pocos círculos y hoy en día abundan los crédulos que imaginan que el diálogo es posible con Al Qaeda".

Burleigh, Michael: Sangre y Rabia. Una historia cultural de terrorismo. Madrid, Taurus, 2008. Pág. 206


PD: "En esta cama donde el sueño es llanto, / no de reposo, sino de jornada, / nos ha llegado la alta noche. ¿El cuerpo / es la pregunta o la respuesta a tanta / dicha insegura? Tos pequeña y seca, / pulso que viene fresco ya y apaga / la vieja ceremonia de la carne / mientras no quedan gestos ni palabras / para volver a interpretar la escena / como noveles. Te amo. Es la hora mala /de la cruel cortesía. Tan presente / te tengo siempre que mi cuerpo acaba / en tu cuerpo moreno por el que una /una vez más me pierdo, por el que mañana / me perderé. Como una guerra sin / héroes, como una paz sin alianzas, / ha pasado la noche. Y yo te amo".

Del poema “Sin Leyes”, del libro Alianza y Condena, de Claudio Rodríguez

15.2.10

Historias de la mía tierra

Situémonos primero en el contexto. Hijo de rey. Con varios hermanos bastardos. La convulsa Castilla del siglo XIV. La que luego sería conocida como la Guerra de los cien años asolando la actual Francia. Una feroz epidemia de peste negra ha asolado el reino cuando él aún es un niño. Es más, su padre morirá de peste. Las cosechas se vuelven malas porque no hay quien las recoja. Tensión en el campo, es decir, en casi toda Castilla, con los nobles intentando que sus ingresos no mengüen.

En este contexto creció el que sería el rey don Pedro I de Castilla. Su figura sigue causando polémica. Al igual que el Rey Prudente, Felipe II, tuvo la mala suerte de que vida la contaran sus enemigos, especialmente aquel López de Ayala que cambió de bando cuando las cosas se torcieron. Durante siglos fue el paradigma de un rey loco y psicópata, que disfrutaba causando daño. Llegado el siglo XIX, la reacción romántica lo convirtió en un paladín de las libertades del pueblo frente a la nobleza.

Subió al trono siendo un niño, vivió la vida sin tregua, se casó por motivos del Estado pero trató con gran injuticia a la reina, doña Blanca de Borbón. Incluso se piensa que la asesinó. Y es que su gran amor fue María de Padilla. Fue duro con sus rivales, con un esquema de valores que no entendemos desde el siglo XX. Y estallaron las guerras. A un lado la nobleza, cada vez más numerosa ante el temor que le causaban las acciones del rey, capitaneada por su hermano bastardo, Enrique, y junto con ellas algunas ciudades del interior, básicamente Burgos, Valladolid, Toledo… Al otro lado los leales al rey, cada vez menos, los judíos y algunas zonas periféricas, como Galicia, San Sebastián o Zamora.

Todo acabó en Montiel en marzo de 1369. Pedro perdió la batalla y se refugió en el castillo. Du Guesclen, un mercenario francés, entró en contactos con Men Rodríguez de Sanabria, uno de los caballeros del rey. Men le propuso que dejara escapar al rey a cambio de varias mercedes, y el mercenario francés hizo como que aceptaba, para finalmente conducirlo al matadero. La trampa funcionó y en una tienda se vieron los dos hermanos. No se reconocieron porque hacía más de diez años que no se veían. Allí Enrique mató a Pedro y quedó sin rivales para ser rey de Castilla. Ahí murió la Casa de Borgoña. Ambos linajes se fundirían de nuevo pues Enrique III, nieto de Enrique el bastardo, casó con una nieta de Pedro. Nunca he sabido el papel que de verdad jugó Men en la captura de su rey, pues López de Ayala no lo aclara.

Durante tres años los leales como Men se refugiaron en Galicia y allí se mantuvo alzada la bandera del rey legítimo. Pero fue una resistencia imposible. Imagino a los legitimistas, en Ginzo y en Porto, en Calabor y en La Gudiña, las tardes de otoño con lluvia y viento, mientras la historia seguía firme su curso y los iba, poco a poco, olvidando.

He leído recientemente el libro de Julio Valdeón dedica al conflicto entre el rey Pedro y su hermano bastardo Enrique. Desarrolla bien la historia que les he contado.

Una rey amigo de los judíos, que tenía en Zamora uno de sus bastiones y cuyo escudero se llamaba Men Rodríguez de Sanabria, nacido en y señor de la Puebla de Sanabria.

¿Cómo no tener por él cierta simpatía?

PS: Borges escribió una vez: “ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse mortal”.

11.2.10

El nexo débil

Hoy me traigo a un invitado. Ya sabe que El Perdíu es de natural tímido y que no le gusta que lo conozcan. Pero leyendo una reseña en el número de octubre de la magnífica Revista de Libros, no he podido evitar sentirme reflejado. Disfrútela:

La mayor parte de nosotros no somos conectores: tenemos un círculo de amigos restringido y notamos que no disponemos del tiempo ni de la energía para mantener contactos con mucha gente; contactos que, además, serían ocasionales y nos resultarían poco satisfactorios. Pero los conectores tienen una cualidad psicológica especial: son maestros en lo que el sociólogo Mark Granovetter llama «el nexo débil»: tienen muchos conocidos y no rehúyen, dada su idiosincrasia, las pequeñas obligaciones que supone mantener un nexo débil y esporádico con ellos, tales como felicitarles por su cumpleaños o enviarles una postal o correo electrónico por Navidad. Así consiguen mantener viva una copiosa agenda de relaciones, la mayoría de las cuales con un nivel de intensidad tan tenue que la casi totalidad de nosotros seríamos incapaces de asumir o de verles siquiera el sentido. Estos conectores son los que acortan de manera tan sorprendente los grados de separación entre uno mismo y otro ser humano arbitrariamente seleccionado de este planeta. Son personas que conocen a muchas otras personas (son los promiscuos sociales), y nosotros conocemos que las conocen, de modo que acudimos a ellos para, cuando nos hace falta, entrar en contacto con desconocidos que en un determinado momento presentimos que nos van a ser de utilidad. Buscar conectores es el método que siguieron más o menos inconscientemente los involucrados en el experimento de Stanley Milgram, y es lo que nosotros hacemos también cuando queremos comprar un piso o buscar un buen sitio donde pasar las vacaciones.

Fantástico, no me digan que no.


Mañana, a la Sanabria.

10.2.10

La Florida. Etxerat! (IX)

Amanezco temprano. Hoy vuelvo a España. Paso la mañana de gestiones y como en un restaurante italiano. Aquí se puede comer bien, pero es caro. Literal. Casi cincuenta dólares de comida por algo que en España apenas llegaría a los 15 euros. Me acerco al aeropuerto en taxi. Mi conductor es haitiano. Ha perdido a su padre y a un hermano en la catástrofe que asoló su país en enero. Me compadezco, en sentido literal, de él. No me atrevo a coger el cambio, ocho dólares, cuando me lo ofrece una vez que hemos llegado al aeropuerto. Me extiende su mano, con la palma blanquecina, para despedirse de mí. Y recuerdo aquellos versos de Vallejo: “Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios […]”.

Hago balance. Han sido unos días magníficos. Poca gente tan atenta como Mi General. Si normalmente los anglosajones son educados, en su caso se le suma una calidez muy española, que no ha perdido pese a los años yanquis y que recuperará cuando, en tres años, se aposente de nuevo en el norte. Hemos hablado mucho. Y reflexionado. Quizá sea verdad que, como querían de Pla, no haya amigos sino fragmentos de amistad. Con Mi General, gracias a dios, el fragmento es largo y provechoso. Y eso que hace veinte años pocos hubieran dado una peseta por el mantenimiento de la misma.

Nos despedimos ya en el aeropuerto. El avión sale con cierto retraso pero llegaremos en hora a Madrid. Intentaré dormir algo. Ya les contaré.

PS: José María Iparraguirre, el bardo vasco, escribió hace muchos años, antes de que existiera Euskadi, aquellos hermosos versos que decían "Endaian nago zoraturikan / Zabal zabalik begiak / Ara España... lur oberikan / Ez du Europa guziak!". Que en castellano viene a ser algo así como: "Estoy en Hendaya loco de contento / anchos, anchos los ojos; / ¡ahí está España!¡Tierra mejor / no la hay en Europa entera!".

9.2.10

La Florida. Spanglish al poder (VIII)

Salgo a echar el día por South Beach. Me acerco a la playa y me mojo los pies. Bajo siguiendo el perfil del agua. Los preparativos para la Super Bowl, que este año se celebra aquí. Al llegar a la altura de Lincoln la atravieso entera. Es una zona comercial. El pulso de la ciudad. Siempre que me aventuro a un sitio desconocido recuerdo aquella advertencia que, en forma de consejo, me hizo APR hace muchos años: “siempre que llegues a una ciudad, pregunta el nombre de las doce mujeres más bellas, pero también el de los doce hombres que podrían matarte”. Algo de pizza con cocacola en un puesto callejero. Hay que integrarse. Compras. Y más compras. Escucho a la gente. Creo que la batalla del castellano, o la batalla del inglés, si es que hay algo así, está perdida, al menos aquí. Las lenguas evolucionan, y los puristas en esto suelen tener la batalla perdida. Nuestro idioma surgió por la corrupción del latín y lo que aquí se hable dentro de cincuenta años, estará directamente relacionado con la corrupción del español y el inglés. No me gusta, tampoco en este aspecto, la pureza. No pasa nada, la lengua es una herramienta y se usa mientras es útil. La melancolía que nos persigue con respecto al idioma es peligrosa y perversa, como todas las melancolías (y ahí está el caso vasco para ejemplificarlo). Nunca hubo, aunque yo lo escribí, “un castellano puro y sin acentos”. Nunca hubo un inglés primigenio. Nunca hubo países monolingües al 100%. El tiempo pasa, llegan palabras, otras se van (que me lo digan a mí, que he adoptado desde hace años el vocablo “empero” sin ningún éxito, por más que intento dárselo a conocer a los amigos), y las personas que hablan las lenguas cambian y, cambiando, hacen cambiar los idiomas.

Cenamos, magnífico vacío de ternera, en casa de Yunix. Unos puros para celebrar que esto se va acabando y que hay que volver a España.

PD: Por cierto, la pronunciación correcta, si es que hay alguna, es miami, y no mayami.

8.2.10

La Florida. Los Cañaverales (VII)

Hoy toca excursión. Por partida doble. Por un lado, nos recorremos la playa de South Beach. Hace un día magnífico. Mi General me explica la trama urbana de esta zona, hoteles y residenciales de alto lujo hasta donde termina la ciudad. El proceso de vaciamiento de los centros urbanos, tan magníficamente retratado, por cierto, por Kaplan en uno de sus libros más inquietantes. Esa destrucción del tejido urbano de la ciudad, tan presente ahora por cierto en Sanchinarro, en Madrid, y de cuyo impacto aún no me he recuperado cuando lo descubrí la tarde de Reyes. “Algunos de estos residenciales se alquilan por más de cien mil dólares”, me dice señalándome uno de los más altos. Todos miran hacia el mar. Aquí no hay nada más, al igual que en el levante español, pero, a diferencia de en mi país, aquí todo el mundo lo asume con naturalidad: si sólo hay mar y sol ¿qué hacer sino llenar el paseo de hoteles y viviendas?. Manadas, en fin, de jubilados y estudiantes nos acompañan en nuestro paseo.

Luego nos acercamos, obviamente en coche, a lo que los españoles llamaron Los Cañaverales de La Florida y que aquí todo el mundo conoce como los Everglades. Es un entorno inhóspito a más no poder. Hacemos una ruta por una parte minúscula de los cañaverales: cocodrilos, serpientes… no me extraña que los españoles de hace doscientos años pensaran que esta península de La Florida no servía para gran cosa: bestias salvajes y sol es lo que había por aquí.

Volvemos a South Beach y echamos allí el resto de la tarde, con una escapada para cenar con Mariano y Florencia, dos argentinos de origen italiano y que, como tantos otros compatriotas suyos, se ganan ahora la vida fuera de su país. Mañana quiero patearme la ciudad.

PS: […] "la toponimia es la fusión perfecta de lengua y paisaje, la evidencia de que el objeto designado no admite otra designación, de que entre el nombre y la cosa existe un vínculo granítico, secular. Por eso el nacionalismo no tolera que sus topónimos –porque son suyos- puedan traducirse al castellano".

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 94

6.2.10

La Florida. Patriotas (VI)

Me acerco con Mi General a su puesto de trabajo. Un cubículo de manual, como los de Dilbert, santo patrón de todos nuestros gremios. Un desayuno. Son argentinos, bueno, ella en realidad es de Luarca aunque se crió en la Argentina y ahora lleva ya varios años en Miami. En la oficina hay de todo, pero predomina el elemento hispano: panameños, portorriqueños… Cuando llega la hora del almuerzo (que viene a coincidir, más o menos, con la hora a la que en España bajo a echar el café) se viene con nosotros Juan. Nació en La Habana, pero siendo aún un crío tuvo que irse del país. Bahía de Cochinos, ya saben. Vivió en Puerto Rico y luego en los Estados Unidos. Buen tipo, y con una vida bien interesante. No ha estado nunca en Europa. A ver si anima y viene a vernos. Comemos en The Knife, un asador argentino. La carne es magnífica, pero no tengo yo el cuerpo ya para disfrutar de la carne roja. Sigo mi tour.

Las banderas. Las omnipresentes banderas norteamericanas. No me parece mal, cada uno que saque lo que quiera, aunque la verdad es que no lo veo con admiración. Mucha gente en España te dice: “hay que ver estos tíos, sin complejos, ahí con su bandera”. Qué quieren que les diga. Uno no necesita banderas para ser mejor persona, para respetar al otro. Las banderas son trapos de colores. Y el patriotismo, lo sigo pensando, el último refugio de los canallas. Será mi juventud ácrata, pero cuando veo tanta bandera (la suya, la nuestra, la catalana o la vasca) no puedo evitar acordarme de aquella canción de La Polla Records: “un patriota, un idiota”.

PS: Loquillo dixit: "Sin líder a quien adorar / ni izquierda ni derecha / que me obligue a avanzar. / Desconfiado como un animal / que defiende su espacio vital"

5.2.10

La Florida. Llueve (V)

Amanece La Florida. Llueve. Al principio tímidamente, cómo vemos llover en España. Al rato es una tormenta tropical. Espectacular. Llueve como llueve en los libros de García Márquez. Estoy sentado con el portátil frente al ventanal del salón y veo el Canal de Indian Creek. La luz, tan lejana a la mía de Castilla. El aire, tan pesado...

Algunas reflexiones, sin importancia, ahora que diluvia. Son gente extremadamente cortés los norteamericanos. Lo comento con Mi General. Es la frialdad anglosajona, siempre tan respetuosa con el otro, siempre guardando las distancias. No molestar para que no te molesten. Siempre, además, la necesidad de cubrir las expectativas del otro. Me ha pasado ya en varias tiendas, un nivel de trato que ya no se encuentra en España en ningún lado. Por otra parte, el pésimo estado de conservación de las carreteras. No hay aceras. Qué mal lo pasaría yo aquí si tuviera que vivir. No hay aceras, insisto, a todos los lados en coche, no hay más que hablar. El automóvil como sustituto simbólico del caballo y de la conquista del oeste.

A la tarde deja de llover y me acerco a un centro comercial. La estética de este tipo de centros es extraña. Para ir de una tienda a otra hay que pasar por el parquin, que ocupa la parte más relevante de la construcción. Algunas compras.

Cena, charla y algo de trabajo. Cansancio acumulado. Muchas cosas en la cabeza. Quizá demasiadas.

Quizá vine aquí buscando un centro de gravedad permanente, / que no varíe lo que ahora / pienso de las cosas, de la gente…

4.2.10

La Florida. En domingo (IV)

Se me olvidó comentar ayer la gran cantidad de judíos que estoy viendo. Ayer sábado encontre a varios en diferentes zonas de la ciudad, supongo que acudiendo a la Sinagoga o volviendo de ella. Hay varios centros culturales judios en la ciudad, alguno de ellos sefardi. Lo comento con Mi General. Esta fue una ciudad con mucha presencia judia a principios del siglo XX. Sólo en Zurich, en otra vida, recuerdo haber visto tantos judíos y una presencia tan pública de lo judío. En España, ya lo dije, no queda apenas memoria de ello.
Volvemos a navegar. Esta vez más acompañados y esta vez un poco más lejos. Rodeamos Cayo Vizcaíno, con su faro recuerdo de cuando aquí no había nada. La ciudad, con las nubes que dejaran tormenta en un rato, se asemeja a Gotham, tal y como me paso aquella noche en Xian. Serán así las ciudades del futuro, imagino. Que pensaría Toynbee al respecto, vive Dios.
A la tarde vamos a la zona peatonal de Lincoln, a cenar sushi fusion en un local de moda. La cena muy bien. Conozco al fin al panameño Roderick, a cuyo padre traté en Madrid hace ya un par de años.
Llega la hora de ir a dormir. En cuanto pasan las nueve de la noche mi cuerpo se rebela. No se ha acostumbrado aún a esta hora.
Mañana quiero trabajar un poco y dar un paseo. Vamos a ver cómo se da el día.

PS: Borges, claro: "Más allá de las aventuras de la sangre, más allá del casi infinito y ciertamente incalculable azar de los tálamos, toda persona occidental es griega y judía”.

2.2.10

La Florida. La Cena (III)

Mi General tiene aqui montado el equivalente a una Sociedad Gastronomica Vasca con varios españoles o iberoamericanos que residen en La Florida. Quedan a cenar y cada uno lleva algun plato para que los demás lo prueben. Esta vez el anfitrión fue Humberto. Yo lleve el Summa Varietalis del Marques de Griñón y me puse ciego a probar vino chileno y argentino. La comida excelente, sobre todo el arroz negro dentro de tomate sobre salsa idiazabal que se marco Mi general.
La conversación amena. Cada persona tiene una historia y es fantástico entrar en ella. Es una forma de vivir otras vidas, de probarte otros nombres, como quería Sabina. Ahí esta Humberto, cubano de nación, que vivió en las ciudades más feas de España durante casi veinte años, que estudió en Salamanca y que ahora, lo que son las cosas, vuelve a tener tratos con Madrid a cuenta de la expansión de las empresas españolas, que también le ha tocado vivir a él. Su mujer, de origen libanés, procede del caribe. Un tipo serio, y que escucha. Mariano, argentino que trabajo para la Atos allá en su país y que ahora sigue en el consultoría de IT. Menudas empanadas que nos hizo. Y que se sabe todas las canciones de Kortatu y de Extremoduro el tío, asi que también le pongo al día de este tipo de música y ponemos algo de Mago de Oz y nos desgañitamos con aquello de que "no hay cárcel ni tumba para el canto libertario". Y Yunix, claro, que decir de Yunix, consultor mío en los años del Marques del Riscal. Como ha crecido el tío. Se me ha hecho medio comunista, pero, pese a todo, charlamos amigablemente del desgobierno en España y del poder de la mafia sindical, que va camino de convertir en una broma a los piqueteros de Perón.
La noche se nos va bailando música de cuando todos éramos mas jóvenes.
Youtube conectado a la tele y un teclado inalámbrico, y de vez en cuando Itunes.
El futuro ya esta aquí, cantaba Radio Futura.

La Florida. Primer dia (II)

Amanezco pronto. El cambio de usos horarios, se conoce. Mi General tiene un barco, el Nerea, atracado al sur de Miami. Vamos con el coche los tres, Mi General, mi ahijado y El Perdiu. El Perdiu siempre ha sido de tierra adentro y al mar siempre lo ha mirado con una mezcla confusa de respeto y fascinación, pero como Mi General es hombre de bien y El Perdiu esta en modo no al no pues no hay mas que hablar y nos vamos a navegar.
Mi General explica bien las cosas. Te habla como si fueras a dedicarte a esto el resto de tu vida y pone siempre atención en los detalles, para ver si lo has comprendido todo: me muestra apasionado la carta de navegación, como se deshacen los nudos e incluso, hay que empezar por el principio, la diferencia entre babor y estribor, que tan inútil resulta allí en la mi tierra senabresa.
Salimos a navegar y enseguida me veo pilotando el barco. Una sensación magnifica, en realidad no salimos de la Bahía Vizcaína y ello nos permite ver Miami en su esplendor desde el agua.
Las horas se nos van navegando y volvemos a puerto. A comer un poco. Un tipico local americano, con sus hamburguesas y sus patatas. Allí donde fueres, haz lo que vieres, piensa siempre El Perdiu en estos casos.
Cojo el coche (en sentido peninsular, claro) y me acerco a cortarme el pelo. Martin es argentino. Vino hace diez años. Apenas ha vuelto por allí. No hay futuro, me dice, con lo que era la Argentina. Pobres países en los que su gente mas emprendedora se va. Ha ampliado el negocio y tiene buenas ideas al respecto: ahora hay una mesa de billar, y los clientes pueden ver futbol europeo mientras esperan. Nos despedimos con un apretón de manos y yo con menos pelo en la cabeza.
Esta noche Mi General ha organizado una cena por todo lo alto en casa de un amigo. Sera ademas, mi reencuentro con un joven Padawan al que no veo desde mis años libertarios. Ya les ire contando, desocupados lectores.


PS: Joan Salvat-Papasseit escribió hace ya muchos años, y yo lo recordaba hoy mientras navegaba, un magnifico poema de barcos, mares y mujeres. Aquí va el inicio, disfrute del resto pinchando aquí (y si algún amable lector que domine el catalán quiere traducirlo, que lo intente, que a mi me da cierto apuro):

"Ara no es fa, pro Jo encara ho faria:
una galera armanda de nits
o un galio
amb les veles mes fines
I amb cent pirates con la meva sort.
No pregunteu quines mars fendiriem
forem aquelles on calgues valor"